El extraño caso del Ceo de Almirall: le eliminan la retribución variable pese a cumplir objetivos

En la maraña de documentos remitidos por Almirall a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) hay una partida que resulta especialmente anómala, y es que la retribución de los consejeros de la compañía se redujo hasta un 60%, al pasar de los 6,47 millones de 2017 a los 2,65 millones en 2018. Todo ello, mientras que los sueldos de los directivos crecieron un 12% y las cifras de la compañía avanzaron aparentemente bien.

El principal foco del recorte proviene de la remuneración percibida por el consejero delegado de la compañía, Peter Guenter, que ‘solamente’ ha cobrado 820.000 euros en 2018 y pone de relieve la extraña situación (al menos salarial) que vive el máximo dirigente de la compañía. Pese a que el año pasado lo trabajo entero percibió hasta un 65% menos que en 2017 en el que solo estuvo en el puesto tres meses. Una situación anómala que la propia empresa prefiere no aclarar.

Hace un año, día arriba día abajo, Guenter sorprendía a los accionistas e inversores de Almirall al recibir 2,35 millones de euros por apenas tres meses de trabajo. De hecho, el belga llegó a la compañía en septiembre de 2017 en pleno proceso de reestructuración de la cúpula directiva, tras la renuncia del anterior consejero delegado, Eduardo Sanchiz. En aquel momento, la farmacéutica indicó que el alto salario se debía a un «incentivo para su fichaje» de 2,14 millones de euros.

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Todo cambia para Guenter en el pasado 2018, ya que solamente cobró su salario fijo anual (de 790.000 euros) más la cantidad que le pertenece por ser miembro de Consejo (30.000 euros), mientras que por retribución variable no ha recibido ninguna compensación, algo que no había ocurrido hasta ahora. De hecho, en 2017 Sanchiz se marchó de la compañía embolsándose casi 3 millones de euros que se desglosan en el salario fijo anual, una indemnización por el despido y la parte de retribución variable que le pertenecía (que ascendió a 1,22 millones de euros), aunque las cifras fueron bastante peores.

La compañía explica en el documento entregado a la CNMV que el consejero delegado tiene una estructura de remuneración «basada en la política general de la empresa», esto es que tiene tanto retribución salarial anual (que se paga en 12 mensualidades) como un pago anual variable «equivalente al 90% del sueldo fijo anual determinada a una serie de condiciones» que podrían elevar dicho porcentaje o reducirlo, por lo que quizás ha sido el hecho de no cumplir con ellas lo que ha provocado la eliminación de dicha parte.

La parte variable del salario de Guenter, al igual que en el caso de Sanchiz, está supeditada (como en el resto de empresas cotizadas) a una serie de metas financieras y operativas: «Los objetivos estaban en un aumento del ebitda, el lanzamiento de nuevos productos, la estrategia y plan financiero de cara a los próximos cinco años, incremento en el número de ventas, invertir en I+D y promover un equipo de trabajo cohesionado y motivado». Unas condiciones que a tenor de los resultados (se incrementaron ventas y el ebitda creció hasta casi un 50%), ayudados además por la adquisición de Allergan, se han cumplido sobradamente.

el incentivo a la contratación cobrada en 2017 correspondería al pago de una cláusula de salida de Guenter de Sanofi

La otra alternativa plausible a la extraña evolución en el salario del consejero delegado de Almirall, según relatan algunas fuentes de mercado, radica en que el incentivo a la contratación cobrada en 2017 correspondería al pago de una cláusula de salida de Guenter de Sanofi, donde era vicepresidente ejecutivo de la unidad global de la división de Diabetes y Cardiovascular, a cambio de que renunciar a la parte variable del salario al menos en 2018. Una situación que recuerda a la vivida por Banco Santander durante el intento de contratación de Andrea Orcell como nuevo Ceo de la entidad, y al que su actual empresa, USB, le pedía un bonus enorme por su salida que finalmente dinamitó la operación.

ALMIRALL REMONTA EL VUELO

La farmacéutica volvió al terreno de los beneficios en 2018, tras perder cerca de 73 millones en 2017. Además, según los analistas de Bloomberg tendrá «un crecimiento de los ingresos de dos dígitos junto con una mejores de los márgenes en 2019». Una mejora que se apoya en los productos adquiridos de Allergan (como AstraZeneca o Seysara). De hecho, la adquisición de la firma ha ayudado a aumentar en cerca de 35 millones de euros el beneficio de explotación en su franquicia de dermatología en EEUU.

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Aunque no todo son buenas noticias, ya que la deuda se ha convertido en punto a tener en cuenta de cara a los próximos años. Almirrall cerró el 2018 con una deuda financiera de 548,7 millones de euros frente a los 250 millones que mantenía un año antes, aunque si se mide como deuda neta (una vez se descuenta la liquidez de la firma) el empeoramiento es más evidente al pasar de 41 millones a 533 millones, alcanzando las 2,54 veces respecto ebitda.

Aun así, desde la compañía se precisa que se seguirán buscando oportunidades en el exterior para seguir creciendo: «El equipo directivo continúa firmemente decidido en buscar oportunidades externas adicionales que generen valor sostenido para los accionistas».

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2