miércoles, 11 diciembre 2024

Fini Golosinas pone el foco en potenciar su presencia en Oriente Próximo

Fue hace cuatro décadas cuando, en Murcia, abría sus puertas una fábrica de golosinas. Sus impulsores fueron Manuel Sánchez Cano y su esposa, Josefa Bernal Campillo. Experiencia no les faltaba en el mundo de los negocios, ya que durante muchos años habían trabajo con otros productos como detergentes, colonias o licores. Pero decidieron dar el salto a un mercado nuevo, el de las golosinas. Así nacía Fini Golosinas que hoy está presente en la mayoría de los retailers y grandes cadenas de distribución, además de contar con su parte del ‘pastel’ en el canal impulso.

Cuarenta años después, esa primera nave de 1.000 metros cuadrados se ha transformado en unas instalaciones que ocupan 125.000 metros cuadrados. Una factoría que tiene su ‘hermana’ en Brasil, desde al año 2001. En total, los productos Fini están presentes en más de un centenar de países, y su cuota de exportación se sitúa en el 80%.

“Establecimos nuestra primera sede fuera de España en Portugal, en 1995. Sin embargo, el primer gran salto para Fini fue en 2001, cuando cruzamos el charco y abrimos la filial en Brasil. En ese momento, ninguna empresa de golosinas había apostado por el mercado brasileño por lo que, en cierta manera, pasamos a formar parte de la cultura popular del país”, afirma Antonio Andrés Sánchez Bernal, presidente de Fini Golosinas.

¿Su gran éxito? Desembarcar con productos desconocidos en aquel país. Por ejemplo, el caramelo de gelatina. Tanto ha calado entre los consumidores, que éstos no piden un caramelo de gelatina, sino que piden un ‘fini’. Lo mismo sucede con el regaliz. “Las primeras golosinas de este tipo que llegaron a sus consumidores tenían nuestra marca”, dice orgullo el presidente de Fini Golosinas.

La empresa cuenta con presencia internacional en más de cien países y una fábrica en Brasil

En la actualidad, Fini cuenta con filiales propias en Estados Unidos, Brasil, Chile, Colombia, Francia, Italia y Reino Unido. Aunque su presencia internacional no se limita a los lugares donde tienen sede. “Exportamos nuestras golosinas a cien países, y cuando llegamos a uno nuevo, desembarcamos de la mano de distribuidores regionales que conocen muy bien el mercado. De hecho, seguimos siendo la empresa líder en Brasil y una de las marcas más reconocidas del país”, añade Antonio Andrés Sánchez Bernal.

¿Y cuál es el mercado al que les gustaría llegar? “En los últimos años hemos aumentado nuestra presencia en Oriente Próximo, convirtiéndonos en una marca mucho más familiar para los consumidores de esa región. Nuestras golosinas Halal y Kosher nos han abierto las puertas de países como Jordania, Líbano o Kuwait, y esperamos seguir extiendo nuestra presencia por la zona”, subraya el presidente.

FINI Y LA CONQUISTA DE EEUU

Fini ha pasado de ser un negocio familiar a una multinacional con presencia en un centenar de países en tan sólo dos generaciones. Su facturación durante 2018 fue de 222 millones de euros, un 7% más que en 2017. “En estos momentos no podemos adelantar una cifra consolidada sobre ventas internacionales, pero sin duda tendrán un peso importante, ya que el 80% de nuestra producción ya se destina al mercado exterior”, indica su presidente.

Todo comenzó en los años 80 del pasado siglo XX, exportando a los mercados más cercanos como Reino Unido o Italia. Después vendría Francia. ¿Cómo? ¿Con ayudas? El salto de fronteras afuera lo hicieron por sus propios medios. “Desde la confianza en la calidad de nuestro producto y la solvencia financiera que nos daba nuestra trayectoria, tanto en España como fuera de nuestras fronteras”, añade Sánchez Bernal.

Porque, para Fini, la internacionalización ha sido considerada como algo natural, ya que el gusto por las golosinas es global. Eso sí, siempre teniendo en cuenta que cada región, y por tanto, cada cliente, es diferente, con sus propias peculiaridades y señas de identidad. Y es que la cultura, las costumbres, juegan un papel determinante en su consumo.

