¿Qué es un aval?

Un aval es una garantía que ofrece un tercero para que un prestamista tenga una mayor seguridad de que, llegado el momento, se le devolverá el dinero y se le abonarán los intereses.

La figura más habitual es el aval bancario, en la que el banco responde por la deuda, pero también se puede acudir al aval de un familiar, amigo o incluso de la empresa para la que se trabaja.

Hay diversas situaciones en las que una empresa o propietario puede requerir un aval a otra persona. Las más comunes son solicitar un aval cuando se va a alquilar una vivienda, para lo que, en muchas ocasiones, se acude al aval bancario o solicitarlo cuando se va a prestar dinero, en un contrato de préstamo, aunque en este sentido, ahora hay muchas opciones para conseguir préstamos sin aval disponibles online.

El aval en sí también es un contrato y en él debe aparecer la siguiente información:

  • Datos del avalista, el avalado y beneficiario del aval.
  • Obligación que garantiza el aval.
  • Duración del aval.
  • Condiciones para que el beneficiario pueda ejecutar el aval.
  • Condiciones de cancelación.

Además, especialmente si no se trata de un familiar, habitualmente el avalista querrá ganar algo de dinero a cambio de arriesgar su patrimonio avalando. Si es el caso, en el contrato del aval también deben aparecer las comisiones o tarifas que tendrá que pagar el avalado.

¿Qué implica el aval?

El aval implica que el acreedor tiene más garantías de poder cobrar, pero no que el deudor pueda evitar pagar la deuda.

En principio, el avalista solo tendrá que responder ante la deuda si al deudor ya no le quedan bienes para hacerlo (excepto si el aval es solidario en cuyo caso el acreedor puede elegir a quién reclamar).

Además, una vez que el avalista abona la deuda, tendrá derecho a exigir el dinero al deudor, así como los intereses devengados desde el momento en que el avalista notifique al deudor que ha abonado su deuda. Si el avalista sufre daños y perjuicios o gastos, también tendrá derecho a reclamarlos.

Por tanto, el aval es una figura útil para conseguir financiamiento, pero no es una herramienta que vaya a servir a nadie para evitar devolver una deuda. Por eso, siempre que se solicite un préstamo, es importante tener un plan de pago y haber calculado y analizado si se tiene la capacidad necesaria para afrontar los pagos que dicho préstamo va a generar.