Fractura digital en Montealto y El Prado: fuga de alumnos por Chromebook

El acelerón propiciado por el covid-19 a la “digitalización” de la enseñanza acarreará cambios irreversibles en las aulas y fuera de ellas. Eso estaba claro. Pero desde la institución ‘Fomento de Centros de Enseñanza’ han dado un paso más. Su modelo educativo ha sufrido un cambio sustancial, renunciando a los libros de texto en papel y sustituyéndolos por Chromebook. La consecuencia ha sido una fuga de familias que han optado por sacar a sus hijos de colegios privados como Montealto y El Prado de Madrid. La Dirección de los centros justifica la decisión en la necesidad de incorporar dispositivos tecnológicos. Un porcentaje elevado de padres asocia la ruptura de modelo a un acuerdo millonario con Google.

Y los progenitores podrían estar en lo cierto, si nos atenemos a los precedentes y al espíritu educativo de los centros, y también a la premura en la implementación de la herramienta de Google. Si bien la institución educativa esgrime un impulso al modelo de enseñanza, que se ha visto obligado a cambiar en previsión de futuros confinamientos, lo cierto es que con su renuncia a los libros impresos los centros de ‘Fomento’ abandonan algo más que el papel. Los valores del modelo cristiano de enseñanza, próximos a la figura clave del profesor y alejados del “constructivismo” de las clases en pantalla, se esfuman junto a los tradicionales textos escritos.

El acuerdo global entre ‘Fomento de Centros de Enseñanza’ con Google para seguir desarrollando su Proyecto Digital, llegaba a primeros de julio, justo unos días antes del anunciar que “Chromebook será también el soporte de los libros digitales que sustituirán a las ediciones en papel”. El Proyecto Digital está impulsado por la innovación tecnológica y metodológica de sus 35 colegios, todos ellos bilingües y se aplica, desde septiembre, a las alumnas y alumnos de 5º de Primaria a 4º de ESO -a partir del próximo curso será desde 3º de Primaria-. El acuerdo con Google rondaría los 9 millones de euros, de cara a los dos primeros años, y podría alcanzar los 27 millones en cinco años.

La inmersión definitiva de estos colegios privados en Chromebook preocupa a los padres en general, y no sólo a los que optaron por salir y llevar a sus hijos a otros colegios, para no someterles al cambio. Tanto los que se quedaron como los que se han ido han detectado deficiencias en este formato. Los niños, nativos digitales, saben hackear el sistema y se intercambian archivos de contenido sexual, según la versión de algunos padres. Los alumnos saben manejar esta herramienta de Google y no hacen siempre un uso adecuado: los niños se distraen en el aula y no aprovechan el tiempo.

Otra de las quejas de los padres reside en la ausencia de notificación previa de la medida, que se adoptó sin dar ningún margen de maniobra, es decir, fue “impuesta al margen de las AMPAS y de los padres, sin contar con su parecer” y, además, “cuando la mayoría de centros del entorno educativo ya habían cerrado su periodo de admisión y matriculación”, según describen los padres en la carta remitida al director de ‘Fomento’ con copia al Consejo de Administración, Comité de Dirección y Dirección Escolar.

Pese a todo, el motivo principal del rechazo de los padres se basa en que desde la institución educativa no se ha ofrecido “ni una sola razón pedagógica”. La medida adoptada resulta “en esencia constructivista”, según reprocha la misiva de los padres que inciden en que “el profesorado de nuestros centros es extraordinario, y queremos que sea él (de nuestra mano, como primeros educadores) quien conduzca a la verdad, el conocimiento y la cultura a nuestros menores, y no un dispositivo electrónico”.

Para los progenitores, “la tan necesaria competencia digital nada tiene que ver con entregar un Chromebook a cada alumno”, más bien, al contrario, “lamentablemente el alumnado continuará terminando su etapa escolar, en la mayoría de los centros, sin unos mínimos conocimientos de Word, Excel, entorno Windows, macOS… sólo sabrán desenvolverse en el entorno Google”. En este sentido, “anhelamos y le pedimos una verdadera competencia digital”, concluye la carta.

