Claves para aliviar las crisis de ansiedad

Cuando estamos demasiado angustiados, no es raro que nuestra angustia pueda desembocar en una crisis de ansiedad. Aunque la ansiedad es complicada de gestionar, con las herramientas adecuadas no es imposible. Se trata de episodios momentáneos de miedo extremo que nos sobrepasa y que creemos que no podemos controlar.

En los peores casos, cuando da más fuerte, la persona que la sufre puede tener un sentimiento parecido a pensar que se va a morir. Aunque esto es bastante difícil, se puede conseguir rebajar gracias a nuestra mente. Lo primero que debemos hacer es descartar que estos episodios van relacionados con otro tipo de trastornos relacionados con cualquier tipo de enfermedad.

En el caso de que se repitan de forma más habitual de lo que nos gustaría, debemos contactar de inmediato con un especialista que nos pueda ayudar. Para saber qué hacer todas esas primeras veces o en casos que sean muy puntuales, existen algunas claves que debes conocer para aliviar las crisis de ansiedad.

3
Ser independiente y llevar una vida normal aliviará las crisis de ansiedad

ser independiente

En ningún momento debes dejar que la ansiedad pueda contigo. Para poder aliviar los síntomas, una vez que los tengas reconocidos, debes continuar haciendo tu vida normal. Para ir controlando todo lo que te ocurre, una buena idea es llevar un diario donde anotes cómo te sientes en cada momento. En el caso de que veas algún síntoma extraño, es el momento de pararse a reflexionar y prevenir la crisis.

La mejor clave es no dejar nunca de hacer nada. Que la ansiedad no te dé miedo. Debes poder seguir haciendo tu vida normal sin que te controle el pánico. Ya sabes que, gracias a la fortaleza de tu mente y a unos buenos ejercicios de respiración, podrás controlar en el caso de sufrir una nueva crisis. Por ello, estas serán tus mejores armas para enfrentarte a ello en el momento en que pueda aparecer.

En estos momentos, es mejor ser independiente. No optes por apoyarte en otros para superar eso que te da miedo. Cuando te escudas en otra persona, será como eludir tu responsabilidad cargándosela a otro. Esto es algo que no debes hacer, pues eres tú mismo el que debe aprender a controlar lo que siente y cómo lo siente en cada momento.