La incógnita de la China menguante y la España creciente en el mercado renovable

Comenzar este texto citando el viejo adagio ‘en chino, la palabra crisis se pronuncia igual que oportunidad’ sería en otras circunstancias un lamentable recurso al tópico. Sea o no correcta la semántica de esta manida sentencia, lo cierto es que los baches en la economía del gigante asiático representan una oportunidad, pero para España: significan importaciones más baratas desde la ‘fábrica del mundo’ entre otras cosas. Pero ¿y en el sector de las energías renovables? ¿Puede beneficiarse nuestra industria ‘verde’ de una China más débil o todo lo contrario? La respuesta será diferente según el eslabón de la cadena de valor.

China es el país más contaminante del mundo, y lo ha sido durante mucho tiempo. Pero también es el líder absoluto en producción, implantación e investigación de energías verdes. Una contradicción gigantesca, digna de la magnitud del país en términos de población y economía.

Según el informe Global Electricity Review del think tank energético Ember, en 2022 generó 1.241,43 teravatios hora (TW/h) de electricidad de origen solar y eólico, más del 30% de la producción mundial y el doble que el segundo en el ránking, Estados Unidos. En otras fuentes renovables, tres cuartos de lo mismo: el país asiático aglutina un 23% del total mundial de bioenergía y el 31% de hidroeléctrica.

EL ‘DRAGÓN’ ESCUPE CO2, PERO SU VUELO ES RENOVABLE

En lo referente a la financiación, el liderazgo del ‘dragón’ es aún más avasallador: acapara el 55% de las inversiones en renovables a nivel global, a años luz de distancia de sus más inmediatos perseguidores, Europa con el 11% y Estados Unidos con el 10%. Sin embargo, no se trata sólo de producción y dinero. China también domina el panorama en todos y cada uno de los sectores asociados o dependientes de la energía ‘verde’.

Los registros de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) dicen que, en lo referente a equipamiento para instalaciones solares, China fabrica más del 98% de las obleas, el 85% de las células y el 75% de los módulos. En otras palabras, las cadenas de suministro global son suyas, con un 80% del total. ¿Eólica? El 40% del mercado de fabricación de aerogeneradores está allí. Y así siguen cayendo los datos de la industria ‘verde’, siempre con el mismo Estado a la cabeza: coches eléctricos, baterías de litio, producción científica…

AYUDAS ESCASAS Y DISPERSAS; MUCHA BUROCRACIA

España, como es lógico, no puede ni acercarse a esos números, pero nuestro país ha tenido su ‘boom’ renovable particular. Ember calcula que producimos 94,62 TW/h de electricidad solar y eólica; una centésima parte de la generación china, pero suficiente para situar la industria patria como la séptima del mundo. En cuanto al porcentaje renovable dentro de la producción energética total, el panorama no es tan halagüeño: alcanzamos el 33,2%, lo que nos deja en el décimo puesto mundial, aunque superando el promedio de la UE (22,3%).

Como se ha dicho, China fabrica el 75% de los módulos fotovoltaicos -también llamados paneles solares-; España se encuentra dentro del ínfimo 3% de Europa. Precisamente en este área, la de la manufactura de componentes, nuestra industria de maquinaria ‘verde’ se ha llevado un varapalo mayúsculo: el pasado mayo, Francia nos arrebató la construcción de la mayor fábrica europea de paneles por, según Holosolis, el grupo empresarial tras el proyecto, “ofrecer una mayor agilidad administrativa”.

Si la moneda china pierde valor, las exportaciones del país serán más baratas, luego adquirir los componentes será menos costoso

Una dolorosa derrota, sobre todo por los motivos que condujeron a ella. No obstante, la coyuntura deja lecturas positivas, porque, aunque nos hemos quedado sin la fábrica, por lo menos los paneles solares que compren las empresas y los particulares serán más baratos. El motivo es la caída en la cotización del yuan, que en el conjunto del año ha perdido aproximadamente un 6% de su cotización respecto al euro (y eso con subida de tipos de por medio).

