La banca hace oídos sordos al sector de la construcción

Junto a la subida del precio del alquiler y la caída en la venta de pisos, hay otro episodio que puede hacer llegar una nueva burbuja inmobiliaria. Ese no es otro que el envejecimiento del parque inmobiliario. Según Andimac, el 81% de las viviendas tiene más de 18 años. Y el porcentaje aumenta un 3,3% cada año. ¿Renovarse o morir? Si nos atenemos a la cartera de crédito ofrecida por la banca a las empresas constructoras, esta se desinfla cada año que pasa, por lo que ese anhelado rejuvenecimiento, más que acercarse, se aleja.

Echando la vista atrás, hasta remontarnos a los comienzos de la crisis, el descenso del crédito a dicho sector ha sido brutal: ha pasado de los 153 millones a finales de diciembre de 2007 a algo más de 34.500 millones a la conclusión de 2017. Ni más ni menos que un 77,4% Inferior.

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Se trata de una década de continuo descenso en la que se llegaron a alcanzar picos del -23,1% (año 2012) y que, lejos de mejorar, sigue empeorando (se ha pasado del -9,2% en 2016 al -13,6% en 2017). Son datos del informe Evolución del crédito a empresas por sectores de actividad en España de la consultora AIS Group.

LA BANCA Y LA MORA

Este descenso en la cartera del crédito no tiene como protagonista único a la banca; las entidades financieras de crédito (EFCs) también han seguido el mismo camino. De este modo, los primeros han cortado el grifo en 115.000 millones de euros durante los últimos diez años, mientras que los segundos lo han hecho en unos 3.600 millones de euros.

¿Por qué? La morosidad es la respuesta. Disparada por la crisis, llegó a alcanzar cotas superiores al 30% entre 2013 y 2015. Cierto que desde entonces ha ido desinflándose poco a poco, pero todavía sigue siendo alta: un 24,1%.

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“En el momento actual, normativas como IFRS9 provocan que las entidades estén muy preocupadas por la calidad de sus carteras, por lo que las herramientas de seguimiento cobran una gran relevancia”, asegura José Manuel Aguirre, economista y director comercial de AIS Group. Y añade: “Anticiparse lo máximo posible a potenciales situaciones de deterioro que acaben impactando en su nivel de reservas es una prioridad”.

Si a la construcción le unimos el crédito al resto de actividades productivas, el dato es demoledor. Durante la pasada década, el crédito pasó de 943.000 millones de euros a 591.000 millones, es decir, un 37% menos. En total (no sólo a las empresas), la cartera de créditos del sistema financiero español menguó entre 2007 y 2017 un 29%, pasando de los 1,7 a los 1,2 billones de euros.

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Agricultura, industria, construcción y servicios han sentido en sus carnes dicha bajada. Sin embargo, hay una excepción. Los servicios de intermediación financiera han subido, de 32.000 millones a algo más de 80.000 millones (un 148%).

En 2017, la construcción llegó a representar el 16% del total de crédito. Hoy apenas lo hace en un 6%. En el otro lado de la balanza, el sector servicios: su peso ha pasado del 66% al 72%. ¿Qué va a hacer la banca? ¿Seguirá con la tónica o abrirá el grifo? “Las entidades están implementando la inteligencia artificial y en particular las técnicas de machine learning en sus modelos de gestión del riesgo de crédito pues de este modo su nivel de predicción es hasta un 50% más elevado, multiplicando así la eficacia y la eficiencia de los modelos”, concluye José Manuel Aguirre.