lunes, 17 junio 2024

El OK de Competencia a la compra de Ballenoil consolida a Cepsa como la segunda red de gasolineras del país

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha dado su autorización, «en primera fase y con compromisos«, a la adquisición por parte de Cepsa de la red de estaciones de servicio Ballenoil, una de las más destacadas integrantes de la ‘revolución low cost‘ que ha cambiado el mapa del sector en los últimos años. La compra apuntala la posición de Cepsa como ‘medalla de plata’ en el podio de las redes de gasolineras con más presencia en las carreteras españolas.

Las condiciones impuestas a Cepsa para dar luz verde a la operación suponen la venta de cuatro de los 220 puntos de venta de Ballenoil incluidos en el acuerdo.

CEPSA SIGUE LA ESTELA DE REPSOL

Con esta adquisición, anunciada en noviembre del año pasado, la energética controlada por Mubadala y Carlyle amplía su negocio de estaciones de servicio, superando así los 2.000 gasolineras en el mercado ibérico -unas 1.500 de ellas en España- y se consolida como el segundo operador del mercado nacional, tan solo por detrás de Repsol, que suma más de 3.300 puntos de venta.

En los últimos años, Cepsa había ido incrementado su red de estaciones de servicio con pequeñas adquisiciones, como las de la compañía IS-XXI o las de los grupos Villanueva, Mateo y Paz -consolidando su presencia en áreas puntuales-, pero nunca en una operación como la del tamaño de Ballenoil.

CEPSA MANTENDRÁ LA MARCA BALLENOIL, QUE SEGÚN EL ACUERDO DESARROLLARÁ UN PLAN DE CRECIMIENTO PARA ALCANZAR LAS 500 ESTACIONES DE SERVICIO EN 2027

Cepsa señaló que mantendrá la marca Ballenoil, así como su modelo de negocio y actual estructura, para consolidar su posición en el segmento low cost y ofrecer al mercado una gama de combustibles con precios económicos que faciliten la movilidad en un contexto de alta volatilidad en el precio de la energía, mayor inflación y fuerte crecimiento en la demanda del modelo low cost.

Además, según el acuerdo, la red de estaciones Ballenoil desarrollará un plan de crecimiento para alcanzar las 500 estaciones en 2027. Asimismo, la compañía dirigida por Maarten Wetselaar se fija como objetivo convertir a Ballenoil en el referente en materia de sostenibilidad en el segmento low cost, para lo que reforzará progresivamente la oferta de puntos de recarga eléctrica e incorporará la venta de biocombustibles.

Cuando se confirmó el acuerdo entre las entidades, el director de Mobility & New Commerce de Cepsa, Pierre-Yves Sachet, destacó que el objetivo del grupo tras la adquisición es el de «consolidar a Ballenoil como marca destacada del modelo ‘low cost’ y posicionarla como referente en materia de sostenibilidad en este segmento».

BALLENOIL, LA ESTRELLA DE LAS ‘LOW COST’

Por su parte, Ballenoil consideró que su integración en Cepsa supone un respaldo a su proyecto y fortalece su plan de futuro, impulsando el crecimiento de la red y la incorporación de nuevas energías, además de garantizar el suministro de combustibles.

La empresa de gasolineras automáticas Ballenoil fue fundada en 2010 por David Querejeta -dueño de la empresa Ballena Azul, dedicada al autolavado de coches- y Juan Sanz, y cuenta con unos 350 empleados. Su éxito es paradigmático dentro del boom vivido en los últimos años por las denominadas gasolineras low cost, siendo considerada, con sus 251 estaciones, la compañía líder en este segmento.

LAS GASOLINERAS ‘LOW COST’ han multiplicado por dos su presencia en las carreteras españolas en los últimos cuatro años, poniendo en jaque a colosos como Repsol, Cepsa, Galp o BP

Este tipo de establecimientos han multiplicado por dos su presencia en las carreteras españolas en los últimos cuatro años. Según datos de un estudio realizado por la Asociación Nacional de Estaciones de Servicios Automáticas (Aesae), el número de estaciones de servicio automáticas han pasado de 1.033 en 2020 a 2.100 a finales de 2023; con lo que este tipo de establecimientos acaparan ya el 20% del mercado español.

Los puntos de venta ‘low cost’ apuestan por una configuración revolucionaria frente a las estaciones de servicio tradicionales: sin tienda, sin ventanilla, sin personal y sin caja; tan solo un servicio automatizado de recarga de combustible en el que el usuario se despacha a sí mismo, paga y se va. Lógicamente, esta manera de comercializar carburante reduce los costes de mantenimiento y logística al mínimo, lo que permite disminuir el precio final que se cobra a los clientes.


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