Los secretos para disfrutar de un huevo frito sin engordar un gramo

El consumo de huevos fritos en España está documentado ya en el Siglo de Oro, cuando el gran Velázquez inmortalizó a una de sus musas elaborando este plato que se ha convertido en uno de los favoritos de los españoles. No hay restaurante que no incluya algún tipo de ración con huevos fritos (o tapas), o familia que no disfrute de unos buenos huevos frescos fritos y con patatas. Forma parte de nuestra gastronomía. Aunque muchos lo consumen con remordimiento pensando en la cantidad de calorías y grasas que estará sumando a su dieta. Sin embargo, hay formas de cocinar y comer el huevo frito para que no engorde nada de nada. ¿Te interesa saber cómo?

De hecho, el principal punto de partida a considerar es nuestra propia tolerancia al huevo. No hay dos personas iguales en cuanto a la capacidad de su organismo para tolerar y digerir el huevo cuando está pasado por la sartén. ¿Realmente engorda el huevo frito? ¿Cuánto? ¿Cómo prepararlos para que no engorden ni un gramo?

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HUEVO FRITO AL AGUA: MISMO SABOR, 50 CALORÍAS MENOS

HUEVOS FRITOS CON AGUA

¿Sabes que se puede minimizar las calorías que nos aporta un huevo frito sin tener que cambiar la receta original más que en un elemento? El toque que aporta un huevo pasado por una sartén no es el mismo que nos da el horno o el microondas. Pero si estás en una dieta o quieres reducir al máximo las calorías de tu plato de huevos fritos, toma nota: lo harás con agua. Sí. En vez de utilizar aceite para freír el huevo se sustituye por agua. El proceso es similar: calientas la sartén (tiene que ser antiadherente, eso sí), y cuando esté bien caliente, añades un chorro de agua; misma cantidad que si fuera aceite. Cuando se haya evaporado, viertes el huevo…et voilá! Ahí tienes tu huevo frito sin nada de grasas añadidas. La sal siempre al final.