La situación actual no está siendo nada fácil para nadie, y mucho menos para los autónomos. Pero, de entre los múltiples problemas que se les acumulan a quienes trabajan por cuenta propia, no cabe duda de que la morosidad y los problemas de financiación destacan frente al resto. Ya que son cuestiones muy difíciles de solucionar y con una repercusión importante sobre cualquier negocio.
¿Qué se puede hacer para reducir el riesgo?
El autónomo nunca va a estar totalmente a salvo del riesgo de tener clientes morosos. Incluso la persona o entidad que parece más solvente puede acabar dando problemas de pago. Por eso, lo mejor es actuar con precaución.
A priori no hay que cerrarse a ningún tipo de cliente, porque ya hemos visto que tanto entidades privadas como públicas pueden acabar dejando facturas in pagar. Pero es importante asegurarse que el producto o servicio no se va a entregar gratis. Para ello, nada mejor que retomar una vieja tradición como el pago de una “señal”.
Se trata de pedirle al cliente el pago de un porcentaje de la factura por adelantado, antes de entregar el producto o prestar el servicio. De esta forma, si el cliente resulta ser un moroso, al menos se ha cobrado algo.