Además, la experiencia piloto desarrollada hace dos años en centros de Barcelona refleja una marcada caída en la curva de aprendizaje transcurrido un tiempo desde la implementación del modelo digital. En definitiva, muchas familias no ven motivos para descartar un modelo mixto, en el que convivan los libros con las tecnologías, al menos en las clases presenciales y para las horas de estudio.

Atrás quedó el espíritu crítico de los efectos de las tecnologías en los hogares españoles que promovía la institución educativa que agrupa a estos colegios junto a plataformas como Empantallados.com, como denunciaba el director general de Fomento de Centros de Enseñanza, Joan Curcó:

Empantallados.com se presenta como una plataforma para padres y madres, que nace “porque pensamos que nuestros hijos necesitan que les acompañemos también en el mundo digital”. La iniciativa, alentada por Fomento de Centros de Enseñanza, en colaboración con numerosos expertos de la educación y la tecnología, nace con el objetivo de educar “desde pequeños” a los niños “en un uso responsable y saludable de la tecnología, sin esperar a que sean mayores”.

LA FRACTURA: PADRES A FAVOR Y EN CONTRA

El origen de la fractura que ha enfrentado a un 30% de los padres, contrarios al nuevo modelo y que han optado por cambiar de colegio a sus hijos, con el 70% de los que aceptan el cambio de sistema, se remonta al pasado mes de julio. Tras una primera misiva fechada el 3 junio del director general de Fomento de Centros de Enseñanza, Joan Curcó, anunciando cambios de los que se informaría “con mayor detalle”, más adelante “a principios de julio”, llegó la anunciada carta informando a los padres de los alumnos de Montealto y El Prado (en Madrid) y de otros centros de Barcelona.

En el caso del Colegio Montealto de Madrid, la carta de la Dirección del centro llegó, según lo previsto, el 16 de julio. En el texto, la directora, Araceli Barea se acoge a “la conveniencia de mejorar el nivel tecnológico del colegio” manifestada por los padres en varias encuestas de satisfacción y también a la opinión de expertos que “promueven la competencia digital como forma de renovación pedagógica y ante la posibilidad de un nuevo confinamiento” para anunciar que “los colegios de Fomento hemos optado por el Chromebook, como herramienta educativa”.

Pero el enfrentamiento ha llegado a tal extremo que algunos padres disidentes aseguran haber recibido la advertencia de la directora del Montealto del derecho de admisión que asiste a la Dirección del centro escolar y que podría negarles la posibilidad de matricular a sus hijos en cursos posteriores. En el caso de El Prado, su director, Santiago Olmedo se ha negado a un diálogo con los padres aduciendo que no quería comisiones de padres que fueran a atacar al centro y que todas las reuniones se mantendrían con cada padre, por separado.

Entretanto, las AMPAS tampoco han colaborado con las familias a favor de una solución intermedia. En este sentido, el presidente de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos de El Prado alegó que el AMPA «no es un sindicato», que habían trasladado su opinión al colegio, pero que no recogían quejas. La indefensión de los padres aumentaba al comprobar el posicionamiento del AMPA, alineándose con el colegio.

¿Por qué Chromebook y no otro dispositivo? Porque se trata de “un portátil escolar de fácil uso, robusto y de poco peso”. Además “es también el más utilizado en educación en España, en EEUU y en gran parte del mundo”, explica vía manual de uso la Dirección a los padres. El modelo elegido por ‘Fomento’ es “un Lenovo Chromebook 300e de 2ª generación, con 4GB de RAM, 32GB de disco duro, pantalla táctil y una batería resistente, de 10 horas de duración”.

