Los negocios de Turquía con Rusia salpican de manera directa a BBVA

Estás con Rusia o con Estados Unidos. Es lo que Donald Trump dijo a Turquía. De elegir lo primero (tal y como ha hecho) vendrán las sanciones. Y las empresas allí presentes van a sufrir, sobre todo los bancos, y de manera especial BBVA, que concentra una quinta parte de su negocio en tierras otomanas a través de Garanti.

Así, BBVA vuelve a tener problemas en Turquía (o nunca se fueron). Pese a todo, desde que entrara en 2010 el banco quiere estar allí y eso que se avecina tormenta. En sus últimas cuentas (las que informaban de su beneficio hasta septiembre) ya se conoció que el negocio turco había caído casi el 22% frente al mismo periodo de 2018. Y eso que agosto de 2018 fue especialmente duro. La lira turca se desplomó un 40% y las acciones de BBVA perdieron un 14%.

TURQUÍA ELIGE A RUSIA

Todo empezó este verano. Turquía compró a Rusia (en contra de EEUU) misiles S-400 y Trump castigó a Turquía suspendiendo la producción de cazas de combate F-35. En concreto, paró el pedido de 100 de aviones.

La Casa Blanca justificó que adquirir el sistema S-400 de defensa antiaéreo era una amenaza para los cazas estadounidenses. Y a menos que Ankara desistiera, no continuaría con la venta de los aviones de guerra F-35.

Las compañías turcas producen 937 partes de los F-35 y EEUU se planteó mover la producción a otro país. Además, advirtió a Turquía de perder la relación y los vínculos en la OTAN, afectar a su economía y, en consecuencia, dependería de Rusia.

A pesar de las amenazas, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan dijo que no renunciaría. Y hace unos días anunció que este sistema de defensa aéreo ruso estará en pleno funcionamiento en primavera. Además, algunos medios destacan que Turquía comprará una segunda remesa de los S-400.

¿Y AHORA QUÉ?

En contexto, Turquía sigue luchando por superar su crisis económica y con esta decisión ha complicado sus relaciones de política exterior, mientras se ha hecho dependiente de Rusia.

Entre tanto, Erdoğan ha pedido que se negocie con la moneda local, la lira turca y no con monedas extranjeras. Lo que supone una nueva señal de que se avecinan problemas económicos, como ocurrió hace un año.

Según los expertos de Bloomberg, el sector más castigado ante las sanciones que están por llegar es el bancario ya que implicarán un acceso limitado al crédito y la prohibición de comprar deuda soberana del país.

BBVA : EL BANCO MÁS AFECTADO

Los bancos más afectados son los de mayor exposición: BBVA, UniCredit y BNP Paribas, que proporcionan casi el 60% de la financiación externa de Turquía. Y del top 3, BBVA es el que tiene más inversiones, además de una quinta parte de su negocio allí.

La financiación externa para la economía turca supone un 20% del PIB del país. De hecho, a finales de julio, los bancos turcos tenían una deuda externa de unos 60.000 millones de dólares con vencimiento en un año, o casi el 32% de la deuda externa total a corto plazo del país.

Ahora, las sanciones de la Casa Blanca a Turquía podrían acelerar las salidas de capital, unos 3.100 millones de deuda gubernamental en lo que va del año. Esto puede incluso conducir a mayores costes de refinanciación.

Una señal de que los inversores extranjeros están preocupados es la decisión de Volkswagen de posponer una inversión de más de 1.000 millones en Turquía.

LAS COSAS EMPEORAN

A pesar del intenso calor político y los problemas de la lira durante los últimos dos años, estas entidades no han reducido su exposición al país, de hecho, BBVA es el primer accionista de Garanti en Turquía tras aumentar su inversión en 2017. Le gusta arriesgar.

Aunque en general, los bancos han reducido la participación en la deuda del gobierno turco desde abril de 2018, cuando comenzaron los problemas de la lira. 

Los de Bloomberg prevén que las sanciones tengan aún más impacto en la lira turca (que ya sube más de un 8% este año). Y si se cumple la promesa de Erdogan de no poder comprar en moneda extranjera generará un aumento de liquidez e inflación. Lo que terminaría por provocar la intervención del Banco Central de Turquía, como en 2018 cuando tuvo que subir los tipos en un 24% desafiando a Erdogan.

BBVA RECONOCE EL CAOS

Si sufre la moneda, sufre el banco. Y así lo reconoció BBVA hace un mes, aludiendo al aumento de pérdidas crediticias en el país por la creciente inflación y la incertidumbre política.

También hace unos días, en una conferencia, Emre Hatem (de Garanti) explicaba que han tenido que reestructurar un 70% de unos 40.000 millones en préstamos y el 30% restante será reestructurado para fin de año o la primera mitad de 2020.

Hatem explicó las razones: inflación de un solo dígito, tipos de interés más bajos y tasas de cambio horizontales. De cara al futuro, previó una necesidad «limitada» de reestructuración de los préstamos a gran escala, salvo que se deterioren de manera drástica las condiciones macroeconómicas en los próximos meses.