El coronavirus frena la fabricación de billetes y monedas

Se llama Imbisa. Y es la empresa que imprime los billetes de euro en España. Su propiedad es del Banco de España (80%) y la FNMT (20%). Como otras muchas compañías, paralizó su actividad industrial a raíz de la expansión del coronavirus. Son los bancos centrales nacionales de los países de la UE y el Banco Central Europeo (BCE) quienes calculan el número de billetes que son necesarios cada año. Pero la producción por países no se hace pública, por lo que es imposible determinar cuántos billetes se han dejado de fabricar mientras Imbisa está parada.

Como Imbisa, otras diez compañías repartidas por toda Europa se dedican a la misma labor. Para 2020, la previsión era que todas ellas imprimieran 5.724,1 millones de billetes cuyo valor sería de 205.012,2 millones de euros. No se harían ni billetes de 200 ni de 500 euros. ¿Cuáles eran los que iba a poner en marcha Imbisa? Los de 10 y 50 euros. Junto con Alemania, se repartiría la producción de 1.185,8 millones de billetes de 10 euros (su valor es de 11.858,1 millones de euros). Respecto a los billetes de 50 euros, su número de 1.751,9 millones de billetes alcanzaría un valor de 87.596,5 millones. Sin duda, y por el coronavirus, esos números se desinflarán.

MONEDAS

Por lo que respecta a las monedas, es la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT) quien las acuña y el Banco de España quien las pone en circulación. También su actividad está parada. El valor de las monedas puestas en circulación en la UE desde el arranque del euro ha sido de 4.888 millones de euros. Sin embargo, su número se va frenando. En el caso de las monedas de dos euros, su número ha permanecido inalterable entre enero y febrero. Es decir, que no se han fabricado nuevas monedas. O, las de 50 céntimos, sólo se han puesto en circulación un millón más en toda la UE.

Países como Finlandia, Bélgica y Holanda han dejado ya de emitir monedas de uno y dos céntimos. La razón que han alegado es que el coste de fabricarlas es superior al que queda impreso en una de sus caras. Así, por ejemplo, fabricar una moneda de un céntimo tiene un coste de 1,5 céntimos, por término medio. La de dos céntimos queda a la par. Se estima que las pérdidas ocasionadas por fabricar estas monedas supera los 1.400 millones de euros desde que se lanzaron. Otro motivo más para pensar en su adiós.

“Esta crisis, y el mundo y la economía que van a resultar de ella, van a acelerar el papel cada vez más irrelevante que en el futuro va a tener el dinero en efectivo”, señala Juan Carlos Gázquez-Abad. El profesor colaborador de la UOC también destaca que los ciudadanos “utilizarán mucho más la tarjeta y el móvil como medio de pago. La percepción de seguridad y comodidad va a incrementarse de forma importante”.

EL FUTURO POST CORONAVIRUS

Con la llegada del coronavirus, el uso de billetes y monedas ha ido menguando. A pesar de que la Organización Mundial de la Salud desmintió que fueran foco de transmisión del covid-19, entre las medidas de confinamiento, y el miedo al contagio, su uso se ha desinflado. Y eso que, entre las actividades permitidas a los ciudadanos está el poder ir a los cajeros automáticos a retirar efectivo.

Según el banco móvil N26, dicha retirada cayó un 68% durante el mes de marzo. ¿Y qué pasará después del confinamiento? Según el experto de la UOC, el porcentaje de compras en línea seguirá incrementándose. Por tanto, se seguirá pagando más con tarjeta.

Otro aspecto que indica un menor uso de billetes y monedas tras el coronavirus tiene que ver con las nuevas generaciones. En 2018, y según BBVA Data & Analytics, el 80% de las transacciones de personas menores de 35 años tuvieron como protagonista a las tarjetas. Y entre 2015 y 2018, los ciudadanos aumentaron las transacciones con el dinero de plástico un 170%.

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Hasta cuándo habrá billetes y monedas no se sabe. Es difícil predecirlo porque hay escollos. “Una de las dificultades es la brecha digital. Sin olvidar las personas en riesgo de exclusión financiera. Son aquellas que no pueden tener acceso a tarjetas o a relaciones con entidades bancarias, o no quieren tenerla”, matiza August Corrons, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC.