Si le echamos un vistazo a los temas que más preocupan a los autónomos hay uno que siempre está presente: la morosidad. Los tiempos de pagos de facturas en España son bastante amplios, lo que implica que muchos profesionales no siempre tienen la liquidez que les hace falta. De ahí que sea un tema que genere estrés y les robe horas de sueño, puesto que pasan semanas con la incertidumbre de si cobrarán o no por el trabajo realizado.
Lo llamativo es que es un problema que se da en todo tipo de sectores, y su importancia es tal que también es uno de los factores que está detrás del miedo a emprender e incluso de una gran parte de las bajas que se producen en el RETA cada mes. Sin embargo, por el momento no parece haber una solución viable.
Algunos consejos para no quedarse sin cobrar
Lo único que puede hacer el autónomo para evitar que sus clientes sean morosos es actuar con precaución y tomar algunas decisiones estratégicas. Para empezar, puede ser buena idea no personas o empresas que no sean de confianza y sobre cuya solvencia se dude. Al final es mejor perder un cliente que acabar trabajando gratis.
Por otro lado, cada vez son más los profesionales que piden un anticipo. Se elabora una factura por un porcentaje del precio final pactado y hasta que la misma no está abonada el autónomo no realiza su trabajo. Así, en caso de encontrarse con un cliente que tarda en pagar, por lo menos se habrá cobrado una parte del servicio.
No está de más indicar en la propia factura el período máximo de pago e indicar a los clientes que en caso de no abonarse lo debido en el plazo dado para ello serán de aplicación unos intereses previamente pactados. Con esta medida se busca que nadie se retrase en el pago y que, en caso de hacerlo, compense el autónomo por esta situación.
Si la cosa se pone muy complicada, antes de acudir a la reclamación judicial (que suele llevar bastante tiempo), se puede intentar conseguir el cobro con una empresa especializada en impagos. No es un servicio barato, pero suele ser bastante efectivo.
