¿Por qué los alemanes se exasperan con el Banco Central Europeo?

Para entender por qué los alemanes están tan exasperados con la labor del Banco Central Europeo (BCE), vale la pena ver de cerca a un pequeño think tank, ubicado en un rincón de Munich.

El Instituto de Investigación Económica de la Universidad de Munich (IFO, por sus siglas en alemán) ganó fama al situarse como la espina intelectual más aguda durante la crisis financiera de la región, ya que su entonces presidente Hans-Werner Sinn declaró que cientos de miles de millones de euros de los contribuyentes eran usados para apuntalar un tembloroso bloque monetario. Sinn renunció hace 16 meses, pero el trabajo del IFO aún dibuja su opinión al público bajo el mandato de Clemens Fuest.

“Explicar una cuestión tan compleja, con sus derivaciones económicas, a la gente es un gran logro”, dijo Fuest en una entrevista en las oficinas del organismo. “Las discusiones críticas deben fomentarse”.

El índice mensual de clima de negocios del IFO es un punto de referencia obligado para los mercados financieros

Fundada en 1949 con la ayuda de Ludwig Erhard, que se convertiría en el segundo canciller de Alemania en los años 60, el IFO se convirtió con rapidez en una de las principales organizaciones de investigación del país con un papel de asesoramiento al Ministerio de Economía en materia de proyecciones. Su índice mensual de clima de negocios en la mayor economía europea ha sido un punto de referencia para los mercados financieros durante mucho tiempo.

Pero el IFO se hizo más público al politizarse en el año 2011, cuando Sinn denunció lo que consideraba como una financiación a puerta cerrada hacia las economías más estresadas de la zona euro. Su trabajo mostró cómo la liquidez de emergencia del BCE crea desequilibrios en su sistema de liquidación financiera Target2 a un costo potencial para los países centrales. Esto fue recogido por medios de comunicación en Alemania y resonó en un público que empezaba a sospechar que pagaban por el despilfarro de otros países.

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Si bien el BCE contestó que el Target2 es poco más que un sistema de contabilidad, advirtieron que el riesgo estriba en que la zona euro se divida y las naciones periféricas no cumplan sus responsabilidades. Sin embargo, Sinn continuó usando su perfil para atacar muchas de las políticas del BCE, diciendo que sobrepasaba su mandato y asumió poderes casi dictatoriales.

Esa retórica se escucha a menudo entre los alemanes y en los medios de comunicación locales, y ha sido un factor de debate público mientra la nación se dirige a elecciones en septiembre. Los saldos de Target2 han aumentado nuevamente como consecuencia del programa de flexibilización cuantitativa del BCE, y el partido Alternative fuer Deutschland ha exigido al país que salga del bloque.

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“Sinn ha sido una voz respetable para muchas de las preocupaciones que los alemanes tienen sobre la Unión Europea, pero ha ido más allá de lo prudente académicamente”, dijo Holger Schmieding, que solía trabajar en el Instituto Kiel y ahora es economista jefe del banco Berenberg. “Las preocupaciones alemanas respecto al euro no han sido corroboradas en los hechos y existe el riesgo de que al exagerar, eso influya en su reputación”.

Nuevos rostros

Fuest, un ex discípulo de Sinn, llegó al IFO después de encabezar el ZEW Center for Economic Research en Mannheim. También fue escogido presidente del Instituto Internacional de Finanzas Públicas, un grupo de economistas de alto rango.

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“Por supuesto que no estoy obligado a continuar el ideario de Hans-Werner Sinn”, dijo Fuest, de 49 años. “En muchos temas estamos de acuerdo, aunque tal vez no en todos. Lo que es cierto es que uno debe decir lo que piensa”.

Fuest ha participado en los debates que rodean la política económica de Alemania, incluyendo temas como la educación superior, que a su juicio no debería ser gratuita, o el impuesto sobre la riqueza que se discute en el país y él cree que conduciría a una fuga de capitales.

Fuest cree que el crecimiento en el precio del euro es un problema para los exportadores

Está dispuesto a sopesar temas como el crecimiento del euro, que rompió la barrera de 1,20 dólares este martes, por primera vez desde enero de 2015. Fuest dijo que esto podría ser un inconveniente para los exportadores, especialmente si se mantiene por encima de ese nivel. También cree que el instituto no debe alejarse de temas controvertidos que rodeen al bloque monetario.

“Si pretendemos que los problemas no existen, entonces no estamos construyendo confianza, sino que dejamos el terreno a aquellos que realmente son opositores radicales, como el partido Alternative fuer Deutschland”, sostuvo.

Un testigo especializado

La experiencia de Fuest fue requerida en un caso judicial que cuestionó la legalidad del programa de compra de bonos del BCE en el año 2012. Dijo que “fue una lástima” cuando la demanda fracasó.

Sin embargo, se ha restringido de opinar respecto al actual programa de estímulos del BCE. Este mes adelantó que a principio de 2018 sería un tiempo razonable para reducir el plan de estímulos, y que no hay necesidad de aumentar las tasas inmediatamente.

Desde el IFO creen que hacen lo correcto al continuar con las investigaciones económicas y presentar los resultados, pese a que no sean del gusto de la clase política

La fortaleza de su nueva plataforma se debe en gran parte a Sinn, que reformó el IFO después de que asumiera el control en 1999. En ese momento, la organización había perdido parte de su financiación y fue fustigado por el organismo encargado de evaluar a los institutos de investigación por su “insatisfactorio” contribución al debate económico.

“Se puede hablar de Sinn como se quiera. La crítica también ha afectado al instituto desde su llegada”, expresó Joachim Ragnitz, codirector de la sucursal de IFO en Dresden, fundada en 1993 para estudiar temas económicos de la antigua Alemania Oriental. “Claro, al final ayudó a cambiar las cosas”.

Ahora es el turno de Fuest para apalancar esa influencia. “IFO no es una institución política. No es nuestro trabajo defender o atacar al euro”, manifestó. “Tenemos distintos puntos de vista, pero la tarea es informar al público lo que ocurre y los resultados de nuestras investigaciones económicas”.