Los síntomas de la anemia: cansancio, mareos, y más

La anemia es algo que puedes tener y no ser consciente de ello. Se puede presentar de forma leve o moderada, que es cuando puede ser que sientas algunos síntomas y no lo descubres hasta que no te haces un análisis de sangre, pero que, en un principio, no los relacionas con que tengas una anemia.

La anemia es en realidad un problema que se caracteriza porque la sangre tiene menos glóbulos rojos de lo normal. Esos glóbulos contienen en su interior una proteína llamada hemoglobina que es la que transporta oxígeno a las células para que funcione bien.

Los niveles normales de hierro en suero sanguíneo son entre 50 y 150 mg/dl.

Normalmente, cuando se produce anemia suele ser en casos de niños en edad preescolar o bien en el caso de mujeres fértiles, debido a que el periodo menstrual hace que pierdan sangre cada mes. Sin embargo, también puede darse en ancianos, embarazadas, personas hospitalizadas o con problemas oncológicos.

Cuando el cuerpo no tiene el suficiente oxígeno para llegar a todo el organismo, empiezan a notarse ciertos síntomas, como son:

Fatiga o sensación de debilidad

anemia

Los síntomas más habituales de la anemia son el cansancio físico, la debilidad o la intolerancia al ejercicio. Es un cúmulo de falta de energía que provoca que no puedas desarrollar con normalidad tu vida cotidiana.

Cuando tienes carencia de hierro, la anemia reduce tu capacidad de trabajo y esto puede afectar incluso a poblaciones enteras si hay una mala alimentación generalizada.

Una de las primeras señales que te manda tu cuerpo cuando existe anemia es el cansancio inexplicable. El problema es que lo puedes relacionar con muchas más cosas y no darte cuenta de que lo que realmente sufres es anemia.

Si no hay suficiente hemoglobina en sangre, es decir, la proteína o hierro que encontramos en los glóbulos rojos, sientes que no puedes con tu propio cuerpo. Da igual que hayas dormido, el cuerpo se te queda inapetente y debido a ello, y el sueño se apoderará de él.

Dificultad para respirar

ahogo

Si tienes esta enfermedad puedes sufrir alteraciones del ritmo cardiaco, tales como taquicardias o palpitaciones. El pulso puede ser débil y rápido.

Este es uno de los síntomas más graves de la anemia, no se produce en las fases leves o moderadas. Cuando sientes una gran dificultad para respirar o tienes una sensación de que te falta el aliento, como si hubieses corrido una maratón provocan que tu cansancio se incremente.

Cuando la anemia es muy severa puedes sufrir una angina de pecho. Es un dolor o una molestia en el tórax que se produce cuando el corazón no recibe la suficiente irrigación sanguínea o incluso llega a sufrir un infarto de miocardio.

Dolor de cabeza y mareos

anemia

Cabe decir que no siempre que tengas mareos o te duela la cabeza es porque tienes anemia, pueden ser por mil causas más, pero está de más que estés atento.

Cuando se combinan el dolor de cabeza y los mareos y además estás cansado deberías ir a hacerte un análisis de sangre para descartar una posible falta de hierro.

Los dolores de cabeza son debidos a que el corazón tiene que trabajar mucho más de lo habitual a la hora de bombear la sangre.

La anemia puede dejarte fuertes migrañas, que se caracterizan por provocar a quien la padece fuertes dolores de cabeza en ocasiones, de un dolor muy agudo que puede ser bastante molesto. Este mismo no te permite pensar con claridad ni concentrarte.

Un fuerte dolor provocado por migraña te deja cansado y agotado. Ten en cuenta que el cerebro está en la cabeza y es el encargado de activar el resto de tus órganos, así que, la migraña te afecta directamente dejándote una sensación completa de malestar.

Mayor sensación de frío en las manos y los pies

anemia

Sentir las manos y los pies fríos es algo habitual en algunas personas, pero también puede ser que tu cuerpo te esté diciendo algo.Es posible que SIEMPRE tengas la sensación de estar con las manos y los pies helados.

Si existe una anemia por falta de hierro, tu cuerpo tiene menos cantidad de glóbulos rojos, que son los encargados de llevar el oxígeno a todo el cuerpo. En el momento en el que hay una mala oxigenación puede pasar que se regule mal la temperatura, sobre todo de las extremidades.

Otros motivos por los que tienes las manos frías es si sufres ansiedad. A veces, si estás en una situación de angustia te sudan las manos y las notas frías a la vez. Estas circunstancias te provocan una alteración del riego sanguíneo y se exterioriza con sudoración y enfriamiento excesivo en las manos.

Trastornos digestivos

anemia

El organismo es capaz de absorber el hierro a través del intestino delgado. Pero, cuando se produce un problema en él, puede serle imposible.

Si vas al baño más veces que la mayoría, entonces lo que se produce es que no llegues a absorber todos el hierro que se necesita, favoreciendo la anemia. En caso de que sufras celiaquía, intolerancias alimentarias o síndrome del intestino irritable, puede pasar lo mismo, en aquellos casos que estas alteraciones provoquen diarrea.

Una forma un tanto escatológica de comprobar si puede ser que sufras anemia es mirar si tienes las heces oscuras o con sangre si la causa es un sangrado en el aparato digestivo, desde el esófago al colón o si tienes dolores en la parte superior del abdomen, deberías realizarte unas pruebas de sangre.

Si tienes hemorroides puede ser que tengas anemia, ya que pueden producir un pequeño sangrado, pero constante que, con el tiempo, se acaba traduciendo en una pérdida de hierro.

Alteraciones de la menstruación

regla

Otro de los síntomas de anemia pueden ser menstruaciones frecuentes, prolongadas en el tiempo o muy abundantes. Sobre todo, y como te he dicho antes, en edad fértil.

Si eres mujer y tus reglas son abundantes necesitas aumentar tu ingesta de hierro hasta en 18 mg diarios.

Este tipo de anemia suele ser moderada. Pero, cuando es intensa, se caracteriza por una disminución del ritmo menstrual, amenorrea (desaparición de la menstruación) y un mayor descenso de hemoglobina que el cuerpo palia con esta reacción.

Palidez

pálido

Estar pálido es un síntoma de tener anemia y es debido a que se cierran los vasos sanguíneos (llamado vasoconstricción generalizada). Al tener menos sangre, el cuerpo la distribuye en las zonas más importante, no siendo una de ellas la piel.

La anemia hace que parezcas enfermo y que luzcas pálido y con sequedad en la piel. Tu cuerpo pierde ese tono rosado y se torna más amarillento.

Otros síntomas relacionados con la palidez son: uñas quebradizas y hundidas, aparición frecuente de úlceras o boqueras en la boca, tonalidad azul en la esclerótica de los ojos, etc.