sábado, 14 diciembre 2024

Lo peor del mundo mediático en 2022: del asalto a RTVE al fin de ciclo de Mediaset

El mundo mediático nos ha dejado varios regalos en 2022 y mucho carbón, especialmente a nivel informativo. La guerra ucraniana ha despertado lo mejor de la sociedad española, su solidaridad, pero las noticias relacionadas con el conflicto, por norma general, han sido sesgadas.

La Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), con la colaboración de Fundación La Caixa, celebró el pasado 10 de diciembre una jornada en la que Ángel Villarino, director adjunto de El Confidencial, admitió que en la prensa española no está «haciendo un relato imparcial de la guerra de Ucrania, estamos haciendo un relato pro-Ucrania, porque hemos tomado partido por el agredido». 

Es legítimo que la prensa española tome partido por Ucrania y contra un autócrata como Vladímir Putin, ¡faltaría más!, pero esta situación está llevando a legitimar la censura de la Unión Europea a Russian Today y olvidar el siniestro encarcelamiento del periodista español Pablo González. 

RTVE, MÁS DIFÍCIL TODAVÍA

Preocupante es la situación de RTVE, troceada entre el bipartidismo hasta que en La Moncloa se hartaron del antidemocrático bloqueo judicial conservador y, a cambio, asaltaron la Corporación pública. 

El resultado es que la pública se ha convertido, una vez más, en un felpudo de La Moncloa para felicidad de los ‘Migueles’. ¿Por interés de controlar los ‘Telediarios’ en curso electoral? Frío, frío. Ya lo dice USO: el oscuro interés de algunos es beneficiarse de los entre los 40 y 50 millones de euros de ‘libre disposición’ que hay para nutrir a las productoras afines, véase LaCoproductora del Grupo Prisa.

LAS ESCASAS ELECCIONES DEL GOBIERNO

El Gobierno en materia mediática puede impartir escasas lecciones: España ha promovido la asimetría legislativa que prolonga a Estados Unidos como primera potencia cultural mundial para alegría de Netflix o Amazon y, para compensar, ahora llama ‘productoras independientes’ a las que no lo son, filiales de gigantes, mientras otros que se dicen ‘independientes’ también son filiales de mastodontes galos.

Todo un culebrón. Al menos no es tan largo como el de la radio digital, bloqueada por el bipartidismo mientras España se consolida como una isla analógica de la FM. El único que alza la voz contra esta anacronía es un senador de Compromís. 

Este loable representante público, Carlos Mulet, es tan invisible como el cambio que en prensa escrita ha supuesto la irrupción como medidor hegemónico de GfK, que eternizará la guerra del clickbait que tanto se le achacaba a Comsocre. Los editores respiran con Google News Showcase, que ha encontrado más facilidades regulatorias en España que en otros Estados europeos.

En otros lares tampoco existen navajeos como el inaudito protagonizado este año por Okdiario y Estado de Alarma

En otros lares tampoco existen navajeos como el inaudito protagonizado este año por Okdiario y Estado de Alarma, que se verán las caras en los tribunales tras acusarse de auténticas salvajadas, u obscenas manipulaciones como la de Juan Antonio Alcalá, que sigue en nómina de COPE tras manipular un audio contra Luis Enrique.

Tampoco se contrasta demasiado en algunos medios de la prensa rosa, que en Barcelona hacen y deshacen contra Gerard Piqué. El futbolista tiene múltiples motivos para ser criticado… pero no para ser acosado día y noche por los paparazzi.

Con estas oscuridades hace caja Mediaset, que ha cerrado el rentabilísimo Paolo Vasile. El CEO italiano ha dejado una preocupante herencia en materia de contenidos y un horizonte opaco. También resulta preocupante las cada vez más acusaciones contra Movistar Plus+, que según varios profesionales habría censurado chistes en ‘Late Motiv’ y ‘Loco mundo’ por motivos ideológicos, habría bloqueado una serie sobre la Guerra Civil de Rodrigo Sorogoyen por motivos políticos, y habría limado la serie ‘Fácil’, según la autora de la novela sobre el que se basa la ficción.

También resulta preocupante el fin de ciclo de la comedia española más arriesgada tras la desaparición de ‘La vida moderna’, ‘Los felices veinte’ o ‘Payasos y fuego’; los nuevos excesos de ‘MasterChef’ por arañar audiencia a costa de ensuciar la tele pública; o los síntomas de burbuja que está irradiando el streaming tras los cambios de Netflix, el cierre de Starzplay y los recortes de HBO.


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