La piratería empaña el idílico auge de la lectura digital

Basta con googlear ‘Ebook gratis’ para que aparezcan infinidad de entradas en el buscador con enlaces para conseguir la versión (de cuestionable legalidad) de algún libro. Este es uno de los males que sufre el libro electrónico: la piratería. Lo cierto es que, la lectura en formato digital no atraviesa uno de sus mejores momentos. El Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de los Españoles en 2019 revela que el porcentaje de lectores de libros en soporte digital se ha estabilizado tras años de crecimiento.

El informe, que cuenta con la colaboración del Ministerio de Cultura, pero cuya elaboración se debe a la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) saca a relucir que el 29,1% de la población de más de 14 años lee en formato digital al menos una vez al trimestre. Este dato que puede interpretarse con cierto grado de optimismo, no lo es tanto si se tienen en cuenta años anteriores.

En 2010 el 5,3% de la población confesaba leer en este formato una vez al trimestre como mínimo. El porcentaje fue incrementándose hasta alcanzar en 2012 el 11,7%. El cambio más representativo se dio entre 2012 y 2017, año en el que la cifra se situó en el 27,2%. Un boom del ebook en toda regla. Sin embargo, desde ese pico de éxito y hasta 2019, la cifra de usuarios electrónicos a penas ha crecido dos puntos.

Si hay un dato preocupante que se desprende del informe es el método de descarga de los libros electrónicos. En este sentido se observan tendencias dispares. Más de la mitad de los españoles, el 54,7%, siguen optando por la descarga gratuita de sus lecturas. Este dato desprende cierto optimismo, puesto que, en 2011 este dato superaba el 70%. Por otra parte, el número de lectores de libros electrónicos que paga por descargar retorna a niveles de 2011 tras años de descenso, y se sitúa en el 35%.

ILEGALES A CONCIENCIA

Si hay una realidad más decepcionante que no pagar por un contenido que tiene precio, es descargar libros de manera ilegal a sabiendas. El 56,9% de los españoles que descargan libros en páginas pirata son conscientes de su ilegalidad. El 33,2% se respalda en el desconocimiento de la legalidad de las mismas. Y solo el 9,8% duda de si la página es legal.

Ante estas cifras cabe preguntarse qué es lo que se está haciendo mal. El mundo del libro debe tomar medidas para minimizar al máximo esta práctica. Ha costado muchos millones de descargas ilegales en audiovisual que aceptemos pagar por lo que queremos ver. Y aquí hay una deuda social con Netflix. Las plataformas de pago como Netflix, HBO, Prime Video o Filmin ha reeducado las tendencias de consumo de los españoles.

Es cierto que seguimos recurriendo a sitios web ilegales para algunas series o películas. No obstante, cada vez se torna más complicado encontrar a alguien que no esté suscrito al menos a una de las plataformas de VOD del mercado. Y así, el ámbito del libro tiene que seguir los pasos del audiovisual, pues algo han hecho bien.