¿Qué conceptos deben aparecer? ¿Cuándo deben dármela? ¿Es obligatorio que la firme? Son dudas que pueden surgirnos a la hora de ocuparnos de algo tan importante como nuestra nómina. El documento que acredite nuestras ganancias en la empresa, y las retenciones practicadas.
Por obvio no es menos importante
Por ser obvio no deja de ser más importante. Una nómina es un documento obligatorio que todo trabajador debe tener. En ella se explican todos los datos correspondientes de la empresa y del trabajo realizado por el empleado. Es la empresa quien debe entregarla, y si no tenemos derecho a solicitarla todos los meses.
Además, en el informe debe constar el periodo de trabajo que el empleado ha estado en la compañía y las cantidades económicas que va a percibir, de manera desglosada, por cada una de las tareas desempeñadas en este entorno.
Devengos salariales
Estos se dividen en varias partes, por un lado el salario base. Lo que cobramos en bruto, es decir, sin descontar retenciones de IRPF o Seguridad Social por parte de empresa o trabajador. También aparecen los complementos salariales, que se calculan en función de diversas circunstancias relativas a cada trabajador.
Por otro lado, están las gratificaciones extraordinarias, que son dos en España (Junio y Diciembre) y las horas extraordinarias, que se corresponden con las horas desempeñadas de más, y que no constan en el horario fijo. Por último, hace acto de presencia el salario en especie.
Devengos no salariales
Existen dos tipos y deben aparecer en la nómina. El primero de ellos se corresponde con las prestaciones e indemnizaciones a la Seguridad Social (Es decir, a las suspensiones, despidos, gastos pagados por incapacidad o traslados).
Mientras tanto, las indemnizaciones o suplidos tienen que ver con aquellos gastos a los que el trabajador ha tenido que hacer frente por adelantado.
Datos de retención
Todos los datos acerca de las retenciones deben aparecer en la nómina. En esta, aparece un apartado dedicado a las retenciones, en el que se puede observar los porcentajes correspondientes al concepto de impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF).
En este sentido, a lo largo de la vida laboral en una misma empresa, puede cambiar la cantidad íntegra de retención. Esto se debe al cálculo que hacen sobre el mismo y en el que influyen muy diversos factores.
En cualquier caso, las compañías están obligadas a retener parte de las percepciones. La empresa adelanta el pago de ese porcentaje en nombre del trabajador (porque se lo ha retenido de la nómina) y lo ingresa en Hacienda.
Cotización en la Seguridad Social
La cotización por nómina consta de dos partes diferenciadas. Por un lado, está la patronal, la que paga la empresa, mientras que la obrera es la que corre a cargo del trabajador. La cantidad de esta última aparece en la nómina.
La cuota empresarial es una cantidad a la que tiene que hacer frente una compañía por cada trabajador que tiene contratado.
Pago en negro
Que parte del salario se otorgue en negro, o en B, es malo para el trabajador, siempre. A la hora de recibir prestaciones, se calculan con lo establecido en el documento y no por la retribución real, ya que no consta oficialmente.
Muchas empresas realizan esta acción porque se ahorran estos recursos en el pago de las cotizaciones que debe realizar la compañía. En cualquier caso, el mayor perjudicado por esta práctica es el empleado.
Diferencias entre salario neto y bruto
El salario neto es la cantidad económica que finalmente el empleado va a recibir por parte de la empresa. Es el resultado de restar al salario bruto todas las deducciones (cotización y deducción).
El salario bruto, por su parte, tiene en cuenta tanto las percepciones salariales como las no salariales. Esta cantidad es la real, ya que tanto las deducciones como las cotizaciones forman parte también de su salario.
Cuenta nómina
Es la principal fuentes de ingresos para la mayor parte de la población. Por ello, es importante sacar el máximo provecho de estos ingresos. Entre los factores más importantes con los que debe contar una cuenta de este tipo es que no se cobren comisiones y que el saldo tenga una rentabilidad de remuneración predeterminada.
También es cierto que algunas entidades financieras suelen pedir a cambio algunas condiciones básicas para abrir este tipo de productos financieros, como pueden ser la permanencia, que se domicilien recibos y unos ingresos mínimos –que suelen rondar entre los 1.000 y los 2.000 euros-.