Así actúa la pinza política y mediática contra Iker Jiménez

Iker Jiménez fue uno de los pocos periodistas que alzó la voz de alarma en febrero. El conductor de ‘Cuarto milenio’ avisó del vendaval vírico y ha recibido dos premios: se ha quedado sin programa -por motivos puramente presupuestarios-, y se ha convertido por un muñeco ‘pimpampum’, por intereses políticos.

El vitoriano es uno de los escasos comunicadores españoles, quizá el único junto a Iñaki Gabilondo, que invita a científicos de forma recurrente en sus espacios. Al conductor de ‘Cuarto milenio’ le quieren seguir llamando «el de los OVNIs» y le pueden seguir masacrando con prejuicios.

Pero sus programas irradian luz, no son pasto de la oscuridad medieval. ‘Cuarto milenio’, al igual que el resto de sus hijos audiovisuales, es un sugerente cóctel. La pasión del presentador y la brutal factura técnica del formato lo han convertido en el más longevo y quizás en el de mayor calidad audiovisual de Cuatro.

PALMEROS DEL GOBIERNO CONTRA LA CAVERNA

Iker Jiménez va por libre desde siempre. Y no se lo perdonan. El ruido que hicieron la sucesión de exclusivas de su programa conllevaron que las dos trincheras políticas lo quisieran captar para sus intereses.

Y es que era la víctima propicia: relevante y sin aliados políticos, que eran las dos características que a su idolatrado Félix Rodríguez de la Fuente le convirtieron en incómodo. Iker lo es ahora. Porque se ha convertido en un llanero solitario peligroso.

¿El motivo? No depende del cuenco de pienso que ofrecen a cambio de tragar y vomitar el argumentario que reparten en dos emblemáticas sedes. Y el que se queda en medio es atropellado. Eso le ha podido pasar a Jiménez, víctima del politiqueo.

POLITIQUEO CONTRA IKER JIMÉNEZ

Tenemos un Gobierno que no permite que nadie se salga de la mentirosa versión oficial repleta de dimes y diretes, de consejos fallidos de los ‘modélicos técnicos’ (la tecnocracia, esa lacra), y de ocurrencias.

¿Y en la oposición? Huelen la sangre porque se creen que España es suya y algunos de sus prebotes quieren utilizar las opiniones de Jiménez para tumbar un Gobierno. Pero ‘Milenio live’ no es una metralleta para derribar a Sánchez, sino para derribar a las mentiras oficiales y bulos opositores.

DE LA ESPERANZA AL ENFADO

En MERCA2 tuvimos la suerte de hablar con Jiménez hace apenas un mes y se mostraba orgulloso de la recepción que había tenido su trabajo: «En general tengo una sensación de agradecimiento. Los colegas me están ayudando mucho a difundir el concepto que quiero transmitir. Colegas de medios muy distintos. Eso es un milagro».

Pero, después de soportar un mes de trolas casi diarias, la paciencia del periodista vasco se veía rebasada: «Durante 20 años, no he hecho caso a la gente que insulta y eso que sé que es lo que cuenten mentiras y se manipule. Parto de la base de que soy demócrata y cada uno puede opinar lo que quiera, pero se acabó esa especie de que digan lo que quieran, eso es difamar».

GOLPES BAJOS CONTRA IKER JIMÉNEZ

Iker, consciente de que sus seguidores salían al quite para defenderle en redes, ha tenido que pedir que haya un cambio de estrategia para rebajar la tensión: «No tenéis que ser vosotros los que caigáis en el insulto o que contestéis a gente que solo lee el titular sin saber lo que ha pasado»

El conductor de ‘Milenio live’ lo tiene claro: «Estamos enfrentándonos a un virus, pero también hay mucha información. A ver si todo esto es motivo de limpieza y de ser consecuentes con lo que hacemos».

MANIPULACIÓN

Iker Jiménez también ha visto como algunas de las conversaciones con colegas se desvirtuaban hasta la arcada. Y, claro, ha tenido que cortar de conceder entrevistas: «Decís cosas que no sé de dónde se sacan. Otros colegas sí que son escrupulosos, como las entrevistas que he dado y concedido, donde han sido absolutamente escrupulosos».

Iker Jiménez

«Luego, cuando uno ve aquí la campaña de propaganda y desinformación, puede tener el pecado de pensar que esto es China y Estados Unidos, lo cual suena tan lejano, pero no, yo lo vivo en mis carnes», añadía.

«Yo no soy de nadie, no pertenezco a nadie; a ningún partido político, a ninguna bandera y os diría que a ninguna tendencia. Puedo ver cosas positivas en un lado y en otro, pero no quiero que nadie me utilice como herramienta de nada porque es tener mucho morro y es llevarme ahí… «, seguía.

Y remataba al ver que quieren utilizarlo: «¿A dónde? ¿A qué? Y darme muchos problemas. Yo soy responsable de lo que yo digo, lo malo es que se hace sabiendo que luego las personas van a discutir en la red sobre el propio titular sin ver lo que se decía de verdad. Son malos tiempos para nuestro oficio».