Las aplicaciones de Inteligencia Artificial no son consideras personas, si no pregúntenle a una de ellas, pero sí que sus creadores empiezan a tener que enfrentar la responsabilidad de algunas de sus publicaciones. Así lo está descubriendo Open AI, la empresa creadora del ChatGPT, que ha recibido una demanda por difamación de parte de Brian Hood un alcalde del Consejo de Hepburn en Australia, que según el bot, estuvo preso aunque en realidad era el denunciante en el caso al que se refería el programa.
No es la única denuncia. En Estados Unidos el ‘Centro para la Inteligencia Artificial y política digital’ (CAIDP por sus siglas en inglés) ha pedido a la Comisión de Comercio del país que prohíba el uso de la misma aplicación. Según su explicación se trata de un producto «sesgado, engañoso y supone un riesgo para la privacidad y la seguridad pública». Son nuevas preocupaciones que se han venido sumando a las que tienen relación con la perdida de empleos, el plagio y la creación de imágenes falsas.
Lo cierto, es que si bien las nuevas tecnologías suelen ser tener un punto de controversia, parece que el tema de la inteligencia artificial ha activado, con razón, las alarmas de varios sectores. Entre sus inexactitudes, que si bien han disminuido y lo seguirán haciendo, siguen siendo importantes y los riesgos al mercado laboral que representan son más un problema que una solución, al menos para quienes no están invirtiendo directamente en ellas.
UNA DEMANDA POR DIFAMACIÓN A UN CHATBOT
Lo cierto es que desde la propia, Open AI asumen que su bot sigue teniendo defectos, no es casual que lo mencionen allí mismo en las condiciones de uso asegurando que puede contener «información inexacta sobre personas, lugares o hechos». El problema es que de momento su base de datos no puede actualizarse sola, por lo que contiene los errores y sesgos humanos esperables, al mismo tiempo al menos la versión abierta del producto comunica que su base de datos solo llega hasta 2021, por lo que algunas noticias posteriores no son conocidas.
De momento es desde Microsoft donde se estará viendo más de cerca el caso. Interesados en el ChatGPT la empresa puso mil millones de dólares de su bolsillo para comprar a la desarrolladora de Inteligencia Artificial en 2019 y ha invertido otros 10.000 millones este año para sus procesos de desarrollo. Visto desde afuera es una apuesta a una tecnología que ven como pieza clave de su futuro, al punto de despedir en completo a un equipo de ética que había expresado sus dudas sobre esta tecnología.
Lo cierto es que como lo han demostrado las imágenes del Papa Francisco con un abrigo de rapero, o el reciente montaje que El Mundo realizó con Pablo Iglesias y Yolanda Díaz para probar lo realistas que pueden ser, cada día será más difícil filtrar la creación de la IA de la realidad. Siendo así, denuncias como la del alcalde Hood pueden ser importantes para sentar precedentes que obliguen a las empresas a revelar las inexactitudes de sus aplicaciones o la veracidad de las fotos.
MIENTRAS TANTO SE ESPERA POR LA APLICACIÓN DE GOOGLE
Mientras el ChatGPT sigue su controvertida evolución se espera que, en cualquier momento, el competidor de Google, que llevará por nombre Bard, este disponible. La realidad es que parte del problema de esta nueva tecnología, al menos para el público general, es solo una marca de IA que la mayoría emplea en su día a día. Sumado al alcance natural de Microsoft es normal que la creación de Open AI sea vista casi como sinónimo del concepto de Inteligencia Artificial.
Al mismo tiempo hay alguna un poco más riesgosa. Es el caso de Freedom GPT que se declara como una opción ‘sin censura’ al famoso bot conversacional, y por tanto, ha sido eliminada de internet un par de veces tras explicar a sus usuarios como fabricar una bomba o defender a Hitler. Es un ejemplo de por qué los sesgos puestos sobre estas aplicaciones pueden ser necesarios para evitar algunos riesgos con un conversador automático. Este e el problema de tomar decisiones con una tecnología en desarrollo.
¿QUÉ PASA CON CHATGPT SI PROSPERAN LAS DENUNCIAS?
La otra realidad es que si las denuncias llegan a tocar el bolsillo de la empresa desarrolladora es posible, y hasta probable, que estos sesgos no hagan más que aumentar. Dado que algunas compañías de medios están dependiendo de este tipo de aplicaciones para ayudarlos a recabar información más rápida y es difícil saber que es peor: Entregarse a un sesgo de una empresa, que tendrá sus intereses, o no contar con esta tecnología en el futuro cuando sea más necesaria.
Habrá que esperar para saber exactamente qué pasa con esta denuncia en las próximas semanas. La realidad es que seguimos caminando en territorio desconocido, por lo que no hay muchas más opciones que seguir esperando resultados para los próximos meses.