Las cifras que evidencian que los jefes de Williams pasan de la F1

A Williams no le importa perder. O al menos, esa es la sensación que reflejan sus líderes, que no muestran intención alguna en subsanar el pobre rendimiento de un equipo histórico en la pista. Inversión reducida (40 millones de euros menos en dos años), un pobre número de ingenieros ingenieros (300 menos que la competencia) e insuficientes patrocinios (el equipo que menor cantidad percibe). El resultado: solo un punto en lo que va de Mundial. El Grupo Williams, liderado por Robert Grove, utiliza su sección deportiva como un mero banco de pruebas de tecnología y sostenibilidad.

Williams se encuentra inmerso en una situación deportiva de lo más compleja. La escudería británica es una de las más relevantes en la historia de la F1 con nueve Mundiales de Constructores a sus espaldas (sólo superada por Ferrari y McLaren). Sin embargo, su estancia en esta competición en el último lustro ha sido de lo más amarga. El equipo de Robert Grove ocupa habitualmente las últimas posiciones de parrilla y sólo suma un punto en lo que va de campeonato (a 25 de Haas). Equipos supuestamente más humildes, que han coqueteado con la desaparición, les dan un severo repaso cada fin de semana.

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De ahí que Martini, como sponsor principal el pasado año, decidiera darles la espalda cansado de la escasa repercusión de la escudería. Por suerte para Williams cuentan  con el apoyo de Rokit (cuyos máximos exponentes tienen vínculos con los jefes del equipo). Esta marca de telecomunicaciones es de lo más novedosa, está centrada en teléfonos inteligentes y actualmente implementa wifi público en 27 ciudades de la india.

Esta compañía tan sólo le reporta 20 millones de euros a Williams, una cantidad ínfima si se tiene en cuenta que este ‘sponsor’ figura hasta en el nombre del equipo en la inscripción. Y aun así han decidido prolongar el contrato que les une para asegurar un futuro viable a medio plazo.

Y es que Williams no parece tener el suficiente interés en rendir en la Fórmula 1. Al margen de Rokit está Rexona (que aporta 15 millones de euros) y después un puñado de empresas que elevan la suma a la pobre cifra de 51,6 millones de euros. Williams, una de las míticas, es actualmente la escudería que menos ingresa en este apartado. De ahí que tenga que conformarse con dos pilotos para nada destacados como George Russell (confirmado para 2020), que recibe 180.000 dólares al año y Robert Kubica (lejos de su mejor nivel), que cuenta con una ficha que ronda el medio millón de euros.

El equipo de Grove cuenta actualmente con un presupuesto de 135 millones de euros, cuando hace sólo dos temporadas sumaba 185 millones de euros. Pese a que es superior al de otras escuderías, contrasta con otros equipos como Renault o McLaren con los que en un principio debería, al menos por nombre, competir en pista. Estas cifras se traducen en el personal. Mientras Mercedes o Ferrari suman en torno a 1000 empleados (también para su unidad de potencia, eso sí), Williams tiene 575. Una diferencia desorbitada que lógicamente se refleja en los resultados.

WILLIAMS NO PONE ÉNFASIS EN SU SECCIÓN DEPORTIVA

La incógnita de Williams es si realmente quiere despuntar o no en la Fórmula 1. De querer ganar, no parece que los líderes estén invirtiendo los fondos necesarios. La culpa recae sobre Williams Grand Prix Holdings PLC, el Grupo Williams que cotiza en la Bolsa de Fráncfort. Esta entidad obtuvo en 2018 unos beneficios de 150 millones de euros. Una cifra positiva que no esconde el verdadero beneficio neto de su sección deportiva, que oscila el 5% según señalan desde el diario SoyMotor.

Las cifras que se mueven en la F1 son desorbitadas, pero es un escaparate mundial. Pese a que en España el tirón se haya reducido exponencialmente por el adiós de Fernando Alonso y el paso a las televisiones privadas, a nivel global la audiencia se mantiene en unos datos relevantes que rondan los 500 millones de espectadores. De ahí que marcas como Alfa Romeo hayan acudido al rescate de equipos a cambio de exponer su nombre por 60 millones de euros. Para las escuderías es igual de importante que para los sponsors y de ahí que Williams tenga cierto interés de permanecer en el gran circo.

Más cuestionable es si la rentabilidad funciona cuando cada carrera es un sufrimiento y la imagen no es la óptima, como le sucedía a McLaren en su alianza con Honda. La realidad es que más allá de imagen, la Fórmula 1 también es innovación tecnológica. Y es ahí donde el Grupo Williams saca el máximo partido. Williams es un mero banco de pruebas para Robert Grove, que no parece interesado en destinar los billetes suficientes para catapultar a Williams donde debería estar, como sí se han puesto a hacer los líderes de Renault y McLaren, que ocupan ya la parte superior de la tabla y aspiran a recortar la brecha con los tres principales equipos en un medio plazo.

Alberto Puente
Alberto Puente
Licenciado en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Coordinador de actualidad en el Grupo MERCA2. Desarrollo de audiencias. Información económica de ámbito deportivo.