Gran Hermano: las broncas más brutales del programa (dentro y fuera)

Gran Hermano no se caracteriza precisamente por la modosidad de sus participantes. Sí, es cierto que estar encerrado en una casa con personas que no conoces de nada o que ya de antemano te caían mal no debe ser fácil. No obstante, en este programa se tiende a perder los papeles un poco más de la cuenta.

Hay algunas broncas que de no estar vigiladas por cámaras no hubiesen terminado nada bien. El problema es que, si sabiendo que los están monitorizando y que tienes a millones de personas viéndolos, incluso en directo, son capaces de tener esas salidas de tono; cuando no los observan miedo da cómo se pueden llegar a comportarse.

En algunos de los casos que se ven a continuación la educación, el saber estar y la capacidad de raciocinio brillan por su ausencia. No se sabe bien si la culpa de que la televisión muestre este tipo de comportamientos es porque la organización de Gran Hermano no ha escogido bien o eso es exactamente lo que buscan.

Por otro lado, que los telespectadores sigan aumentando las audiencias de estos programas, en los que en las últimas ediciones la mayoría de los participantes son “vive la vida” sin aspiraciones ningunas, es un claro ejemplo de que cada vez se le da menos valor al trabajo y al esfuerzo. Al contrario de lo que cabe esperar de un país desarrollado como es España, con esas audiencias se demuestra que se premia el analfabetismo y el morbo.

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Violencia de Chari y Rubén dentro de la casa

Violencia de Chari y Rubén dentro de la casa

Otra gran demostración de buen comportamiento y saber estar fue la que representaron dentro de la casa de Gran Hermano Chari y Rubén.

La chica mantenía una relación con Rubén, quien tonteaba un poco con la famosa stripper Chiqui. Esta le dio una cucharada de leche condensada al muchacho desatando la ira de Chari.

Lo más bonito que salió de la boca de la concursante fue: “Eres un hijo de puta y tu madre es otra hija de puta”. Acto seguido la celosa novia comenzó a pegarle a Rubén con una toalla en la cara y continuó con lindezas como: “Hijo de puta, mierda, falso, maricón, pedazo de gilipollas y demás improperios”.

Desde luego la RAE estaría contenta al ver la cantidad de sinónimos que Chari era capaz de evocar en tan poco tiempo y casi sin pensárselo.