sábado, 14 diciembre 2024

Repsol investiga tecnologías de emisión negativa que retiran CO2 de la atmósfera

Repsol investiga tecnologías de emisión negativa, conocidas como NET por sus siglas en inglés, para el desarrollo de proyectos de uso y almacenamiento de dióxido de carbono (CO2), para contribuir a su objetivo de tener cero emisiones netas en 2050, según informó la compañía.

«Debemos reducir todo lo posible el CO2 emitido, pero esa mitigación tendrá un límite y encontraremos emisiones que no se puedan abatir, por lo que también deberemos recurrir a estas tecnologías naturales que nos permitan acomodar carbono en suelos, bosques u océanos», ha explicado el gerente de energía y cambio climático de Repsol, Antonio López.

De hecho, aumentar la masa forestal y evitar la deforestación son las soluciones climáticas naturales más efectivas y con los costes más viables para combatir el cambio climático. Por ello, a través de Fundación Repsol también participa en una empresa de reforestación.

La reforestación y la aforestación son soluciones a medio plazo porque los árboles necesitan unos 40 años de crecimiento para alcanzar su plenitud en la captura de carbono. Por eso es fundamental evitar la pérdida de bosques ya maduros.

La compañía tiene iniciativas en estudio para prevenir la deforestación en Malasia, Perú o Colombia y, en aquellos proyectos en los que se necesita, realiza un estudio de impacto medioambiental «donde la protección de la biodiversidad es muy relevante», ha explicado López.

Otra iniciativa para contribuir a la lucha contra el cambio climático ha sido la adquisición del 21,39% del capital de Sylvestris, a través de Repsol Impacto social, un proyecto de Fundación Repsol para desarrollar empresas que trabajen en la transición energética y la inclusión de colectivos vulnerables.

Sylvestris es una compañía española de restauración forestal y con el apoyo de Repsol, esta empresa social prevé repoblar más de 2.200 hectáreas de árboles hasta 2024, que absorberán 165.000 toneladas de CO2.

De la mano de Sylvestris, trabajan en un plan de expansión de su actividad a nivel nacional e internacional. El proyecto implica la contratación de cerca de 2.500 personas, en su mayoría de colectivos vulnerables en zonas rurales en riesgo de despoblación.

En el ámbito académico, Fundación Repsol ha puesto en marcha, una Cátedra de Transición Energética en la Universidad de Barcelona para promover el conocimiento y la divulgación de los distintos sistemas de recuperación y aprovechamiento de CO2 y acercar el concepto de transición energética a la sociedad.

En el desarrollo de las técnicas de uso y almacenamiento de CO2, la compañía canaliza sus esfuerzos junto a sus socios de Oil & Gas Climate Initiative (OGCI), organización que agrupa a 12 grandes compañías del sector, y que destina a fomentar estas tecnologías cerca de la mitad de los 1.000 millones de dólares (unos 850 millones de euros) con los que está dotado su fondo de inversión.

OGCI promueve avances tecnológicos como solución al cambio climático invirtiendo en otras empresas con alternativas innovadoras en la captura, uso y almacenamiento de CO2.

Asimismo, con el soporte científico de su centro de investigación Repsol Technology Lab, Repsol evalúa en todos sus proyectos de Upstream en desarrollo, la opción de neutralizar las posibles emisiones de CO2 capturándolo y almacenándolo geológicamente.

«En algunos proyectos no es factible porque no se encuentra la estructura geológica adecuada, pero siempre que sea viable, lo haremos», ha asegurado López.

El CO2 capturado se puede almacenar o se puede usar como materia prima en aplicaciones muy diversas, desde la producción de combustibles sintéticos a plásticos para la horticultura.

Repsol Tech Lab desarrolla también tecnología que convierte el CO2 capturado en materia prima para un amplio espectro de productos, desde la síntesis de polímeros y la obtención de combustibles sintéticos a su incorporación a materiales de construcción, entre otros.

En esta línea, Repsol ha lanzado en las proximidades de su refinería de Petronor un proyecto para desarrollar una de las mayores plantas de combustibles sintéticos del mundo, cuyas únicas materias primas serán el CO2 y el hidrógeno verde generado a partir de la electrolisis del agua con energía renovable.

OGCI también respalda a empresas de vanguardia en este campo como Solidia, que usa CO2 en la fabricación de hormigón, «una práctica muy interesante para una industria como la cementera, que es muy intensiva en carbono».

Repsol también sigue con atención el desarrollo de otras NET con un «potencial enorme pero aun poco maduras» como la fertilización de los océanos, empleando hierro o nitrógeno como nutrientes para estimular el crecimiento del plancton vegetal, que podría absorber cantidades masivas de CO2 con la fotosíntesis.

Asimismo, otra opción es la captura directa del aire (DAC), que retira CO2 de la atmósfera para almacenarlo geológicamente o darle uso. Aquí el reto es secuestrar un gas que está muy diluido en el aire, con un 0,04% de concentración media.

Otra alternativa de captura de CO2 es la Bioenergía con Captura y Almacenamiento de Carbono (BECCS, por sus siglas en inglés), con cultivos que se utilizan como biomasa y capturan CO2 en su crecimiento. Cuando esa biomasa se quema para generar energía se captura el CO2 para almacenarlo geológicamente, resultando un balance negativo en emisiones.

Incrementar la cantidad de materia orgánica en los suelos con pequeños cambios en las técnicas agrícolas ayudaría a recuperar estos suelos como grandes sumideros de carbono y contribuiría también a que otros sectores económicos como la agricultura, silvicultura y otros usos del suelo que genera el 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero de origen antropogénico, reduzcan su huella de carbono.


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