Brexit: ¿Cuánto de flexible será la UE en el manejo de la frontera irlandesa?

Dara Doyle y Jasmina Kuzmanovic para Bloomberg

Zoran Jerkovin, un ingeniero croata con una línea lateral de cultivo de frutas, podría parecer una adición poco probable al debate sobre el Brexit. El hombre de 50 años vive en Metkovic, un pueblo de 16.000 personas que se convirtió en parte de la Unión Europea cuando Croacia se unió al bloque en el 2013.

Y aunque su vecina Bosnia-Herzegovina permanece fuera del grupo, la UE acordó un sistema que le permite a los lugareños viajar sin obstáculos a través de la frontera. Jerkovic va y viene para cuidar su cosecha de mandarinas.

La primera ministra británica, Theresa May, sostiene que a pesar de la retórica de línea dura de la UE, los ejemplos como éste prueban que en el pasado el bloque ha sabido lidiar con los asuntos fronterizos complicados y que no hay ninguna razón para que en Irlanda ocurra algo distinto. El mantener abierta la frontera de 500 kilómetros que Irlanda del Norte comparte con la República del mismo nombre, es uno de temas más cruciales del Brexit.

«Éste régimen fronterizo es completamente aplicable a la situación en Irlanda”

“Para mí, éste régimen fronterizo es completamente aplicable a la situación en Irlanda”, aseveró Vesna Pusic, ex viceprimer ministro de Croacia. “Es casi imposible reorganizar la vida de las personas que tienen trabajos, familias o campos en el otro lado de la frontera”.

Las similitudes no terminan acá. Tanto Los Balcanes como Irlanda del Norte han sido escenarios de conflictos sectarios sangrientos. El primero con la disolución de Yugoslavia en la década de los 90 y el segundo con los problemas entre los nacionalistas predominantemente católicos y los sindicalistas protestante a partir de principios de los años 70.

El Reino Unido e Irlanda se unieron a la Unión Europea en 1973, un momento en el que se intensificaban los bombardeos. Los controles fronterizos desaparecieron casi por completo en 1990 cuando ambas economías comenzaron a formar parte del mercado único y a partir de la entrada en vigencia del Acuerdo del Viernes Santo, que llevó a una paz a veces inquietante.

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La UE, que todavía proporciona ayuda a Irlanda del Norte para mantener la paz, dice que sus fronteras deben ser respetadas después del Brexit y presiona al Reino Unido para que ofrezca soluciones que permitan mantenerla abierta.

Guy Verhofstadt, el encargado del Brexit en el Parlamento Europeo, visitó la semana pasada una granja en la frontera irlandesa y destacó que no podía ver dónde terminaba una jurisdicción y comenzaba la otra. “Ciertamente, las vacas en especial no podían verlo”, mencionó.

En los documentos que el Reino Unido publicó el mes pasado hay una referencia al corredor Neum, una franja de tierra de 9 kilómetros en Bosnia y Herzegovina, que se extiende hasta el mar Adriático, separando el territorio croata. La UE accedió a flexibilizar algunas de sus reglas para permitir el tráfico libre a través de esa área.

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A los hoteles en el pueblo turístico de Dubrovnik los suministran, en su mayoría, los camiones que transitan por ese corredor vial. Al menos 90% de la mercancía que transportan proviene de la UE y, con el régimen flexible, los impuestos corresponden a menos de 10.000 euros.

Los locales que viven a cinco kilómetros de la frontera pueden obtener un permiso con vigencia de cinco años, que les permite cruzarla de ida de vuelta sin problemas. Ellos usan rutas especiales o carriles designados específicamente para ellos.

Otro ejemplo puede hallarse en el mar Báltico. Polonia -miembro de la UE desde 2004- y Rusia le permiten a los residentes del enclave de Kaliningrad y de las ciudades polacas de Olsztyn, Elblag y Gdánsk obtener tarjetas especiales que les permiten repetir sus viajes entre los dos países.

“El punto de todo es que, la UE puede ser bastante flexible”

“El punto de todo es que, la UE puede ser bastante flexible”, explicó Katy Hayward, socióloga política de la Universidad Queen, en Belfast. El bloque “siempre cuenta con la ventaja de su tamaño y escala para que los jugadores externos sólo se beneficien si están dispuestos a aceptar sus estándares y requerimientos”.

Con eso dicho, un fácil acceso no es igual a un acceso abierto. Croacia tuvo que construir nuevos puestos fronterizos, todavía debe realizar algunos controles y construye un puente -con fondos de la UE- a través del Adriático, para evitar que el tráfico ingrese a Bosnia en absoluto.

Aún así, Jerkovic está agradecido por la flexibilidad del bloque. Antes del colapso de la antigua Yugoslavia, en Metkovic no se veían puestos fronterizos desde los tiempos del imperio Otomano. “Las personas de ambos lados de la frontera se han relacionado durante siglos”, aseguró Jerkovic. “Los matrimonios son mezclados, tenemos terrenos, familias y tumbas en los dos lugares”.