Shein utiliza a la ONU para ‘lavar’ su mala imagen

La problemática de la moda ultra fast fashion y el trabajo esclavo pone en ‘jaque’ al gigante chino de la moda ‘low cost’ Shein. El modelo de producción de la moda rápida no es sostenible ni para el planeta ni para los trabajadores, con el Plan de Acción para la economía circular de la Unión Europea en 2022 ya corrieron los rumores sobre el cierre de la plataforma para combatir el impacto ambiental y social.

Si algo ha acompañado a Shein desde su creación han sido las polémicas. Una de las mayores críticas la comunicad verde que achaca al gigante chino es su modelo nada sostenible. Agregado a esto, y traspasando la barrera de los derechos humanos, Shein es una de las compañías del sector que tiene a sus trabajadores con unas condiciones pésimas. En 2022 varios medios desvelaron que el algodón utilizado por el transatlántico de la moda provenía de Xinjiang, una región china acusada de trabajos forzosos y zona vetada por Estados Unidos.

Recientemente la compañía china ha firmado el Pacto Mundial de las Naciones Unidas (UNGC) y apoya los diez principios centrados en los derechos humanos, el trabajo, el medio ambiente y la lucha contra la corrupción. Shein ha explicado por redes sociales el acuerdo, «Apoyamos los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que ayudan a guiar nuestras prioridades y orientación operativa. Reconocemos que siempre hay más por hacer y esperamos poder mostrar nuestro progreso continuo».

shein Merca2.es

LAS CRÍTICAS A SHEIN

El éxito de Shein viene derivado de unos precios muy bajos y económicos, con diseños rompedores y la facilidad de compras, aunque detrás existen una serie de condiciones que demuestran que estamos ante un competidor para nada transparente. Los clientes no investigan más allá del carrito de la cesta sin tener en cuenta las condiciones precarias de los trabajadores del gigante chino, que trabajan una gran cantidad de horas de más por un sueldo precario.

Que Shein sea partícipe de unos objetivos que son contrarios a su empresa y por los que se les ha criticado siempre, no sorprende a una sociedad que poco a poco ha ido viendo como la marca siempre intenta hacer un ‘lavado’ de imagen para no seguir arrastrando una serie de críticas y de malas prácticas.

LA MODA RÁPIDA NO PUEDE SER DE NINGUNA FORMA SOSTENIBLE YA QUE SE PRODUCE BAJO EL LEMA DE USAR Y TIRAR

Los textiles generan el 90% de las emisiones CO2 producidas durante el ciclo de vida total de una sala de corte. En España se tiran al año casi 1 millón de toneladas de residuos textiles, y tan sólo un 10-12% se reutiliza o recicla. La circularidad (sic) se ha convertido en la gran esperanza de la ‘fast fashion’, una industria que produce ropa a un ritmo frenético y la desecha con la misma rapidez.

UNOS PRINCIPIOS QUE NO PODRÁN CUMPLIR SI NO CAMBIAN EL MODELO DE NEGOCIO

Como bien hemos comentado al principio del artículo uno de los principales principios del pacto con la ONU es el respecto al medio ambiente. Para poder cumplir este importante punto deberán de cambiar el modelo de negocio y dejar de ser una marca ‘fast fashion’. Para cumplir este requisito deberán de evitar producir cada semana cientos de nuevos modelos y dejar de usar bolsas de plástico para los envíos de sus prendas.

Otro de los puntos que el gigante chino ha firmado de acuerdo con los principios de este pacto es el derecho humano y el trabajo. Una incoherencia por parte de la marca que siguen contando con contratos precarios, jornadas laborales muy largas y careciendo de seguridad. En una investigación a Shein, salieron trabajadores sin contrato que realizaban jornadas de hasta 75 horas, violando el Código de Conducta para Proveedores y también la ley laboral china. Según la legislación laboral china, una semana laboral puede tener un máximo de 40 horas y los trabajadores deben tener al menos un día de descanso por semana.

En una investigación a Shein, salieron trabajadores sin contrato que realizaban jornadas de hasta 75 horas, violando el Código de Conducta para Proveedores

A pesar de su popularidad, la empresa ha enfrentado multitud de problemas legales por utilizar sin permiso fotografías de otras marcas, plagiar diseños o llevar a cabo campañas controvertidas. Además, en los últimos años se ha cuestionado el impacto mediambiental que Shein, y otras marcas de fast fashion, producen. Abriéndose, así, una brecha en su reputación.