El naufragio de los cruceros arrastra a los puertos: sin escalas ni pasajeros

Un verano para olvidar. La contundencia del enunciado resume el balance del sector del turismo de cruceros que se ha hundido en los últimos meses. Y en cuanto al futuro, las expectativas se diluyen en un océano de incertidumbre. La flota destinada al transporte de pasajeros ha permanecido amarrada, en el mejor de los casos. Según los datos facilitados por Puertos del Estado, durante el mes julio atracaron 11 barcos en los puertos españoles y sin pasajeros a bordo. Santa Cruz de Tenerife, Málaga y Las Palmas fueron los destinos de estos buques de ocio.

En general, la actividad portuaria en España se ha resentido a consecuencia de la crisis por el coronavirus, si bien, como era de esperar, el transporte de mercancías evoluciona con un ascenso gradual hacia los niveles previos a la pandemia.

No obstante, en lo que se refiere al tráfico de pasajeros, este sector registró la mayor caída, ya que en los siete primeros meses del año por los puertos pasaron 7,75 millones de personas, un 61,2% menos de los casi 20 millones de pasajeros registrados en el mismo periodo de 2020.

En julio de 2019 se alcanzó la cifra de 322 barcos de cruceros, un 3,1% más que en el mismo mes del año anterior, y 966.292 viajeros, un 5,4% por encima de 2018. En el acumulado de 2020, es decir, entre enero y julio de 2020, los puertos españoles han recibido 590 buques de cruceros, registrando un desplome del 73,5% en comparación con los 2.231 contabilizados en el mismo periodo de 2019.

Y aunque por parte de la oferta, las navieras que trabajan en España han suprimido la actividad, las ganas de viajar de los cruceristas tampoco impulsarían la demanda. De hecho, un informe reciente de Deloitte refleja que sólo el 8% de los españoles está dispuesto a subir a un crucero.

La industria de cruceros en España genera 4.500 millones de euros anuales y crea más de 33.000 puestos de trabajo, pero la pandemia mantiene al sector en números rojos y eso lo notan los puertos beneficiarios de las escalas de estos buques. Tanto es así que, MedCruise, la Asociación de Puertos de Crucero del Mediterráneo, asegura que al menos siete navieras mantendrán sus operaciones suspendidas hasta finales de año y otras no volverán hasta el 2021.

DESCENSO DEL TRÁFICO DE MERCANCÍAS

La red de 46 puertos públicos del país registró un descenso del 13,2% en el tráfico de mercancías gestionado en julio, respecto al mismo mes del año anterior, aunque confirma el proceso de recuperación iniciado en junio, cuando se redujo a la mitad la caída del 25% experiementada en mayo.

En los siete primeros meses del año, el tráfico de mercancías acumula un descenso del 11,3% en relación con el mismo periodo del año anterior, hasta las 295,7 millones de toneladas, de las que 42,4 millones corresponden a julio, según datos de Puertos del Estado.

«Se cumple la previsión que realizamos meses atrás sobre la evolución de los tráficos portuarios y su progresiva escalada hacia las cifras previas a la pandemia«, destaca el presidente del organismo público dependiente del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Francisco Toledo.

MERCANCÍAS Y PASAJEROS: CARA Y CRUZ DEL NEGOCIO MARÍTIMO

El tráfico de mercancías y el de pasajeros son dos segmentos con un funcionamiento completamente ajeno y paralelo el uno del otro. La flota de cruceros no es reconvertible a carga: “un crucero es un hotel que flota”. En otras palabras, el transporte marítimo de pasajeros y mercancías son “negocios que no tienen absolutamente nada que ver”. Por tanto, una posible reconversión hacia otro segmento del mismo sector no se plantea viable en ninguno de los dos casos.

Representantes del sector aseguran que “la carga no se va a ir a la ruina”, habida cuenta de que el 90% de las mercancías del mundo se mueven por barco. Sencillamente, no hay competencia en este ámbito: “no se puede competir en coste contra el barco moviendo carga, tanto en precio, como en capacidad”.

Las fuentes consultadas por MERCA2 inciden en que “los armadores históricos -que han vivido anteriores crisis en el sector, desde la época de la Compañía de las Indias Orientales- tienen planes de contingencia preparados para aguantar en tiempos convulsos”.

EL DRAMA DEL EMPLEO EN LOS CRUCEROS

Más allá del impacto en la oferta turística internacional, reducida al mínimo, el turismo de cruceros “vivirá un auténtico drama por los empleos que se perderán a bordo y en tierra”, explican a MERCA2 fuentes conocedoras del sector.

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El inmenso despliegue profesional que sostiene un crucero y todos los servicios que se ofrecen en alta mar se han quedado en tierra. “En un crucero, todo el personal de a bordo, es decir, asistentes de camarote, camareros de restaurante, barmans, camareros de bar, asistentes de tienda, personal de spa y fitness, fotógrafos, personal de asistencia al pasajero, equipo de animación, equipo de limpieza y equipo de mantenimiento, trabajan con contrato temporal”, otra cosa es la tripulación, “los que gobiernan la nave”, comentan los expertos. Conviene entonces distinguir entre el barco y el hotel: “se cierra el hotel”, concluyen.

Pero la sangría de puestos de trabajo no termina en el personal de a bordo. Estos gigantes del mar dejan también sin empleo en tierra al personal de booking, administración, agencias de viajes, hoteles, excursiones, provisionistas y publicidad.

María Castañeda
María Castañeda
Redactora de MERCA2 de empresas y economía; especializada en energía, sostenibilidad y turismo.