La diabetes es una enfermedad crónica que afecta al metabolismo, es decir, a la manera en la que el organismo transforma los alimentos en energía. La mayoría de los alimentos que ingerimos se convierten en glucosa (azúcar) que se va liberando en el torrente sanguíneo. El páncreas es el órgano encargado de producir la insulina, una hormona que funciona como una especie de llave que permite que el azúcar que circula en la sangre pase a las células, para que estas puedan utilizarla como combustible.
LOS ANTIOXIDANTES DE LA GRANADA SON LA CLAVE
Los expertos creen que estos antioxidantes, al ser ingeridos, se unen al azúcar y evitan que tenga un efecto tan drástico en los niveles de insulina. Además, las investigaciones apuntan a que también puede minimizar la resistencia a la insulina, otra de las caras de la diabetes, que provoca que las células del cuerpo no respondan adecuadamente a esta hormona y, por lo tanto, no llegan a absorber la glucosa de la sangre. Algunas de las causas de la resistencia a la insulina son el sobrepeso, o una dieta excesivamente rica en carbohidratos y azúcar. Cuando el azúcar no es absorbido y permanece en la sangre, se produce el riesgo de las células mueran.
