viernes, 13 diciembre 2024

El cabreo de Pedro J. por las pretensiones de Ágatha en el divorcio

Pedro J. Ramírez ha entrado por la puerta grande en el panorama rosa. Y es que este pasado fin de semana saltaba a la luz su divorcio con la diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada, con la que compartía su vida desde hace treinta años.

Periodista y diseñadora se habían casado, según señalan fuentes cercanas a la pareja por interés del matrimonio en que sus hijos heredaran los títulos nobiliarios por los que Ágatha tanto luchó. La empresaria declaró hace unos días a Cotilleo.es que está «destrozada».

Los amigos de Pedro J. pensaban que su enamoramiento sería algo pasajero, según confiesa Federico Jiménez Losantos

Federico Jiménez Losantos, amigo del matrimonio, reconocía este viernes en su programa radiofónico que había una tercera persona y que su tertuliano, Pedro J. Ramírez, había hecho las maletas de su casa. «Pero los que le conocemos pensábamos que era algo pasajero», señaló el locutor. 

Voz Pópuli puso cara a la tercera persona: Julia Steinbusch, alemana de 36 años que había comparado en Twitter las cartas del fundador de El Mundo y El Español con «un buen polvo». Según señalan fuentes cercanas al periódico digital que dirige el riojano, Ramírez habría acudido a sus abogados para ejecutar el divorcio de manera civilizada, manteniendo ambos la gestión de sus respectivas empresas: en el caso de Ramírez de El Español, y en el de Ágatha de su empresa de moda.

agtaha_rota_copia Pero queda en el aire el magno patrimonio inmobiliario que consta de tres viviendas, un chalet en Menorca y una finca. Este tema es el que puede poner en pie de guerra a la pareja, ya que Ágatha estaría dispuesta a exigir su casa de La Castellana, una villa en Palma de Mallorca y una fuerte indemnización, tal y como adelanta Saúl Ortiz. Algo que ha generado un gran cabreo de Pedro J  Ramírez ya que cree que las peticiones de su mujer le perjudican económicamente. Veremos si, finalmente, el divorcio es «civilizado» o este término se queda como una fallida declaración de intenciones.


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