El asunto hacer compras en los supermercados es una tarea llena de muchos desafíos. Las amas y amos de casa, quienes semanalmente, o una vez al mes suelen hacer sus respectivas listas de mercados, se ven en la necesidad de adquirir alimentos básicos para el consumo diario, bien sea dieta, higiene personal, entre otros. Lo cierto es que uno de los problemas más comunes que podemos enfrentarnos a la hora de ir a las tiendas es con el dilema de las etiquetas.
Y es que, aunque no lo creas, lo que puedes ver como nutritivo en un primer momento, quizás no lo sea, tal vez en la etiqueta indica que es bajo en azúcar, aunque pudiera ser un engaño ese producto que acabas de incluir en el carrito de compras. De hecho, hay ciertas características que tienen las etiquetas de los alimentos, para que el consumidor tenga claro exactamente lo que está comprando, y conozca las bondades del producto.
Pero, ¿qué se esconde detrás de las etiquetas? ¿Será un engaño para que las personas compren el producto? No podemos olvidar que el estilo de vida de las personas ha cambiado mucho últimamente por las mismas situaciones que vivimos en la sociedad. Ante esto, lo frecuente es que las familias vayan y se lleven lo primero que ven en la tiendas, y a veces ni leen las instrucciones del producto.
Desde ya te recomendamos que lo hagas, y con lujos de detalles, porque algo que a simple vista pudieras ver como sano, posiblemente no lo sea. Te desvelamos algunos puntos sobre los engaños en los supermercados con las etiquetas de los alimentos.
Un engaño: Implicaciones de las etiquetas para que compres

Para nadie es un secreto que estamos inmersos en una sociedad muy consumidora de muchos productos, de diversos aspectos que forman parte esencial de la cotidianidad. Pese a esto, hay que reconocer que existen muchas marcas en los supermercados que se hacen notar, y eventualmente algunas venden más que las otras. Ahora bien, algunos supermercados engañan a las personas con las etiquetas, algo que en un principio resulta insignificante, pero en el fondo no lo es.
Básicamente es una estrategia de venta, que tiene como objetivo principal lograr llamar la atención del público para que en definitiva compre el producto. De hecho, desde el punto de vista de la publicidad, juega un rol importante el diseño del empaque. No obstante, cuando ponemos el ejemplo de las etiquetas los supermercados, suelen engañar para que te lleves la compra, y tú quizás no te das cuenta.
Vale señalar que en la mayoría de los escenarios, las etiquetas confunden a los consumidores con una amplia información que puede ser malinterpretada por el consumidor final, y este cae en la trampa, llevándose el producto para el éxito de esa cadena de supermercados. Asimismo, cuando las etiquetas logran su cometido, estas lo que hacen es crear una especie de calidad ficticia, para añadir un valor adicional que puede llegar a la mente del consumidor, alterando su verdadero significado.
Dicho de otra forma, creerás que te estás llevando un alimento sano, cuando en realidad podrían haber otros convencionales que pueden ser mejores, pero las etiquetas que traen hacen parecer bonito y atractivo, aunque sean los peores o perjudiciales.
Puntos de vista de los especialistas… ¿Qué escoden los supermercados?

Las investigaciones sobre las líneas de producciones de muchos supermercados no se han hecho esperar. Una de las más importantes que podemos traer a colación, viene de tres centros de estudios universitarios de los Estados Unidos: Delaware, Cornell y Colorado. Según los profesionales, las etiquetas crean en la mente de los consumidores dudas, y este tipo de malentendidos, pueden afectar a un grupo de personas, que generalmente son las que menor capacidad económica poseen.
Esto quiere decir, que si el objetivo central de las etiquetas es hacer que los supermercados sean más transparentes con lo que están vendiendo, y garantizar calidad en los productos, lo cierto es que no lo están logrando, el efecto es a la inversa, y muy negativo de cara al consumidor final, es decir, para las familias. En el caso de España, tenemos un ejemplo con los llamados ecológicos, biológicos y orgánicos.
Nos referimos a este tipo de alimentos de origen animal o bien sea vegetal, en la que su producción cumple con las normativas que garantizan la ausencia de los compuestos químicos. Pero, ¿es cierto que no tienen pesticidas? En las etiquetas de los supermercados no se brinda información de las implicaciones o efectos que tienen este tipo de prácticas en las propiedad como el sabor o la misma salubridad de la comida.
Es más, las etiquetas deberían ofrecer más detalles y fomentar una norma de etiquetado en la que se pueda especificar de una manera simple, las afectaciones en la que dichos procesados repercuten en la calidad y las calorías, cosa que nunca se sabe. El engaño es abismal, y deja en evidencia que no todo lo que te muestran es sano, ni constituye a información confiable.
La otra cara de los productos que compras

Cuando una persona acude al supermercado se ven en medio de muchas marcas, presentaciones, etiquetas, aunque en su mente ya sabe lo que va a comprar de acuerdo a la lista que lleva consigo. Pero, a esa variedad de opciones a la que se enfrentan diariamente los consumidores es el punto de engaño de los supermercados, pues quieren confundirlos, y que eso que suelen ver como saludable, puede ser lo peor, y entre datos y datos de todo lo que hay de muestra, como la persona no tiene mucho tiempo coge lo primero que ve.
De ahora en adelante, debes tener más cuidado al momento de elegir tus alimentos. Sabemos que el tiempo quizás lo tenemos medido, pero es mejor irte por lo seguro. Una de las trampas más comunes, es la famosa frase «natural» que tienen los productos, aunque dice poco de cara a sus propiedades. Los consumidores pueden llegar a pensar que los alimentos que se llevan son orgánicos, donde quizás no contienen organismos genéticamente modificados de cara a su consumo.
Lo que no esperas
El resultado de todo esto, es que las personas se llevan a casa lo que no estaban buscando, y pagan un elevado precio. Otro de los ejemplos que podemos mencionar, surge en la interpretación de las etiquetas. Sucede con los chocolates y dulces, donde se suele manifestar que el producto cumple con las normas del comercio justo.
Recordemos que esto no quiere decir que no tenga calorías, ni muchos menos que el supuesto tema «orgánico» implique que sea más saludable. Claro está, el consumidor lo entenderá de esa manera, porque los códigos que está recibiendo de las etiquetas son confusos. En definitiva, comienza a conocer las propiedades de los productos que llevas a tu mesa, compara calidad, porque esto te ayuda a mejorar tus compras cada vez que vayas a las tiendas.