“Tiene las prestaciones de un portátil y una muy buena relación calidad precio”, y a diferencia de las tabletas, “no está pensado solo para consumir contenidos, sino también para crearlos y elaborarlos (resúmenes, esquemas, presentaciones, etc.)”. Y porque es una herramienta de trabajo, “no diseñada -a diferencia del móvil o las tablet- para interactuar en redes sociales o realizar grabaciones; es decir, no está orientado al ocio”.

Pero conocida la teoría, llega la práctica. Según ha podido saber MERCA2, en este curso 2020-2021 los Chromebooks llegaron defectuosos y con teclado americano (sin la ñ). Mientras el colegio aconsejó unas pegatinas para cambiar las teclas, las familias recriminaban que se trata de dispositivos obsoletos, descatalogados, disponibles sólo por stock de la entidad educativa, pero que Google ya no pone a la venta.

RENOVACIÓN TECNOLÓGICA Y FUTURO CONFINAMIENTO

En la carta informativa dirigida a los padres, desde los centros educativos, admiten que la crisis sanitaria obligó a ajustarse a un contexto diferente y a nuevas situaciones de aprendizaje, “basadas en el uso de dispositivos digitales y en nuevas metodologías”.

En ese contexto, los colegios de Fomento justifican que Chromebook “es el portátil escolar más utilizado, el que mejor equipamiento ofrece a un precio muy razonable y el que, a través del Mobile Guardian, garantiza un entorno más seguro a nuestros alumnos”. Además, manifiestan que la decisión se ha adoptado “tras estudiar diferentes experiencias de incorporación de dispositivos tecnológicos en los colegios” y que “todas coinciden en que, en las iniciativas de éxito, los alumnos comparten un mismo dispositivo, la misma configuración, los mismos programas y un único administrador”.

En el documento ‘20 preguntas y respuestas sobre la implantación de los Chromebooks’ emitido por los colegios Montealto y El Prado, manifiestan que su modelo educativo “es y seguirá siendo la educación personalizada, y un modelo de educación integral que ofrece una buena formación académica, humana y cristiana”. Además, en nombre de ambos centros se asegura que Chromebook “es solo una herramienta de aprendizaje que amplía las posibilidades metodológicas y didácticas, tanto dentro como fuera del aula”.

La versión de los padres no coincide con el documento de la institución educativa en el que se asegura que “no será el Chromebook la única herramienta educativa, ni el único soporte de trabajo”. Según los colegios, «los alumnos seguirán utilizando cuadernos, realizando exposiciones orales, participando en debates, haciendo prácticas de laboratorio, utilizando las PDI’s, realizando exámenes escritos, elaborando esquemas y resúmenes, tomando apuntes, trabajando de manera cooperativa». En definitiva, «se va a cuidar mucho el tiempo de exposición a las pantallas». La pregunta surge de forma espontánea: ¿cómo se controlará ese tiempo frente a la pantalla -tan poco recomendado por la comunidad médica- si se eliminan los libros impresos?

Actualmente, ‘Fomento’ cuenta con 35 colegios en 11 Comunidades, 21 Kid’s Garden y el Centro Universitario Villanueva en Madrid. Se trata de un total de 24.401 alumnas y alumnos en los colegios, más de 86.500 Alumni y más de 2.490 profesionales.

Con bastante frecuencia se emplea la excusa de la pandemia para acelerar demasiados de los procesos de cambio que antes se implementaban de forma progresiva. Las prisas por encontrar y suministrar una vacuna frente al covid-19 parecen haber contaminado todos los procesos de cambio bajo la premisa de la “necesidad extrema”.

Al igual que ocurre con la vacuna, la gran incertidumbre ahora es el desconocimiento absoluto de los efectos secundarios. En la cuestión sanitaria estaría justificado afrontar determinados riesgos. Sin embargo, los daños de las decisiones apresuradas en un ámbito tan delicado como el educativo podrían ser irreversibles y su justificación no está tan clara. La cuestión es: ¿A cuánto estamos dispuestos a renunciar en nombre del coronavirus?

María Castañeda
María Castañeda
Redactora de MERCA2 de empresas y economía; especializada en energía, sostenibilidad y turismo.