España cuenta ya con más de 17 millones de contadores inteligentes. Según ha informado Competencia, para el primer semestre de 2016, ya se habrían sustituido un 62% de los modelos analógicos, en un paso decidido para lograr la eficiencia energética. La tendencia es imparable en este sentido y en solo cinco años ha pasado a modernizar buena parte del parque de lectores -en 2011 los sistemas integrados tan solo acaparaban un 30% del total-.
Una realidad que es es lógica, si se tiene en cuenta que la normativa europea obliga a todas las compañías eléctricas a cambiar estos aparatos antes del año 2018 en nuestro país.
«El hecho de que se haya tomado medidas desde la administración, viene a dar cuenta de una antigua reivindicación que se venía haciendo desde nuestra asociación. El parque de contadores analógicos en España era muy antiguo y podía estar haciendo una lectura de consumo eléctrico errónea«, explica en este sentido Rubén Sánchez, portavoz de Facua.
Este fallo, producido por la obsolescencia de los aparatos podía traducirse en un cambio significativo y poco real en la factura de la luz -tanto al alza como a la baja-. «Hay que tener en cuenta que en España no se realiza un control sobre el estado y funcionamiento de los mismos«, aclara en esta cuestión el propio Sánchez.
Desde Facua consideran, a pesar de que ya han llegado al 62% de los hogares españoles, que el nivel de introducción -por parte de las eléctricas- de estos modelos más modernos «se está realizando a un ritmo bastante lento», aunque admiten que la inserción ya es bastante notable.
En cualquier caso, el advenimiento de una nueva época en la lectura del consumo eléctrico, no es sinónimo de que no se hayan cometido ciertas irregularidades por parte de las compañías eléctricas.
Así es el engaño de las eléctricas a los consumidores, certificado por Competencia
«A partir de la instalación se vienen cometiendo una serie de infracciones. Por ejemplo, las compañías cambiaban los aparatos sin notificación previa a los consumidores, privándoles de uno de sus derechos«, admite el portavoz de la asociación en este sentido.
Pero desde las asociaciones advierten que «se vienen repitiendo una serie de irregularidades a la hora de cobrar el alquiler». Y es que, antiguamente, al ser un aparato analógico tenía que acercarse un experto hasta los mismos para realizar las lecturas, algo que en la actualidad no debería ocurrir con los nuevos medidores -conectados a un sistema online-. Al ampliarse las prestaciones de los modelos más modernos, que disponen de un sistema de telegestión, la renta a cobrar por el mantenimiento y uso de los mismos es más cara, pero en muchos casos la instalación no ha supuesto integrarse en estos nuevos servicios ampliados.
«Los nuevos aparatos se han ido instalando sin conectarse directamente al sistema de telegestión. Por lo tanto, los consumidores no deben pagar la nueva tarifa hasta poder disfrutar de estos servicios. Sin embargo, hemos recibido casos de compañías que han estado cobrando el precio de alquiler nuevo -y más caro- a todos los usuarios», puntualizan en este sentido desde Facua.
El último punto que recalca la asociación es que existe un importante número de consumidores que han advertido facturar un precio más alto desde que hacen uso en sus hogares de estas máquinas inteligentes.
Desde la asociación de apoyo a los consumidores se barajan tres hipótesis en este sentido: «Puede que el anterior contador estuviera estropeado y la medición era más baja, puede que la percepción de los consumidores sea errónea, o también se podría dar el caso de que el contador nuevo sea el que realiza una lectura equivocada«.
Más problemas: la ciberseguridad
A estas polémicas, los contadores inteligentes tienen que sumar otro problema; y es que, no son pocos los expertos que ya han advertido sobre las vulnerabilidades con las que cuentan y lo susceptibles que son a la hora de sufrir un posible hackeo por parte de algún ciberdelincuente.
De hecho, el Instituto Nacional de Ciberseguridad en España, INCIBE, publicó un informe que corroboraría esta teoría. En el mismo se informa que con un buen manejo en las malas artes informáticas se puede alterar el mismo para cortar el suministro eléctrico, dejando fuera de servicio el propio contador; e incluso alterar la factura eléctrica final, encareciendo el precio final.
El problema podría ser incluso mayor para los propietarios de inmuebles deshabitados, ya que el acceso a datos sensibles y reveladores, podría poner sobre la pista a grupos delictivos dedicados al robo de pisos de las viviendas menos vigiladas en este sentido.
«No solo es un problema de ciberserguridad,la propia luz Led aporta información sensible a los potenciales ladrones de viviendas»
Por otro lado, y dejando un lado la problemática digital, también se han registrado ciertos fallos en la seguridad física de los mismos. En el mundo real, es fácil acercarse al cuarto de la luz y observar la luz Led con la que brilla cada uno de estos aparatos y que informa no solo a los dueños, sino también a los sospechosos curiosos del estado de la casa. La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) y Competencia ya habrían denunciado estos hechos.
«Es un problema que afecta sobre todo a los ciudadanos que viven en viviendas unifamiliares o con la puerta de los contadores de la luz bastante accesible. A pesar de todo, no se han tomado las medidas necesarias para acabar con este problema. La solución propuesta desde nuestra organización es bien sencilla: tapar u ocultar esta luz, para que no dé información comprometedora, pero seguimos a la espera», finaliza el propio Sánchez.