El hidrógeno verde será competitivo a partir de 2030

El hidrógeno renovable puede ser competitivo a partir de 2030 si se impulsan políticas adecuadas para incentivar la inversión. Así lo avala la Fundación Naturgy en un nuevo estudio, en el que expertos del Instituto de Investigación en Energía de Catalunya (IREC) reclaman la implantación de una regulación precisa para escalar la tecnología, reducir los costes y atraer inversiones. España es el país con más potencial de producción de Europa gracias a sus condiciones geográficas y climáticas. Además, la utilización del hidrógeno para convertir la electricidad en gas permitiría también conectar las grandes infraestructuras gasistas y eléctricas.

Y en este nuevo escenario, sólo la disponibilidad de una red gasista que facilite su transporte, y la interconexión entre redes energéticas de gas y de electricidad, confirmarán el despliegue exitoso del hidrógeno. Por tanto, el hidrógeno bajo en emisiones de CO2 se considera ya en los diferentes planes nacionales, así como en el Pacto Verde Europeo, como una pieza importante en la descarbonización de la economía.

El hidrógeno en España supone una gran oportunidad de desarrollo económico y tecnológico en el marco de la transición energética. De hecho, en el contexto de la emergencia climática y ambiental, los objetivos que se ha marcado España cifran la reducción de emisiones de CO2 en un 23% de cara a 2030 y la neutralidad climática en 2050, con un sistema eléctrico 100% renovable.

El momento del hidrógeno ha llegado. Confluyen todas las condiciones para que este vector energético ocupe un lugar preferente en el mix del nuevo modelo energético libre de emisiones. Hace ya décadas que el hidrógeno fue identificado como una solución potencial para disponer de un combustible limpio de futuro, pero los anteriores intentos se vieron frustrados debido a la abundancia de reservas de petróleo, los bajos precios de los combustibles fósiles y el progreso de los vehículos eléctricos ligeros con batería, que frenaron las expectativas del despliegue de esta tecnología.

El escenario ahora ha cambiado, “estamos viviendo una transición hacia una era de gases energéticos sostenibles, y se prevé que durante la segunda mitad del siglo XXI su consumo supere tanto al carbón como al petróleo y, a fines del siglo XXI, los gases energéticos -metano e hidrógeno- habrán consolidado, como el carbón en su apogeo, más del 75 % del mercado energético mundial”, tal y como recoge el estudio.

Aunque los avances tecnológicos han permitido disminuir sus costes de producción y utilización, previéndose aún futuras mejoras que se están consolidando, sigue siendo también fundamental escalar las tecnologías para su eficaz comercialización, y definir una hoja de ruta que optimice el plan de inversiones requerido para la implementación del hidrógeno.

VECTOR ENERGÉTICO PARA LA DESCARBONIZACIÓN

Los avances tecnológicos y la previsión de caída de precios podrían reducir el coste de producción del hidrógeno renovable a partir de 2030, si se impulsan políticas que ayuden a escalar la tecnología, reducir los costes y atraer inversiones. Así lo ha manifestado el director del Instituto de Investigación en Energía de Catalunya (IREC), Juan Ramon Morante, durante la presentación del estudio ‘Hidrógeno. Vector energético de una economía descarbonizada’, publicado por la Fundación Naturgy y elaborado por un grupo de expertos del IREC.

Albert Tarancón, uno de los autores del libro, explicó que “de llegar a unos niveles de coste de un entorno de los 2 €/kg, en la próxima década, el hidrógeno renovable sería competitivo tanto con el hidrógeno de origen fósil, como con los combustibles actuales como el diésel o la gasolina, por lo que este nuevo vector energético estaría muy bien posicionado no sólo para el transporte y la industria, sino también para almacenar la producción eléctrica renovable”.

El desarrollo de la tecnología del hidrógeno será esencial en el marco del Pacto Verde Europeo y de la economía verde. Los autores del estudio de la Fundación Naturgy afirman que el despliegue de una economía del hidrógeno contribuirá a activar la economía española, “con decenas de miles de millones de inversión de ahora hasta 2050, y con la necesidad de formar técnicos y especialistas a distintos niveles”.

Este escenario futuro, sin embargo, requiere de una urgente regulación. Los expertos del IREC afirmaron que “dado que los nuevos usos y aplicaciones del hidrógeno renovable empiezan a ser ya una realidad a nivel de proyectos en ejecución en muchos países europeos, es preciso establecer una adecuada regulación y certificación de origen”.

ESPAÑA, EL PAÍS CON MÁS POTENCIAL

“España es un país bien posicionado en Europa para producir hidrógeno renovable a un coste competitivo y exportarlo a otros países de la Unión Europea”, según los expertos del IREC. “El potencial de producción de energía renovable de España está por encima de los 3.000 TWh/año, en un orden de magnitud superior al consumo actual de electricidad y unas 30 veces la producción corriente de energías renovables”, afirman, “lo que supone que existe capacidad para la producción de hidrógeno”.

El potencial de producción de hidrógeno verde es de 1.750 TWh/año gracias a las condiciones geográficas y climáticas del país, lo que equivale a 11 veces el consumo actual de gas natural (160TWh/año), excluyendo el utilizado para generación. Estas estimaciones lo sitúan como el país con mayor potencial de producción de hidrógeno de toda Europa, según el informe

HIDRÓGENO VERDE EN LA INFRAESTRUCTURA GASISTA

Según el director del IREC, “el hidrógeno renovable tiene también un gran potencial en el ámbito del almacenamiento de energía, que será clave para el despliegue de las energías renovables previsto en la UE para lograr los objetivos de descarbonización”.

“El sistema energético necesita afrontar una solución de almacenamiento para periodos cortos, periodos largos y periodos más estacionales, y la única solución que tenemos hoy en día es utilizar un gas”, explicó Morante, que añadió que, “con el hidrógeno, podemos convertir la electricidad en gas (power to gas), y conectar las dos grandes infraestructuras energéticas que ya tenemos, la eléctrica y la de gas, incrementando así su utilidad”.

“Este nuevo vector energético nos permitirá almacenar la producción renovable convirtiendo esta electricidad en hidrógeno, para inyectarlo posteriormente a la red gasista mezclándolo con el gas natural o para producir metano sintético, un gas equivalente al gas natural” según explicó Tarancón.

Por todo ello, los autores del informe consideran “el papel del hidrógeno renovable como gas renovable debe incluirse intensivamente en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima PNIEC 2021-2030 de España”.

En función de su origen y su proceso de producción, existe el hidrógeno gris (el que se usa hoy en día principalmente en la industria, y producido con materias no renovables), azul (se produce incorporando tecnologías de captura de CO2), y verde o renovable (opción renovable y libre de emisiones, producido por electrólisis, a partir del agua y la electricidad procedente de fuentes renovables).

El hidrógeno tiene características que le confieren propiedades para ser un elemento renovable capaz de proporcionar energía segura, económicamente competitiva y libre de emisiones de dióxido de carbono (CO2). No obstante, la penetración actual del hidrógeno bajo en carbono en el panorama energético mundial es todavía incipiente, por lo que el análisis de la Fundación Naturgy se pregunta por cuáles son los motivos y si las tendencias están cambiando, así como cuál es la ruta tecnológica que puede hacer posible su consolidación como vector energético en los próximos años.