Colegio Casvi Boadilla, un concertado 5 estrellas en Madrid a precio de privado

Desde un punto de vista colectivo, una de las grandes bondades de la enseñanza concertada es el dinero que ahorra al Estado. Al estar subvencionada, el erario público aporta una parte del coste por alumno, mientras que la familia que elige el centro, sufraga el importe restante. Entre la oferta privada y la pública, se presupone una concertada intermedia asumible. El Eurocolegio Casvi Boadilla es un ejemplo “Premium” de los colegios concertados. Una fábrica de hacer dinero para sus gestores y un auténtico pozo sin fondo para padres que, se ven obligados a pagar algo más que la llamada “aportación voluntaria” mensual.  

El negocio en torno a la Educación no es nuevo, si bien algunos centros concertados desdibujan las diferencias con los privados, más caros para los padres pero que cuestan 0€ a la Administración. Las dificultades de accesibilidad a los centros educativos públicos por la dispersión en la zona y la creencia de que la concertada es asequible lleva a muchos padres de Boadilla del Monte (Madrid) y alrededores a decantarse por el Eurocolegio Casvi.

Con unas instalaciones propias de un colegio privado y al margen de los gastos propios de uniforme de los alumnos, la inversión anual de los padres en cada curso escolar se ve inflada periódicamente por duplicidades y por actividades ajenas a la propia actividad escolar.

Pero empecemos por el principio. En septiembre, llega el comienzo de curso, y con él uno de los mayores desembolsos que afrontan las familias con la vuelta al cole. El uniforme es el primero de los apartados a completar en la lista de los escolares. Pues según ha podido saber MERCA2, el centro escolar dispone de su propia tienda y no trabaja con ningún otro establecimiento, como sí hacen la mayoría de los colegios concertados.

Los padres consultados hablan de “monopolio” del Casvi de Boadilla, cuyo uniforme, en concreto el chándal, ni siquiera coincide con otro de los centros de la institución educativa como el Casvi Villaviciosa. Todas las prendas que forman  el uniforme se compran exclusivamente en el centro de Boadilla y al precio que marca la institución. Todo con el pertinente escudo o emblema del colegio.

Chándal (sudadera y pantalón); camiseta de deporte; jersey de pico; pantalón gris (niños) o falda peto de cuadros (niñas); polo; babi infantil; gorro de piscina y bañador. Además de lo obligatorio -todo lo anterior-, el establecimiento del centro  vende: zapatillas; zapatos; calcetines para piscina y abrigos (con el logo del colegio). Como si de un particular ‘Corte Inglés’ se tratara, la moda escolar aumenta con nuevas propuestas. Sólo por el uniforme completo para un curso se pagan, como mínimo 300 euros, en función del número de camisetas y polos que se compren y de las veces que haya que reponer la ropa estropeada por el uso.

Pero el uniforme es sólo una más de las líneas de ingreso de esta suerte de ‘centro comercial’ paralelo al colegio. La gestión y venta del material escolar, también de compra obligatoria en el propio centro, tiene una historia aparte. Según ha podido saber MERCA2, sólo en Primaria el desembolso inicial de los padres supera los 360 euros, sin contar con los gastos que surgen a lo largo del curso. Para los niños de la guardería y a partir de la ESO, el coste es mucho mayor por el tipo de material que se emplea en esos ciclos.

Pero quizá, entre las cosas más curiosas de este apartado encontramos las duplicidades de pago que se producen sin explicación. Pongamos el caso de un recibo domiciliado a unos padres de un alumno de Primaria que, al margen de los libros de texto y material didáctico, en el desglose del recibo en la plataforma digital recoge los siguientes conceptos: “material de indagación”, “material de clase” o “material complementario”. Sin embargo, aparte de pagar estos conceptos los padres reciben una lista de “material escolar” que deben comprar cada año.

Pero, ¿cuál es la diferencia entre unas y otras cosas? ¿De qué se compone “material de clase”? Algunos padres han preguntado sin obtener respuesta: “pagas un material aparte que no sabes lo que es, que nunca tienes en casa y que nadie te dice qué contiene exactamente ese material”, comenta un padre.

