Siempre hay que tomar fruta a diario, por tu salud y bienestar, al menos tres piezas, pero no es menos cierto que es a partir de la cercana primavera y luego el verano cuando más fruta compramos y consumimos. Por tanto, entre la cantidad y el buen tiempo, hace que se oxide más fácilmente. Todo ello afecta a su aspecto, sabor e incluso dejan de ser comestibles, con el coste que supone sin beneficio. Por ello es el momento de ver qué hacer y los mejores trucos para evitar o al menos retrasar que la fruta se oxide.
¿POR QUÉ SE OXIDA LA FRUTA?
La temperatura ambiente y más aún el calor son enemigos para la conservación de los alimentos en general y de la fruta en particular. Esos cambios de temperatura provocan el deterioro de la fruta, cambiando su color a más oscuro. Es un proceso que se llama pardeamiento enzimático y se produce debido a la acción de una enzima que concentra la oxidación de distintas moléculas cuando actúa junto al oxígeno.
CONTRA LA OXIDACIÓN, LOS ANTIOXIDANTES
Es obvio que es el remedio natural. Y seguro que sabes que los cítricos son potentes antioxidantes, por eso tardan mucho más en oxidarse. Son frutas ricas en vitamina C, así que qué mejor que usar fruta para «salvar» a otra fruta. En este sentido, el primer truco es echar un poco de zumo de limón a la fruta cortada, o frotándola con unos gajos de cualquier cítrico.
CUIDADO CON EL ÓXIDO, PERO NO EN LA FRUTA
Antes de nada, lo básico es que con lo que cortas la fruta no esté también oxidado. Si en el momento de cortar tu cuchillo está oxidado, acelerará el proceso de oxidación, por lo que debemos prestar especial atención a los utensilios que entran en contacto con la fruta.
Tras cortar la fruta, puedes guardarla envuelta en una servilleta mojada e introducirla en un recipiente, pero no uno cualquiera, como ahora veremos…
¿CÓMO GUARDAR LA FRUTA PARA EVITAR LA OXIDAXIÓN?
Este truco sirve igual para la verdura, que también se deteriora rápidamente. Lo mejor para parar una oxidación, que por su nombre ya sabemos que necesita oxígeno, es cortar ese aporte. Y la única manera es guardar la fruta y la verdura en un recipiente cerrado de manera hermética o en una bolsa de plástico cerrada al vacío, ya que ambos sistemas evitan que el aire entre en contacto con los alimentos, haciendo imposible la oxidación.
También para conservarla puedes meterla en un bol lleno de agua fría y echar en él un chorro de cualquier zumo de cítrico o de vinagre, aunque es preferible que éste sea de manzana (media taza por cada litro de agua, aproximadamente).
EVITAR LA CONTAMINACIÓN CRUZADA
Para ello, las verduras y las frutas no deberían estar en contacto con otros alimentos y hay que separarlas para que cada una madure a su propio ritmo. Recuerda que hay que lavar algunas verduras y frutas con agua caliente antes de ser guardadas y que los tomates no se deben de meter en el frigorífico, a excepción de las épocas estivales.
Las frutas que se suelen meter en la nevera son las frambuesas, fresas, arándanos y moras. Estas frutas salvajes suelen estropearse fácil y rápidamente. A veces, aunque se guarden en el frigorífico, se deterioran antes de lo esperado. Cuando se compran no se deben de quitar de la bandeja de origen que suele ser de plástico especializado en frutas. Hay que tener en cuenta que se deben de comer el mismo día de la compra siempre que se pueda.
EL CASO DE LA FRUTA CON HUESO
Los albaricoques son frutos que tienen hueso y estos deben de guardarse en la nevera. Otras frutas con hueso son: las ciruelas, las cerezas, los melocotones… Estas se deben de meter en una bolsa de plástico que previamente se ha agujereado para que puedan transpirar y evitar que cojan sabores no deseados. Hay que evitar meterlas en una bolsa que esté totalmente cerrada, pues esto restaría y produciría una aceleración del deterioro.
En cuanto a la manzana, es una fruta que dura mucho tiempo fresca y apta para ser comida. Se puede alargar su vida si se mete en la nevera antes de su consumo. Hay que tener cuidado de no mezclar una manzana buena con una que esté mala, pues esta última acabará estropeando a la que está totalmente fresca.
NO TODO TIENE AL FRÍO COMO ALIADO
Al margen de la fruta, hay alimentos que nunca deben conservarse en frío. Por ejemplo, nunca se deben exponer a bajas temperaturas alimentos como la cebolla o la patata porque se echarían a perder. Otro de los alimentos a tener en cuenta son los cítricos, los cuales no se deben conservar a temperaturas por debajo de los 2ºC porque esto contribuye a la disminución de su calidad, ya que las bajas temperaturas afectan a sus nutrientes.
También, volviendo a las frutas, las hay que deben estar alejadas del refrigerador son el kiwi, las peras o manzanas. Por el contrario, alimentos que sí deben ser estrictamente cuidadas son la lechuga, brócoli, espinacas y rábanos, con temperaturas que oscilen los 10 grados centígrados, previo a un profundo proceso de limpieza.