Belén Esteban ha vuelto a acaparar la atención mediática, esta vez no por sus intervenciones televisivas, sino por un momento que ha dado mucho que hablar en redes sociales. Durante su aparición en el photocall del concierto de Lola Índigo celebrado en el WiZink Center de Madrid, la que fuera uno de los rostros más emblemáticos de Telecinco vivió un episodio que rápidamente desató una ola de comentarios y reacciones. Todo ocurrió cuando, en pleno posado ante los medios, se percató de que el equipo del programa Socialité, perteneciente a la cadena en la que trabajó durante más de una década, apagaba su cámara justo cuando ella se colocaba delante. La escena, lejos de pasar desapercibida, se viralizó en cuestión de horas, dando pie a múltiples interpretaciones sobre el trasfondo del gesto.
Belén Esteban, vetada en Telecinco

Visiblemente incómoda por la situación, la colaboradora no tardó en reaccionar con palabras que sonaron tan directas como dolidas. “¿Me podéis dar una explicación de por qué no nos grabáis? ¿Hemos hecho algo malo? ¿Quién da la orden?”, preguntó sin ocultar su malestar. En ese instante, parecía aflorar todo el peso de una etapa profesional que, para muchos, terminó sin el reconocimiento que ella esperaba. Su queja iba claramente dirigida a Mediaset, el grupo que durante años hizo de Sálvame uno de los programas más rentables y cuya cancelación dejó huérfanos a miles de espectadores. “Qué injusto que os hayan prohibido que me grabéis a mí, cuando he dado 14 años de mi vida… que he ganado dinero, pero más han ganado Telecinco y la productora”, añadió con una mezcla de rabia y decepción que no dejó indiferente a nadie.
A pesar del disgusto, Belén quiso dejar claro que su enfado no iba dirigido contra los trabajadores presentes. Su actitud, aunque airada, no fue irrespetuosa con los reporteros. Al contrario, demostró empatía hacia ellos al subrayar que entendía que simplemente estaban cumpliendo órdenes. “Sé que vosotros no tenéis la culpa”, les dijo, antes de pedir espontáneamente un aplauso para la redactora y el cámara, un gesto inesperado que descolocó a muchos y que rápidamente se convirtió en motivo de elogio en plataformas como X (antes Twitter) e Instagram. Este acto de reconocimiento a los profesionales, en medio de una situación tensa, fue interpretado por muchos como una muestra de humanidad y temple, lo que generó aún más simpatía hacia su figura.
La escena ha sido leída por numerosos usuarios como una crítica velada pero directa a Telecinco, un canal en el que Belén Esteban no solo encontró su espacio mediático, sino que construyó una carrera sostenida por su carisma, su sinceridad sin filtros y su conexión con el público. La reacción llega justo cuando TVE ha puesto fin a La Familia de la Tele, un programa en el que Belén había depositado nuevas esperanzas tras el cierre de Sálvame. El fracaso de esta aventura televisiva parece haberla dejado en una posición incómoda y, para muchos, emocionalmente vulnerable. Las imágenes del photocall parecen revelar una mezcla de nostalgia y desamparo, como si la colaboradora estuviera intentando recuperar un lugar que siente que ya no le pertenece.
Ya no quieren a Belén Esteban

El contexto actual en Mediaset tampoco ayuda. Tras la desaparición de varios formatos vinculados a la llamada “televisión del corazón” y con las audiencias todavía lejos de remontar, son muchos los que se preguntan si la estrategia de borrar del mapa a sus antiguos rostros más emblemáticos no ha terminado volviéndose en contra del grupo. La figura de Belén, con todo lo que representa, es vista por una parte importante de los seguidores como el reflejo de una televisión que, con sus luces y sombras, logró conectar como pocas veces antes con el espectador medio. Y su exclusión de los nuevos proyectos parece, a ojos de muchos, un intento de enterrar un pasado reciente que, aunque polémico, también fue enormemente exitoso.
En las redes sociales, la reacción del público ha sido clara: la mayoría de los comentarios expresan apoyo a Belén Esteban, valorando tanto su honestidad como su valentía al hablar de lo que otros callan. Lejos de replegarse, su intervención ha sido vista como un acto de dignidad ante lo que muchos consideran un desprecio innecesario por parte de una cadena a la que contribuyó a consolidar durante años. En cierto modo, el vídeo del photocall ha servido como una especie de altavoz para una reivindicación personal, pero también generacional: la de quienes consideran que no se puede borrar de un plumazo a quienes fueron parte esencial del ADN de Telecinco.
Aunque por ahora no hay señales de que Belén Esteban vaya a reincorporarse a la plantilla de Mediaset, lo cierto es que su intervención ha abierto de nuevo el debate sobre el giro de contenidos emprendido por la cadena y sus consecuencias. Muchos ven en sus palabras no solo un lamento, sino también una súplica: la de una figura que desea volver a su casa televisiva, no solo por una cuestión profesional, sino por un vínculo emocional que, por lo visto, sigue muy vivo. Su nombre sigue despertando interés, generando titulares y movilizando al público. Y eso, en la industria de la televisión, sigue siendo un valor difícil de ignorar.





































































































