El trabajo autónomo tiene muchas vertientes, y en algunos casos el profesional debe hacer frente a unos gastos directos para poder ejercer su trabajo. Por ejemplo, el fotógrafo contratado para hacer una sesión de fotos puede tener que desplazarse a otra ciudad y esto va implicar unos gastos de transporte y de alojamiento. Para que esto no suponga un problema, la mejor opción es pedir una provisión de fondos al cliente.
Así el profesional se asegura de que no va a tener que cubrir de su propio bolsillo los gastos que implique prestar un servicio o entregar un producto. La otra alternativa son los gastos reembolsables, en los que el autónomo adelanta el dinero y luego se lo cobra a su cliente, pero esto implica que el profesional debe arriesgar primero su dinero. De esta forma, si al final no cobra la factura, no solo no ganará dinero, sino que podría estar perdiéndolo.
1¿Qué es la provisión de fondos?
Técnicamente se define como el adelanto de parte del precio final del producto o servicio que el profesional recibe de su cliente para poder llevar a cabo la prestación del servicio. Se suele confundir con la figura del adelanto, pero en realidad no son lo mismo.
El anticipo es una cantidad que el profesional pide al cliente antes de empezar a prestar el servicio o entregar el bien y dicha cantidad corre a cuenta de la futura compra. Anticipo y provisión de fondos son figuras muy similares, la diferencia radica en la finalidad que se busca con el cobro de estas cantidades.