La hostelería ha sido uno de los sectores más afectados por el coronavirus. La mayoría de bares, restaurantes y cafeterías tuvieron que cerrar sus instalaciones a mitad de abril y los que permanecieron abiertos solo podían atender al servicio a domicilio. Pero desde hace ya algunos días se intenta recuperar la normalidad.
A medida que avanzan las fases de desescalada los establecimientos hosteleros pueden recibir a un mayor número de clientes. Por el momento parece que el público ha respondido bien, y los primeros días incluso hay quien ha esperado más de una hora para disfrutar por fin de una cerveza o un café en su bar favorito. Sin embargo, la normalidad tardará mucho en volver, tanto que ahora estamos ante un nuevo tipo de consumidor que también supone un reto para los hosteleros.
5La hostelería descubre a un consumidor más paciente
Una de las grandes críticas que han hecho durante años los profesionales de la hostelería con respecto a su público es que siempre parece ir con prisa y no tiene nada de paciencia. Sin embargo, eso ha cambiado de forma notable. Ahora la gente parece tomarse las cosas con mucha más calma.
El cliente de un bar o un restaurante sabe que el camarero tiene que atender a la desinfección de las mesas, y que trabaja con un EPI que hace un poco más complicada su tarea. Además, debe respetar la distancia de seguridad en la medida de lo posible y extremar las medidas de higiene al manipular alimentos y bebidas. Esto hace que se tarde un poco más en servir lo pedido. Sin embargo, el consumidor ha reaccionado muy bien ante esto y no se muestra molesto con el hecho de tener que esperar.
