Otro revés para el Nutri-Score: el etiquetado francés pierde peso en España

El etiquetado frontal de alimentos Nutri-Score sigue perdiendo apoyo en España. “Se retrasa la aprobación del Nutri-Score en España”. “La Comisión de Sanidad y Consumo del Senado insta al Gobierno a detener la implantación del sistema Nutri-Score”. “Los Ministerios de Consumo y Agricultura se enfrentan por el Nutri-Score”. Los titulares de los últimos días son alentadores para quienes llevan tiempo advirtiendo sobre las limitaciones que esconde este etiquetado que, con sus colores y letras, perjudica la imagen de los productos típicos españoles. Si bien hasta ahora, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, se mostraba confiando en seguir apostando al NutriScore, las noticias recientes reafirman que su proyecto ha perdido peso. Son muchos los que están dispuestos a seguir luchando para evitar que este modelo de etiquetado llegue a España de manera oficial.

“El NutriScore es insuficiente y no es perfecto, pero este ministerio va a promover el sistema y lo hacemos por convicción”, anunciaba en junio Alberto Garzón. Sin embargo, mucho ha cambiado desde entonces y su convicción en la defensa del NutriScore está cada vez más cuestionada. De hecho, recientemente, el ministro ha decidido dar marcha atrás con la utilización del NutriScore como base para su proyecto de prohibición de la publicidad de alimentos y bebidas insanos dirigida a niños. Si bien previamente Garzón había anunciado que se utilizaría el NutriScore para distinguir cuáles son los productos insanos, el ministro ha anunciado que finalmente no se utilizará este sistema. Un gesto que muchos interpretan como sabio, considerando la creciente oposición al sistema y las cada vez más evidentes fallas que el modelo presenta.

Pero sin duda la noticia que más esperanza ha dado a los opositores al sistema ha sido la de la aprobación de la moción presentada por el Grupo Parlamentario Popular a través de la que se insta al Gobierno a detener la implantación del NutriScore en España. Esto, hasta que la Comisión Europea tome una decisión sobre cuál será el sistema que se aplicará de manera armonizada a nivel europeo.

La moción aprobada en el Senado es, de alguna forma, el resultado del trabajo de todas las voces que en los últimos meses se han encargado de concientizar sobre los riesgos de adoptar el sistema NutriScore en España. Entre ellos, las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP), asociaciones como la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (ASAJA), la Sectorial Nacional del Aceite de Oliva Virgen con Denominación de Origen y gran parte de la comunidad científica, entre muchos otros.

El pedido común entre todos ellos es que el Gobierno de España ponga un freno al proyecto de Consumo y analice la adopción de un sistema alternativo que ponga en valor las bondades de los alimentos que componen la dieta mediterránea.

“Numerosos alimentos de nuestra dieta mediterránea son mal calificados con el etiquetado NutriScore, como el queso, el pescado en conserva, los zumos naturales, como también ocurre con alimentos considerados de muy alta calidad, como los jamones en cualquiera de sus denominaciones, unas industrias con miles de familias y trabajadores detrás”, explicó durante la sesión en el Senado, el portavoz del Grupo Popular, Juan María Vázquez. Asimismo, Vázquez insistió en que es necesario “evaluar otros modelos que han aparecido en los últimos meses, como el sistema italiano Nutrinform, un nuevo etiquetado que pone en valor productos como los incluidos en la dieta mediterránea”.

Nutrinform, la alternativa italiana al NutriScore

La propuesta de Vázquez es interesante ya que según una encuesta reciente realizada por la Universidad Luiss de Roma, los consumidores europeos prefieren el sistema Nutrinform frente al NutriScore. Este estudio que también tuvo en cuenta la opinión de los consumidores españoles, demuestra que el Nutrinform es una alternativa que las autoridades españolas no pueden dejar pasar a la hora de analizar los distintos modelos de etiquetado. Sobre todo porque, como explica el gastroenterólogo y nutricionista de la Universidad Campus Biomédico de Roma, Luca Piretta, el Nutrinform fue pensado para ayudar a los consumidores a evaluar los alimentos, pero también para ayudarlos a llevar una dieta equilibrada y sana. Es decir que, de ser adoptado, este sistema puede funcionar como una verdadera herramienta de salud pública para guiar a los consumidores a tomar decisiones de compra saludables.

Como explica Piretta, a diferencia del NutriScore, el Nutrinform no se basa en ningún algoritmo, sino que se guía por las ingestas de referencia recomendadas por la Unión Europea y estudiadas por los científicos para seguir una dieta saludable. Es decir, no busca penalizar alimentos calificándolos como “buenos o malos”, sino que busca informar a los consumidores. Por el contrario, el NutriScore solo ofrece un juicio de valor sobre cada producto, sin tener en cuenta la porción consumida, ni su frecuencia de consumo. Por ende, el sistema francés no proporciona información sobre cómo contribuye cada alimento a la dieta cotidiana.

Dudosa evidencia científica sobre el NutriScore 

Además de lo mencionado, el Nutrinform tiene un importante punto a favor. El sistema italiano fue desarrollado por científicos italianos que han tenido en cuenta las indicaciones nutricionales aprobadas por la EFSA y la normativa vigente en la Unión Europea con respecto a las etiquetas nutricionales. Este no es un detalle menor, teniendo en cuenta que recientemente, expertos han develado graves conflictos de interés en la bibliografía científica utilizada para promocionar al NutriScore.

Uno de los casos que más ha resonado es el del apoyo que ha recibido el modelo francés por parte de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El problema surgió cuando el dietista-nutricionista Juan Revenga, y el director de la Asociación Holandesa de Productos Lácteos, Stephan Peters, descubrieron que los estudios científicos utilizados como fuentes de información por la IARC para defender el NutriScore, habían sido realizados por los propios desarrolladores del sistema en cuestión. Lo que generó dudas sobre la parcialidad de la IARC a la hora de emitir su comunicado a favor del modelo francés.

Si bien los desarrolladores del NutriScore no tardaron en promocionar la noticia sobre el apoyo del IARC, lo cierto es que el comunicado perdió peso cuando la OMS dio un paso al costado. Rápidamente, la OMS se diferenció de la IARC y aclaró que actualmente no está en condiciones de recomendar el uso de ningún modelo en particular sobre otro. Además, la OMS recordó que son varios los sistemas que están siendo analizados, entre ellos los desarrollados por Italia, Francia, Reino Unido, entre otros, e instó a los Estados miembros e instituciones a investigar y analizar el impacto de cada sistema en diferentes contextos.

Una llamada de atención para que todos los involucrados pongan esfuerzo en investigar qué hay detrás de cada sistema y no dejen ningún punto sin investigar ya que en el fondo de todo el asunto se encuentra la salud de los consumidores. Por eso y tal como lo explicó Vázquez en su intervención en el Senado, genera tanta preocupación en España la premura en la implantación de NutriScore, ya que este modelo “está más cerca de ser una etiqueta publicitaria que una estrategia para mejorar la salud de los consumidores”. La aprobación de la moción por parte de la Comisión de Sanidad y Consumo del Senado es un paso en la dirección correcta, alejando a España de la adopción del NutriScore y llamando a las autoridades a analizar una alternativa, como el Nutrinform, que ponga en valor los beneficios que tienen los productos agroalimentarios españoles para la salud.