La “carta a los Reyes Magos” de las Fuerzas Armadas ante el ciclo inversor de Cospedal

Posiblemente muchos niños sigan apuntando en sus cartas a los Reyes Magos regalos de este corte: “Un tanque, un avión, un barco de guerra…”. Fuera de todo sentido del regalo y más bien bajo criterios de recuperar capacidades perdidas durante los años de la crisis, las Fuerzas Armadas (FAS) tienen una larga lista de necesidades y peticiones que han recibido aliento ahora que la ministra Dolores de Cospedal ha anunciado “un nuevo ciclo inversor”.

Lejos de caprichos, las necesidades de las Fuerzas Armadas se hacen bajo la estructura de los “Ciclos de planeamiento”. El nuevo sistema de gestión que ha impuesto el secretario de Estado de Defensa, Agustín Conde, que es el responsable de las adquisiciones de material, desemboca en una auténtica lista en la que se valoran prioridades bajo criterios de “actuación conjunta”, por lo tanto visada definitivamente por el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD). Entre los materiales más golosos de ver que pueden aparecer en esa lista está un nuevo caza de combate para el Ejército del Aire y de despegue vertical para la Armada –el controvertido F-35 de Lockheed Martin–, la serie de fragatas F-110, los nuevos vehículos de combate de infantería 8X8 o las necesidades en inteligencia.

“Hemos perdido capacidades, pero algunas se sustituyen por otras que no teníamos y no son más caras, pero sí están más enfocadas a las necesidades actuales”, aseguraba el anterior Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), el almirante general Fernando García Sánchez pocos días antes de abandonar su cargo. Los años de recortes –prácticamente desde 2008– han dejado en situación precaria algunas de las capacidades clave para las Fuerzas Armadas. No se trata solo de que varios pelotones de carros Leopardo estén “hibernando” por falta de recursos para tenerlos plenamente operativos, o que los pilotos hayan padecido de horas justas de vuelo, sino de la jubilación de materiales claves como “La reina de la noche”, el sistema aéreo de inteligencia y captación de señales clave para operaciones que quedó definitivamente jubilado hace casi un año.

Los materiales y capacidades del Ejército del Aire son especialmente complejos por las necesidades de planeamiento a futuro y el coste de los aparatos. Los jefes del Estado Mayor del Aire llevan años clamando por dos necesidades no cubiertas: la capacidad de reabastecimiento en vuelo y los drones. La jubilación de los vetustos B-707 (que provenían de la Administración Kennedy) que sirvieron en el Grupo 45 y fueron a terminar sus días operativos en el Grupo 47, no solo eliminó dos aviones de transporte de personal (fueron los aviones VIP del Estado hasta la compra de dos Airbus de segunda mano en 2003), sino que eliminó la capacidad de aviones cisterna al margen de los limitados tácticamente (y también viejísimos) Hércules.

[td_block_11 custom_title=»» separator=»» post_ids=»36301″ limit=»1″ css=».vc_custom_1496993590403{border-top-width: 1px !important;border-right-width: 1px !important;border-bottom-width: 1px !important;border-left-width: 1px !important;padding-top: 5px !important;padding-right: 5px !important;padding-bottom: 5px !important;padding-left: 5px !important;border-left-color: #000000 !important;border-left-style: solid !important;border-right-color: #000000 !important;border-right-style: solid !important;border-top-color: #000000 !important;border-top-style: solid !important;border-bottom-color: #000000 !important;border-bottom-style: solid !important;border-radius: 4px !important;}» tdc_css=»»]

Los vehículos Aéreos no tripulados (UAVs), los llamados drones, son una necesidad a la que ya llegan tarde las Fuerzas Armadas. El Ejército del Aire adquirió por 158 millones hace dos años cinco MQ-9 Reaper (Segador) solo para vigilancia y navegación, no armados. Para 2025 debería estar listo el vehículo aéreo no tripulado europeo, pero las perspectivas en estos programas son complicadas. Tanto Tierra como Armada han ido poniendo parches puntuales con los que ir equipándose, con cierto aire de provisionalidad. Por ejemplo, el Ejército de Tierra acaba de lograr que se compren dos RPAS (aviones tripulados remotamente) para reforzar la seguridad de las tropas desplegadas en Irak. Del mismo modo, la Armada cuenta desde no hace mucho con cuatro Scan-Eagle, un dron embarcable y limitado en su radio de acción a 80 kilómetros de la flota que esté protegiendo.

Nuevas fragatas

La serie de fragatas F-100 no solo es un orgullo de la Armada española, construida por Navantia, sino que es un barco tan rentable y comercial que está en plena fase de exportación, Noruega ya las tiene en marcha y Australia se sumará en breve a la lista de pedidos, con nueve unidades para lucha antisubmarina. A la larga aspiración de la Armada de disponer de una sexta F-100 se une el proyecto ya en marcha de la serie F-110. El problema es que los planeamientos de este tipo de programas es muy largo, hasta que la primera unidad toca el agua. Entre otras causas porque la vida operativa de este tipo de buques se tiene que alargar casi hasta el medio siglo de servicio. La F-110, que ya existe en proyecto, maqueta, y está avanzando su diseño en Navantia, será un buque de control marítimo, basado en la doctrina de los escudos antimisiles y la guerra electrónica.

Pero la necesidad más apremiante de la Armada es renovar su aviación embarcada. Los Harrier están a punto de llegar al último de los límites de su ya larga vida operativa. El problema en este caso es que solo se pueden sustituir por cazas de despegue vertical, y que el único existente es el F-35, carísimo (no baja de los 200 millones por unidad) y de complicado desarrollo industrial.