Si la moneda china pierde valor, las exportaciones del país serán más baratas, luego adquirir los componentes necesarios para las centrales fotovoltaicas y los molinos generadores -por ejemplo- será menos costoso.

¿Es, quizá, demasiado pronto para que el menguante yuan abarate la construcción y distribución de productos de energía renovable? El análisis del maltrecho sector fotovoltaico europeo va por otro camino. El pasado 11 de septiembre, la patronal europea de placas solares, SolarPower Europe, envió una carta a los poderes de la UE (Parlamento, Comisión y Presidencia) reclamando una «adquisición de urgencia» del invendible stock de las empresas del ramo.

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La misiva explicaba que una «tormenta perfecta» en el mercado ha reducido los precios hasta el mínimo histórico de menos de 0,15 euros por vatio para los productos de bajo coste, «sumergiéndose a niveles pre-Covid». La causa, según la carta, fue la percepción de una fuerte demanda embolsada durante la pandemia, lo que llevó a grandes inversiones en el sector que generaron un enorme excedente. Ahora ese sector es el escenario de una brutal carrera entre los proveedores chinos por hacerse con la mayor cuota de mercado.

Falta de previsión, sobrevaloración de los nichos de comercio y una inversión excesiva y a destiempo; el cóctel perfecto para un batacazo renovable. En el caso particular de España, a los males europeos se suman las trabas administrativas y la ineficiencia en el reparto de ayudas públicas. Con estos antecedentes ¿se puede ser optimista? La respuesta dependerá de si eres promotor o fabricante.

LAS ‘BICOCAS’ EÓLICAS CHINAS

Juan Virgilio Márquez, director general de la Asociación Eólica Española (AEE), aporta un dato clave: «Los promotores están empezando a mirar con buenos ojos a los fabricantes chinos, porque sus ofertas son imbatibles: descuentos de hasta el 30%». En sus declaraciones a MERCA2, no tiene empacho en calificar la práctica de «dumping», esto es, poner los componentes a precios anormalmente bajos con el objetivo de adueñarse del mercado. La cuesta abajo en los precios eólicos chinos, por tanto, ha sido una tabla de salvación para las empresas impulsoras de parques aerogeneradores.

La fabricación, sin embargo, es un segmento productivo que, ahora mismo, está en pérdidas. Y no por falta de trabajo, precisamente. «Los fabricantes tienen delante un pipeline a futuro récord» -subraya- «Hay 14,5 GW que tienen permiso ambiental para su instalación, de aquí a 2025». Hay proyectos de sobra, pero la cadena de valor fue alterada por el Covid y la posterior crisis inflacionaria que aún sufrimos, lo que engulle el margen de beneficios de las compañías.

Márquez afirma que, ahora mismo, la UE carga con la responsabilidad de remediar esta situación. La herramienta normativa adecuada es, en su opinión, la Net Zero Industrial Act (NZIA), propuesta por la Comisión para reforzar la capacidad de fabricación europea de tecnologías sin emisiones y ampliar la capacidad de fabricación en Europa.

«La nueva regulación tiene que establecer el marco de seguridad jurídica necesario para mantener la cadena de valor eólica existente y la atracción de inversión»

Juan Virgilio Márquez, director general de AEE

España, dice el director de AEE, debe «liderar» la concreción del acta, alineando sus directrices con un «pacto de Estado por la industria» que cristalice en una nueva Ley. La reforma tiene que «establecer el marco de seguridad jurídica necesario para mantener la cadena de valor eólica existente y la atracción de inversión industrial electrointensiva en nuestro país». Márquez aboga también por «reactivar el Foro de Alto Nivel de la Industria«.

Pero antes de comprar el traje nuevo, hay que ponerle parches al que ya tenemos: «Harán falta soluciones de urgencia que equilibren las condiciones de nuestra oferta con la china».