Fini Golosinas 1 Merca2.es

“No hay dos negociaciones iguales, pero una de las constantes que se mantiene y que hemos aprendido es que, para ser competitivo, hay que saber adaptarse. En Fini llevamos años desarrollando golosinas Halal, Kosher, vegan friendly, con diferentes niveles de acidez según países”, apunta Antonio Andrés Sánchez Bernal. Y añade: “Incluso contamos con golosinas con efecto picante. Tener esa capacidad de adaptación y uno de los catálogos más amplios de mercado ayuda mucho a la hora de trabajar con los clientes”.

¿Y cuál fue el país más difícil de conquistar? Cada mercado tiene su particular nivel de competencia. Pero, lo que les está costando más, es consolidarse en Estados Unidos, donde inauguraron filial en 2015. “Se trata de un país que es la auténtica cuna de las golosinas, donde han nacido algunas de las mayores compañías de dulces y snacks del mundo. Nuestra ambición es seguir conquistando al público estadounidense que, aunque cuenta con una amplia oferta para elegir, también es muy receptivo a las golosinas nuevas y rompedoras. Y ahí sabemos que podemos sorprenderles”, asegura categórico su presidente.

LA INNOVACIÓN COMO MOTOR

Desde los años 70 hasta la actualidad, los procesos en Fini han cambiado mucho, a la par que lo ha hecho la propia tecnología. En aquella primera planta, la fabricación de algunas golosinas seguía procesos casi artesanales, mientras que en la actualidad cuenta con líneas de producción muy automatizadas. Asimismo, y junto a la tecnología, el perfil de los profesionales también ha evolucionado. Por eso, cuentan con un equipo multidisciplinar, en los que es fácil encontrar en sus departamentos de Calidad o de I+D+i a especialistas en ingeniería alimentaria o química orgánica. “Lo que se ha mantenido intacto, a lo largo de estos años, es la pasión por innovar y crear nuevas golosinas, usando los medios a nuestro alcance en cada momento”, sostiene Sánchez Bernal.

Un crecimiento que ha ido acompañado por una mayor estructura y por un mayor número de procesos sobre los que decidir en el día a día. “Mantener la eficiencia a medida que cambiamos, evitando las situaciones que nos ralentizan y nos restan dinamismo, es un reto constante”, recalca su presidente. Sin olvidar las ‘exigencias’ de los consumidores, que cada vez más piden productos más naturales, libres de alérgenos, sin grasas saturadas, y atractivos. También tienen muy claro en Fini que no van a hacer una segunda marca.

“Hacer cosas diferentes y atrevidas en un sector como el de la confitería, donde existe una gran tendencia a replicar productos de la competencia, requiere tener muy claras las prioridades”, remarca su presidente. Entre sus innovaciones a lo largo de estos cuarenta años se puede indicar el lanzamiento de la primera gama de regaliz sin gluten del mundo lo que, reconocen, “les supuso un gran esfuerzo de I+D+i”. También están apostando ‘a caballo ganador’ por el uso de ingredientes naturales, lo que les permite ofrecer productos veganos como su ‘fruta gourmet’ o sus regalices ‘premium red liquorice’ y ‘premium black liquorice’.

“Son muchos los productos que nos han hecho sentir orgullosos en estos años, porque ves a personas por la calle o en las redes sociales disfrutando con ellos, y en ese momento, sientes que has hecho algo especial. Tener un trabajo que hace disfrutar a la gente es un privilegio”, afirma Antonio Andrés Sánchez Bernal.

De cara al futuro, el presidente de Fini tiene claro que van a seguir “haciendo pequeñas cosas para que todo el mundo pueda disfrutar a lo grande”. También van a continuar apostando por formatos más cómodos y con autocierre hermético, con los que puedan racionar mejor el consumo y disfruten de un momento dulce en cualquier ocasión. “Por suerte, las golosinas hace tiempo que dejaron de ser sólo ‘cosas de niños’, así que vamos a seguir trabajando para que jóvenes y adultos se diviertan”, concluye. Como dice su eslogan: “It’s fun. It’s Fini”.


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