La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, propuesta por el Gobierno español, ha generado un intenso debate en el ámbito empresarial y sindical. Esta medida, que será objeto de negociación con los agentes sociales en septiembre, ha suscitado preocupaciones significativas entre los representantes de los empresarios y autónomos. Lorenzo Amor, presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) y vicepresidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), ha expresado sus reservas sobre las implicaciones de esta propuesta.
Amor ha planteado una serie de objeciones a la iniciativa gubernamental, destacando el impacto diferencial que tendría en empresas de distintos tamaños y sectores. Sus declaraciones ponen de manifiesto la complejidad de implementar una medida uniforme en un tejido empresarial tan diverso como el español, y subrayan la necesidad de un enfoque más matizado y flexible en la negociación de las condiciones laborales.
Impacto económico de la reducción de jornada
La propuesta de reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales ha sido recibida con escepticismo por parte de las organizaciones empresariales. Lorenzo Amor ha sido categórico al afirmar que esta medida supondría un incremento del 6,2% en los costes empresariales. Este aumento, según el presidente de ATA, tendría consecuencias directas en la creación de empleo, afectando especialmente a las pequeñas empresas que ya operan con márgenes ajustados.
El impacto diferencial de esta medida en función del tamaño de la empresa es una preocupación central. Amor señala que no es equiparable aplicar una reducción de jornada manteniendo el mismo salario en una gran corporación que en una pequeña empresa con solo dos empleados. Esta disparidad podría exacerbar las desigualdades existentes en el tejido empresarial español, poniendo en desventaja a las pequeñas y medianas empresas que constituyen la columna vertebral de la economía nacional.
Además, Amor ha puesto de relieve la situación actual del empleo en España, donde las grandes y medianas empresas son las principales generadoras de puestos de trabajo. Sin embargo, advierte que el año pasado, alrededor de 700.000 pequeñas empresas registraron pérdidas. En este contexto, la implementación de una reducción de jornada, junto con el endurecimiento de las sanciones y las condiciones de despido, podría resultar en una disminución tanto del mantenimiento como de la creación de empleo, afectando negativamente a la recuperación económica del país.
Necesidad de diálogo y flexibilidad en la negociación
Frente a la propuesta gubernamental, Lorenzo Amor ha hecho un llamamiento a establecer un marco de negociación más amplio y flexible. Insiste en la importancia de «marcar un perímetro» para llevar la discusión sobre la reducción de jornada al diálogo social, evitando así la imposición unilateral de una medida que podría tener consecuencias no deseadas en diversos sectores de la economía.
La voluntad de ATA de continuar negociando es clara, pero Amor advierte que los planteamientos actuales no son los adecuados. Considera que lo que se está proponiendo va más allá de una simple reducción de jornada, calificándolo como una «contrarreforma laboral» que abarca múltiples aspectos del marco laboral español. Esta perspectiva subraya la complejidad de las negociaciones y la necesidad de un enfoque holístico que considere todas las implicaciones de las reformas propuestas.
Un punto crucial en las declaraciones de Amor es la preocupación por la incertidumbre e inseguridad jurídica que generan los anuncios de medidas como la reducción de jornada. La percepción de que las leyes pueden cambiar «de buenas a primeras» genera un ambiente de inestabilidad que puede ser perjudicial para la planificación empresarial y la atracción de inversiones. En este sentido, Amor hace referencia al acuerdo de reforma laboral que, según sus palabras, «ha saltado por los aires», lo que pone de manifiesto la fragilidad de los consensos alcanzados y la necesidad de un marco regulatorio más estable y predecible.
Acuerdo sobre pensiones: Un paso positivo
En contraste con las preocupaciones expresadas sobre la reducción de jornada, Lorenzo Amor ha valorado positivamente el reciente acuerdo alcanzado entre el Gobierno y los agentes sociales para establecer un nuevo marco regulador de las pensiones. Este acuerdo, que inicialmente parecía improbable, ha sido calificado por Amor como «importante y bueno para el país».
El nuevo marco de pensiones introduce una serie de medidas que buscan flexibilizar y mejorar el sistema actual. Entre los aspectos más destacados, Amor señala la posibilidad de que los trabajadores puedan compaginar el cobro de una pensión con la continuación de su actividad laboral. Esta medida permitirá a muchos profesionales prolongar su vida laboral más allá de la edad legal de jubilación, beneficiándose de incentivos económicos por ello.
Además, el acuerdo contempla mejoras en la gestión del absentismo y la introducción de opciones como la jubilación parcial. Estas medidas están diseñadas para adaptarse a las diversas realidades laborales, reconociendo que no todas las profesiones y sectores tienen las mismas necesidades o capacidades en cuanto a la extensión de la vida laboral. Por ejemplo, se prevén disposiciones especiales para aquellas actividades consideradas penosas, cuyos trabajadores podrán acceder a una jubilación anticipada o parcial.
La valoración positiva de este acuerdo por parte de Amor refleja un reconocimiento de la importancia de encontrar soluciones consensuadas a los desafíos del sistema de pensiones. El énfasis en la flexibilidad y la adaptación a diferentes situaciones laborales marca un contraste con las críticas a la propuesta de reducción de jornada, subrayando la preferencia por enfoques que tengan en cuenta la diversidad del tejido empresarial y laboral español.















