La presencia de falsos autónomos es un problema tanto en el ámbito de la Seguridad Social como en el ámbito laboral. Se trata de personas que están dadas de alta en el RETA pero, en realidad, no cumplen con los requisitos para ser autónomos puestos que su relación con su cliente es más bien una relación laboral.
Esto supone un perjuicio para el supuesto autónomo, porque debería disfrutar de todas las ventajas de una relación laboral (vacaciones pagadas, mayor protección social, etc.) y no lo está haciendo. Mientras tanto, el empresario se está ahorrando una gran cantidad de dinero en los seguros sociales que no está pagando al no tener trabajadores.
El conflicto de los riders ha sacado a relucir que la evolución de la tecnología y la aparición de nuevos negocios vinculados a la misma está dando lugar al crecimiento de la figura del falso autónomo. La Inspección de Trabajo quiere poner coto a este problema y para ello se propone aumentar las investigaciones.
Los falsos autónomos no son algo nuevo
La figura de quien cotiza como autónomo cuando no cumple los requisitos para ello se ha hecho ahora muy popular, pero no estamos ante nada nuevo. En España hace décadas que este sistema se usa en profesiones como la odontología o en la abogacía. Y afecta especialmente a los más jóvenes, a quienes acaban de incorporarse al mercado laboral y no ven otra salida para poder ganarse la vida.
La propia Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha destacado que estamos ante un problema grave que afecta al conjunto de la sociedad, privando a los trabajadores de sus derechos y reduciendo la capacidad de recaudación de la Seguridad Social. Permitir que estas situaciones se sigan produciendo, solo beneficia a las empresas que actúan con ánimo defraudatorio.
