A última hora de la tarde, casi con nocturnidad, Orange lanzaba una información a los medios en la que presumía de fibra y subrayaba, en plena vorágine mediática por el acuerdo estratégico firmado entre Movistar y Vodafone, que ellos no son menos que su rival y que también tienen acceso a toda la fibra de Telefónica.
Fue un mensaje casi como los tuits de Donald Trump: Imprevisto, disruptivo y con vocación de llamar la atención sobre la grandeza propia. El hecho de que tanto Trump como Orange se caractericen por el uso del color naranja, es un extra.
Pero era un mensaje complicado para Telefónica, porque ¿Cómo destacar el acuerdo con Vodafone si Orange ya tenía fibra? ¿Cómo decir que aún no hay negociaciones con los franceses si supuestamente está ya todo el pescado vendido?
En merca2.es hemos hablado con todos los actores de esta polémica. Y hemos llegado a algunas conclusiones.
Acuerdo comercial
Aunque inicialmente Movistar insistía en que la fibra que ofrece a Orange en zonas competitivas forma parte de sus obligaciones mayoristas con el llamado Neba, el acceso indirecto a fibra, lo cierto es que no es así exactamente. La Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC) dejó claro que desde otoño de 2016 no existe ninguna obligación de compartir la fibra de Telefónica con los rivales. Si Movistar lo ha venido haciendo ha sido en el marco de un acuerdo comercial.
¿Pero si hay acuerdo comercial qué lo diferencia del que se ha alcanzado con Vodafone? ¿No es aquel también un acuerdo comercial?
Telefónica asegura que le diferencia es que el acuerdo con Vodafone es estratégico y a largo plazo, mientras que el de Orange es transitorio y sujeto a la situación transitoria del mercado hasta que entre en vigor el Neba local. No es que Telefónica vaya a cortar el servicio mayorista a Orange una vez que entre en vigor esta oferta, pero desde la compañía dejan claro que la diferencia está entre ser socios preferentes e incómodos invitados.
Transitorio
Desde Movistar ponen mucho énfasis en la palabra ‘transitorio’ y en el hecho de que era una transacción destinada a facilitar el cambio a Orange y sus clientes a la nueva situación regulatoria.
De hecho, la empresa que preside Luis Miguel Gilperez no se ha tomado muy bien que Orange presuma de un acuerdo que se había hecho de forma bastante anónima y que consideraba más un apaño que una alianza. Pero dicho acuerdo existe y da acceso a Orange a la fibra. Y además le da acceso sin grandes compromisos de inversión, como en el caso de Vodafone.
Fuentes internas de Orange consideran que, dado que el acuerdo existe, hay poco que debatir, pero de hecho sí hay debate sobre si era lo más oportuno airear un acuerdo que por su propia naturaleza es delicado y podría hundirse como un castillo de naipes, o si hubiera sido mejor ahorrarse la presión mediática, tenerlo mientras hiciera falta y firmar ‘un Vodafone’ si llegase a ser necesario en el futuro.