La Inteligencia Artificial se cuela en la portada de los medios

Sea para calcular que artículos pueden generar más ingresos a través de un PayWall como lo hace el New York Times, para acelerar la publicación de artículos de actualidad o para dibujar imágenes que no podrían ocurrir como hizo El Mundo aquí en España la inteligencia artificial cada día es más utilizada en el periodismo, con los riesgos que conlleva. Aunque es complicado imaginar, aún tan temprano en el proceso, el efecto que tendrá en nuestras vidas ya es suficiente para que nos pongamos nerviosos. 

Es que desde redactores hasta fotógrafos no son pocos los profesionales de la comunicación nerviosos por su alcance, en particular periodistas. Sea la famosa Chat GPT, cada día más conocida y usada tanto por profesionales como por curiosos, o las imágenes que crean grupos como United Unknown pareciera que cada día fuese más difícil marcar una diferencia entre el robot y el ser humano, o la foto y la creación digital.

Es el caso de la reciente imagen del Papa Francisco vestido a la moda urbana. Esta imagen del Papa hecha en inteligencia artificial es un ejemplo de cómo esta tecnología puede ser utilizada para recrear imágenes detalladas de personas famosas o históricas. A través del uso de algoritmos complejos y una gran cantidad de datos, se puede generar una imagen realista que parece haber sido tomada con una cámara en lugar de ser creada por una máquina. Aunque esta tecnología es fascinante, también plantea preguntas éticas sobre la privacidad y el uso de imágenes de personas sin su consentimiento.

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Son dudas típicas con cualquier nueva tecnología, la propia Chat GPT lo confiesa así, pero en este caso es normal la preocupación. La realidad es que es imposible medir hasta donde puede llegar la tecnología, y los efectos que puede tener. Al mismo tiempo no deja de ser preocupante que con la entrada al mercado de esta tecnología, se vean decisiones como el despido de equipo de ética de Microsoft. Parafraseando a Jeff Goldblum en ‘Parque Jurásico’: «Estaban tan preocupados por ver si podían hacerlo que nadie se paró a pensar en si debían hacerlo». 

EL FUTURO ECONÓMICO DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Según diversos expertos, los empleos que pueden estar en riesgo por la entrada de la inteligencia artificial son un 25%. Lo cierto es que las aplicaciones de este universo han llegado ya a imitar voces, estilos de dibujo y de animación, pero es que además son procesos automatizados en sectores donde, a diferencia de otros espacios que se han automatizado, los puestos de trabajo no sobran.

Es una situación delicada, que requiere regulaciones aprobadas de forma rápida, y probablemente sin la necesidad de llegar a prohibiciones totales, como el caso de Italia con el Chat GPT. Es una cuerda floja delicada que debe permitir a la sociedad exprimir las opciones de estas herramientas, pero sin que deje a un porcentaje excesivamente alto de desempleados en una sociedad que no tiene una red de seguridad suficientemente amplia para atraparlos a todos. 

LAS DUDAS SOBRE EL PLAGIO EN IA

La otra gran pregunta a la hora de regular este tipo de mecanismos es precisamente su forma de aprender. Los software que desarrollan imágenes o textos deben aprender a hacerlos de algún otro lugar, y ya hay quien llama este proceso un plagio en sí mismo. Lo cierto es que si quienes desarrollan este tipo de programas esperan generar confianza de artistas y redactores lo mínimo que podrían hacer es dar un algo de crédito a los que funcionaron como base para el desarrollo de su tecnología. 

Es que no es casual que los recientes desarrollos en esta tecnología hayan generado escozor específicamente en el mundo del diseño y redacción. En la práctica no dejan de ser procesos delicados, y difíciles de calcular. Sí, por ejemplo, una IA revisa este texto en internet y aprende de él para un nuevo trabajo es complejo saber qué porcentaje del nuevo texto puede ser considerado de mi autoría, si es que alguno puede. 

CADA DÍA MÁS DIFÍCIL DE IDENTIFICAR 

Finalmente, no queda más que hacer además de educarse como consumidor de contenido en los detalles de redacción e imagen que pueden definir las diferencias entre lo real y lo digital, aunque cada vez sean menos. De todos modos, al mismo tiempo que se desarrolla la inteligencia artificial se han desarrollado las herramientas para detectarla, por lo que eso significa que hay figuras dentro del mundo tecnológico tan preocupadas por este proceso como quienes lo ven desde afuera.

Pero el riesgo no es poco. Este artículo, por ejemplo, tiene un párrafo escrito por el ChatGPT, una prueba de los riesgos que conlleva su existencia. No queda más, sino sentarse a esperar, con algo de miedo, como se desarrolla esta nueva tecnología en nuestro día a día. 

Ernesto Rodriguez
Ernesto Rodriguez
Periodista, entrevistador e investigador de oficio. Amante del cine, la música y Political Junkie. Escribo de empresas de transporte, cultura y sanidad