Banco Santander recicla, reutiliza y reduce plásticos en favor del planeta

Está a punto de decir adiós a todos los plásticos de un solo uso en sus edificios de todo el mundo. Un objetivo que espera cumplir este año.

Cada minuto se venden alrededor de un millón de bebidas en recipientes de plástico y se estima que una de estas botellas tarda en descomponerse en torno a 450 años. Estos envases, unidos a otros muchos, superan los 350 millones de toneladas anuales. Y muchos de ellos (más de ocho millones de toneladas) acaban en los océanos provenientes de las aguas fluviales. La Organización de las Naciones Unidas advierte del devastador daño que esto provoca a nuestro planeta y alerta de que, si no se actúa con contundencia, en 2050 habrá más plásticos que peces en los océanos.

Los residuos plásticos son una fuente de contaminación ilimitada. Su reciclaje es fundamental para salvar al planeta de una fuente de contaminación nociva y persistente.

Para disminuir estos efectos se están tomando medidas que incentivan el reciclaje de residuos. En Cataluña, por ejemplo, más de un millón de ciudadanos pueden recibir recompensas cada vez que reciclan sus latas y botellas de plástico en los contenedores amarillos. Ecoembes, en estrecha colaboración con el Departament de Territori y Sostenibilitat, premia a los ciudadanos recicladores con incentivos que ayudan a mejorar su entorno más cercano, a través de contribuciones a proyectos sociales locales de ONG, como Banco de Alimentos o Cruz Roja, o fomentando la movilidad sostenible.

A estas medidas se ha unido Banco Santander, que aplica la regla de las tres ‘R’:  reducir, reciclar y reutilizar gran parte de los residuos y mitigar el impacto negativo que tienen para el planeta. La entidad presidida por Ana Botín está comprometida al 100% con la sostenibilidad, tanto de su propia actividad como de la de sus clientes, a los que acompaña en la transición hacia una economía verde. Para ello, leva a cabo numerosas iniciativas en cada una de las geografías en las que opera. Entre ellas, campañas para concienciar y llamar a la acción a todos los empleados para que sean más responsables.

En España, el Santander fue en 2019 el primer banco en conseguir la certificación Residuo Cero de AENOR. En la sede corporativa del grupo, la Ciudad Financiera de Boadilla del Monte (Madrid), se han logrado reintroducir en un 90% o más los residuos generados en la cadena de valor. Para este año, está previsto eliminar los manteles de papel en los distintos comedores, el uso de servilletas de papel reciclado y de vasos biodegradables, o la implantación de máquinas expendedoras más sostenibles en los edificios.

La voluntad del banco de deshacerse del plástico surgió en la filial brasileña de la mano de 13 jóvenes participantes del programa Young Leaders, una iniciativa que identifica talentos para potenciar su desarrollo y liderazgo dentro de la empresa. Desde entonces, la idea forma parte de la identidad del grupo a nivel mundial. Y ahora, la entidad está a punto de dar el adiós definitivo a todos los plásticos innecesarios de un solo uso en sus edificios de todo el mundo: ha logrado recortarlos un 98%, a un paso del 100% fijado para 2021.

Este objetivo forma parte de su ambiciosa agenda de Banca Responsable que incluye once Objetivos de Desarrollo Sostenible a cumplir en cinco años, hasta 2025, para a partir de ahí, acelerar el paso en el camino hacia la meta final: alcanzar cero emisiones netas de carbono en todo el grupo en 2050 para apoyar los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático.

Ademas de la reducción de los plásticos, entre estos objetivos hay otros tres dirigidos a la protección de medio ambiente: movilizar 120.000 millones de euros en financiación verde, cifra que se elevará a 220.000 millones hasta 2030 (ya va por 41.700 millones); que el 100% de la energía que consuma proceda de fuentes renovables (ha superado el 60% fijado para este año); y ser neutro en carbono en su actividad operativa interna, un reto que ya logró cumplir en 2020.

El grupo mide su huella ambiental desde 2001, cuantificando el consumo de energía, residuos y emisiones. Y, desde 2011, ha implementado diversos planes de eficiencia energética y sostenibilidad con estrictos criterios para garantizar que su impacto ambiental sea el menor posible. Los resultados obtenidos han sido la reducción del 21% del consumo energético; la disminución del 61% de las emisiones a la atmósfera y el descenso del 75% del consumo de papel del 75%.