La solución que barajan los almirantes del Estado Mayor de la Armada es unir fuerzas con el Ejército del Aire. Es decir, que haya una compra conjunta de F-35 para ambos ejércitos, sobre todo teniendo en cuenta que los cazas F-18 deben ser reemplazados a medio plazo.

La fuerza aérea cuenta con dos modelos de cazas ahora mismo: el veterano F-18 (programa FACA de 1986), bastante modernizado y actualizado, y los Eurofighter EF-2000, de diseño europeo y aún en proceso de entrega de las últimas unidades. Pero los largos plazos de planificación de un avión de combate hacen que ya haya que pensar en qué hacer cuando se jubilen los eficaces F-18. Las alternativas son: comprar más Eurofighter, opción que no gusta en el Aire; los F-35, opción que disuade por su precio y alguna duda operativa, y el futuro avión de combate que ya se esta diseñando en Europa, que no deja de ser un albur. Para los planificadores del Ejército del Aire va a ser vital contar un caza de quinta generación. Y el Eurofighter no lo es.

Pero la visión de la nueva Europa de la defensa –la que revive con el Brexit y el fin de los obstáculos de Reino Unido– es el Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS). Este sistema de armas va más allá de un solo avión de combate; se trata de todo un modelo de monitorización de campo de batalla, del espacio aéreo en cierto modo, que integra desde radares a aviones tripulados y no tripulados. Lo cierto es que ya hay un modelo de avión de combate que incluso ha volado. La apuesta de Cospedal es pujar fuerte por la presencia y liderazgo de España en el proyecto común de defensa Europa, y la presencia en los programas industriales es básica.

Y por tierra…

El Ejército de Tierra vive la paradoja de ser el más utilizado en misiones, pero el que menos puede mover su carísimo material pesado. Los Leopardo han cumplido no obstante su primera misión, con el envío de un contingente de seis carros al Battle Group que hace la defensa avanzada de la OTAN frente a la amenaza rusa, en Letonia. El anterior JEME, el general de ejército Jaime Domínguez Buj alertaba de que “las cosas, cuando se necesitan, no están si no están planificadas con mucho tiempo, materiales como unos carros de combate no se improvisan”.

El anhelo del Tierra para completar su remozado parque de vehículos de combate es un blindado 8X8 de transporte acorazado de tropas que sustituya a los vetustos Blindados Medios sobre Ruedas (BMR) que tanto servicio hicieron en los Balcanes.

El 8X8 está siendo evaluado con demostradores, en un programa conjunto de Ibndra, Santa Bárbara General Dynamics y SAPA. En pleno proceso de renovación de la flora de helicópteros, Tierra también tiene necesidad de inteligencia sobre el terreno, tanto en forma de drones como de dispositivos de guerra electrónica.

[td_block_11 custom_title=»» separator=»» post_ids=»40750″ limit=»1″ css=».vc_custom_1496993590403{border-top-width: 1px !important;border-right-width: 1px !important;border-bottom-width: 1px !important;border-left-width: 1px !important;padding-top: 5px !important;padding-right: 5px !important;padding-bottom: 5px !important;padding-left: 5px !important;border-left-color: #000000 !important;border-left-style: solid !important;border-right-color: #000000 !important;border-right-style: solid !important;border-top-color: #000000 !important;border-top-style: solid !important;border-bottom-color: #000000 !important;border-bottom-style: solid !important;border-radius: 4px !important;}» tdc_css=»»]

Pero hay otro tipo de necesidades más encubiertas, discretas, que también requieren las Fuerzas Armadas en el escenario geoestratégico de este primer tercio del siglo XXI. Hace poco el JEMAD, el general de ejército Alejandre, manifestaba su inconformidad con las capacidades en la nueva guerra en la que se está batallando hoy día: la ciberguerra.

España dispone de un mando de ciberdefensa, que completa el anillo defensivo (y ofensivo) que capitanea el CNI, que tiene un órgano ad hoc, el Centro Criptológico Nacional. El general Alejandre ha manifestado su insatisfacción por las capacidades en ciberdefensa de nuestro país, aunque ya las ha puesto en franca mejora.

Los grandes programas de sistemas de armas causan cierto repelús en la clase política. Los llamados Programas Especiales de Armamento (PEAs) que arrancaron con el Gobierno de Aznar aún se siguen pagando. Uno de los grandes proyectos es un semifracaso industrial, el submarino S-80, que aún no ha logrado siquiera su diseño definitivo. Lo peor es que se siguen pagando y han sido un lastre presupuestario ingente de casi 1.500 millones anuales. Éstos se pagan en un crédito extraordinario, hasta que Constitucional atendió la demanda del PSOE y dictaminó que deben pagarse dentro de los presupuestos. Así lo ha decidido hacer Cospedal y su equipo, que ven cómo así sube su presupuesto a una cifra más cercana al 2% comprometido en la Cumbre de la OTAN en Cardiff y que ahora exige Trump.

La ministra de Defensa parece que tiene claro que España necesita un esfuerzo de inversor no solo que ponga al día a las Fuerzas Armadas y compense los años en que casi todo el presupuesto se destinaba simplemente a pagar nóminas de militares, sino que alienten a la industria de defensa española. La mayor parte de la facturación de las industrias de defensa española provienen de la exportación. Pero para desarrollar convenientemente necesitan que su principal cliente, la FAS españolas, vuelvan a tener capacidad de gasto. En breve se conocerá la carta a los Reyes Magos de unos chicos muy peculiares, que visten de uniforme.