“Hasta los cuadernos son del centro, especiales del Casvi”, comentan los padres consultados, “los niños no pueden utilizar cuadernos que no sean del Casvi, comprados en una papelería, hay que comprarlos allí al precio que pongan”. Algunas familias hablan incluso de cuadernos confeccionados a partir de fotocopias de ejercicios, con el logo corporativo del colegio que se pagan a precio de cuadernos de ejercicios.

EL BOSQUE SOLIDARIO DE CASVI BOADILLA

Pero el gasto escolar no acaba ahí. El transcurso del año consiste en un constante suma y sigue de gastos para los padres. Tras colaborar con diferentes ONGs, «en 2006 se pusieron los cimientos para el nacimiento de la Fundación Casvi». El objetivo oficial de la iniciativa, según explica la web oficial de la entidad, es «implicar a nuestra Comunidad Educativa para realizar obras de bien común, destinadas a favorecer a los sectores más pobres de la sociedad, tanto a nivel nacional como internacional».

En resumen, los padres de alumnos del Casvi también se ven en la obligación de sufragar la vertiente solidaria del Casvi Boadilla. La Dirección del centro informa a las familias de proyectos en marcha y les asignan una cantidad para colaborar.

Lo mismo ocurre con ‘El bosque de Casvi Boadilla’. A finales del mes de octubre de 2020 el Eurocolegio Casvi Boadilla inició la campaña Colabora-Reforesta, un proyecto de Eco-Casvi cuyo propósito era recaudar fondos para reforestar bosques en el territorio nacional con especies autóctonas y mitigar así el cambio climático.

La solidaridad del centro escolar pasa de nuevo factura a las familias y se traduce en otro gasto más para los padres: “hay que pagar un cantidad por cada árbol, a cambio te ofrecen la geolocalización del árbol plantado”, explica una madre, al tiempo que muestra su disconformidad ante este tipo de prácticas porque, “ya somos solidarios con el Banco de Alimentos, también a través del colegio, y eso sin contar que cada cual colaborará de forma particular y libremente con el proyecto que quiera”.

FAMA DE COLEGIO CARO

A priori, y por las cuotas establecidas “voluntarias» o no, los padres podrían matriculan a sus hijos planificando un gasto medio en Primaria de unos 300 euros mensuales, que consideran asumibles, y a los que añaden otros pagos por uniforme y material escolar con los que cuentan de antemano. Sin embargo, según fuentes consultadas por MERCA2 el centro estimaba un margen anual de 2.000€ alumno/año en 2020, pese a la pandemia y los meses de confinamiento y enseñanza online.

Muchos padres se quejan de que se trata de uno de los concertados más caros de Madrid, puesto que más allá de los gastos previstos, el centro multiplica sus fuentes de ingreso. La “fama de caro” persigue al centro, que presume de ser gratuito en su calidad de concertado. “Como centro concertado, la enseñanza es gratuita, pero cuenta con un pack de ampliación de horarios y servicios (inglés, refuerzo de materias troncales, piscina, horario ampliado, asesoramiento psicopedagógico…)”, tal y como se vende el centro en la Guía de centros educativos de los medios locales.

Pero, desde hace años, en los foros de la localidad, las familias hablan de un colegio caro o al menos cuyos gastos no son acordes a la imagen que se proyecta del centro escolar. “Es el más caro de los tres concertados de la zona, pero seguro que no es el mejor”, afirmaba una madre el pasado mes de noviembre.

El copago que asumen los padres que optan por la enseñanza concertada es una realidad, como lo es que un colegio concertado funciona como una empresa privada en régimen de concesión, la cuestión es saber dónde acaba el negocio y empiezan las prácticas abusivas que revelan estos padres: ¿Dónde está el límite a la hora de facturar a los padres de la concertada?

María Castañeda
María Castañeda
Redactora de MERCA2 de empresas y economía; especializada en energía, sostenibilidad y turismo.