Argelia no cede a la presión: el gasoducto del Magreb seguirá cerrado

La visita a Argelia del secretario de estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, se ha saldado con una de cal y otra de arena por parte del país magrebí. Por un lado, el diplomático americano ha conseguido arrancar el compromiso del Gobierno argelino de incrementar las exportaciones de gas a la Unión Europea pero, por otro lado, no ha conseguido avanzar en la reapertura del gasoducto del Magreb. Tiempo al tiempo.

Con su reunión con el ministro de exteriores argelino, Ramtane Lamamra, y la posterior audiencia con el presidente Abdelmadjid Tebboune, Blinken dio por cerrado un periplo diplomático de suma importancia, que le ha llevado durante cinco días a Israel, Cisjordania, Marruecos y Argelia, en la búsqueda de compromisos para sellar un nuevo orden regional en una zona especialmente compleja a lo largo de la historia.

En la última escala del viaje, Blinken afrontó sus reuniones más críticas, ya que Argelia no ve con buenos ojos la postura de Estados Unidos con respecto al Sáhara Occidental y recela de los lazos cada vez más estrechos que unen a la superpotencia mundial con Marruecos. Sin embargo, esta visita ha servido para demostrar a Argelia que la potencia americana desea apoyar su crecimiento económico, fortalecer sus acuerdos de cooperación y los intercambios mercantiles. Por eso acordaron aumentar su comercio a más de 6.000 millones de dólares.

En la actualidad el comercio entre ambos países ha crecido sustancialmente, pasando de los 1.200 millones de dólares de 2020 a los 2.600 de 2021.

EL ENREVESADO ASUNTO ENERGÉTICO

La programación de la visita de Blinken a Argelia fue una sorpresa hasta para los miembros de la embajada estadounidense en el país norteafricano. No estaba prevista con anterioridad y se precipitó por los últimos acontecimientos geopolíticos. Estados Unidos quiere asegurar la estabilidad en la frontera sur de la OTAN y, para ello, necesita que tanto Marruecos como Argelia den pasos en esa dirección.

No conviene escatimar esfuerzos en una coyuntura como la actual y, tres semanas después de que Wendy Sherman visitara Argel, Blinken ha hecho lo propio para seguir incidiendo en el plan trazado por Joe Biden, que, como ya adelantó MERCA2, tiene como actores destacados a EEUU, la UE, España, Marruecos y Argelia.

El plan, que gira en torno a la energía, pretende la desconexión total de la UE de Rusia y, para conseguir este objetivo, Estados Unidos ya se ha convertido en el socio prioritario para abastecer de gas en los próximos años al viejo continente. Biden desea que Argelia también incremente sus exportaciones de gas y se aleje, en la medida de lo posible, de la influencia de Putin. La Casa Blanca incluye entre sus planes a Marruecos en calidad el socio especial para la contención de la inmigración ilegal y la lucha contra el terrorismo islámico, dando estabilidad al norte de África. De España, se espera que se convierta en el hub energético de la Unión Europea, a pesar de las reticencias de la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.

Para que toda esta estrategia tenga éxito, es fundamental poner de acuerdo a Argelia con Marruecos, y en esas están los norteamericanos. El problema es que todo lleva su tiempo, y el país presidido por Abdelmadjid Tebboune necesita el suyo para digerir el asunto del Sáhara Occidental. Por eso, Blinken no ha querido tensar la cuerda más de lo necesario. Habló sin tapujos de la necesidad europea de un mayor suministro de gas procedente de Argelia, cosa que fue aceptada por Ramtane Lamamra, que se comprometió a ello, pero pasó por encima del problema del gasoducto del Magreb.

El diplomático americano tan solo hizo ver a su homólogo argelino que Estados Unidos vería con muy buenos ojos un acercamiento entre Marruecos y Argelia y que hará lo posible por conseguir que las relaciones entre ambos países mejoren sustancialmente. Una mejora sustancial de las relaciones entre estos dos países podría conllevar implícita la reapertura del gasoducto del Magreb, y eso lo saben en Argel, si bien ahora no es el momento para alcanzar ese compromiso, y el Gobierno argelino prefiere hablar de incrementar el flujo de gas hacia Europa a través de sus conexiones con Italia.

DECLARACIONES CONTRADICTORIAS

En un comunicado hecho público por los medios argelinos, el embajador Amar Belani, enviado especial a cargo del tema del Sáhara Occidental y los países del Magreb, niega que en ningún momento Blinken solicitara a su país que «limite sus lazos con Rusia y busque mejorar sus relaciones con el vecino Marruecos».

Sin embargo, Blinken reconoció tras los encuentros que los propios países árabes han sufrido las guerras dirigidas por Rusia, en particular su intervención en Siria y Libia. «La comunidad internacional debe aumentar la presión sobre Rusia para que ponga fin a esta guerra no provocada e injustificada», dijo, en clara alusión a lo trasmitido en sus reuniones con diferentes miembros del Gobierno argelino.

En cuanto a la enemistad con Marruecos, el secretario de Estado estadounidense  considera que Argelia debería buscar «mejorar sus relaciones». Y en un acto de malabarismo diplomático se desmarcó de un alineamiento a favor de las tesis marroquíes, al señalar que Estados Unidos siempre apoya los esfuerzos de la ONU y el enviado especial Staffan Di Mistura para llegar a una solución al conflicto del Sáhara Occidental.

María Castañeda
María Castañeda
Redactora de MERCA2 de empresas y economía; especializada en energía, sostenibilidad y turismo.