Mentiras, grandes mentiras y presupuestos

Resulta difícil de entender que personas que tienen un cierto nivel intelectual y de conocimiento en relación con las cuentas públicas, sean capaces de lanzar mensajes que nada tienen que ver con la estructura social y laboral de nuestro país. Ese cortoplacismo que afecta a los políticos es como una enfermedad que afecta a otrora buenos economistas que, sin una razón aparente, dejan la ortodoxia de la teoría económica y aceptan el pseudo-populismo de buscar argumentos que puedan ser “comprados” por la gente, con el objetivo básico de la permanencia en el puesto público.

El entorno socioeconómico español apunta a que vamos hacia una sociedad en la que habrá grandes corporaciones nacionales o internacionales con una cultura corporativa de tipo anglosajón, en la que trabajarán personas con un nivel de conocimiento y experiencia por encima de la media, y que además habrán sido seleccionadas por razón de sus méritos, y en determinados casos por sus relaciones con los centros de poder. Pero al lado de estas grandes corporaciones, lo que habrá será un regimiento de autónomos que trabajarán por su cuenta buscando pequeños nichos en los que el outsourcing sea interesante para esas grandes corporaciones, puesto que les saldría más caro hacer estas funciones con personal propio que encargárselas a terceros que trabajan “freelance”.

cristobal montoro Merca2.esEn un entorno de este tipo, no se pueden hacer proyecciones de empleo, de impuestos y de cotizaciones a la seguridad social, tomando como base los datos históricos del pasado y aplicando un porcentaje de incremento que nos parezca el más adecuado para nuestros intereses, puesto que lo que se está produciendo en España es una mutación del sistema económico, y a lo que vamos es a un mundo donde no habrá un empleo intensivo por cuenta ajena y, por tanto, ni los impuestos ni las cotizaciones a la seguridad social podrán salir de donde han salido hasta ahora. Los autónomos tradicionalmente han cotizado por el mínimo a la seguridad social, y además pueden deducir muchos de sus gastos a la hora de establecer la base imponible del impuesto sobre la renta. Si se continúa produciendo, un trasvase de empleados por cuenta ajena a empleados autónomos, no porque ellos quieran sino por necesidad, lo único que puede ocurrir es que disminuyan los ingresos por IRPF y las cotizaciones sociales.

En la misma línea, las nuevas contrataciones de empleados en el Sector Privado tienen una característica muy significativa, que no es otra que el bajísimo nivel salarial en relación con el resto de Europa, y cuando alguien gana menos de mil euros al mes, no tiene que tributar por IRPF, y su aportación a la Seguridad Social es mínima, y por supuesto incapaz de cubrir las crecientes oleadas de jubilados cuya pensión es claramente superior a los salarios brutos que reciben los nuevos empleados que tendrían que sostener el sistema público de pensiones.

Montoro a lo Picasso: creatividad para cuadrar los presupuestos

Por tanto, hacer unos presupuestos en los que se dice que estos ingresos van a subir un 8%, nos induce a pensar que han cuadrado los mismos al revés, es decir, fijando el gasto que no baja, sino que sube, fijando el déficit porque así lo exige Bruselas, y por diferencia calcular cuánto tienen que subir los ingresos por impuestos para que todo cuadre.

Sinceramente, todo esto apunta a que se trata de aguantar unos meses a ver lo que pasa con las primarias del PSOE, y con los primeros avances de la liquidación de presupuestos en 2017, para organizar unas nuevas elecciones en 2018, que libren al partido del Gobierno del “yugo” canario. Con unos pocos diputados más, el Sr. Rajoy se sentirá lo suficientemente cómodo para llegar hasta el 2022, y echarle entonces la culpa a la “coyuntura” cuando tenga que justificar porqué el agujero de la Seguridad Social cada vez es mayor, y por qué no cumple con el déficit público que había pactado con Bruselas.

El cortoplacismo que afecta a los políticos es una enfermedad

Mientras tanto, la Deuda Pública seguirá incrementando su peso respecto del PIB, el desempleo sólo disminuirá porque la gente se jubile o se vaya al extranjero, el modelo productivo español seguirá siendo el que es, y nadie se preocupa por cambiar, y las Administraciones Públicas seguirán siendo igual de grandes, o más, si nos ceñimos a la oferta de empleo público que ha hecho este año el Gobierno del Sr. Rajoy.

En suma, más de lo mismo, cortoplacismo, interinidad y poca responsabilidad para solucionar los graves problemas estructurales que afectan al país. Cuando dentro de dos décadas los historiadores políticos analicen el “marianismo” no podrán decir que fue una gran época para el pueblo español, pero tampoco podrán achacarle graves errores históricos en la toma de decisiones, sencillamente porque no habrá tomado nunca ninguna decisión importante, pero sí que podrán achacarle su predisposición a la inacción, puesto que de esa ausencia de decisiones se inferirán graves problemas para el desarrollo futuro de España y de su independencia económica.

Da la sensación de que los presupuestos se han cuadrado al revés

Mentir al pueblo español es grave, decir grandes mentiras todavía más grave, pero elaborar presupuestos electoralistas y luego meter la cabeza bajo la tierra como hacen los avestruces es probablemente lo peor de todo. El pueblo español no puede (o no quiere) darse por enterado de que el modelo de Estado del Bienestar que estamos viviendo, y que nuestro presidente se encarga de recordarnos cuando afirma que aquí es donde mejor se vive del mundo, es un modelo que no nos podemos permitir, y que gastamos todos los años mucho más de lo que ingresamos. Y que el problema no son los ingresos, sino los gastos de las Administraciones Públicas, que es el único sitio al que no han llegado los recortes, probablemente porque no le interesa que lleguen a un Gobierno formado básicamente por funcionarios.

En fin, más dura será la caída; lo que ocurre es que nosotros haremos de colchón de nuestros próceres, y ello caerán de pie…, como siempre.