Seguro que hemos oído algún caso cercano de una persona afectada por el ictus. De hecho, se ha convertido en la enfermedad más grave del Siglo XXI. Se trata de la primera causa de muerte en mujeres, la segunda en hombres y la primera causa de discapacidad en España. Además, se produce en todas las franjas de edad.
Se trata de una enfermedad cerebrovascular producida por la obstrucción de la circulación en un vaso sanguíneo o bien por su ruptura. La falta de riego sanguíneo puede tener importantes consecuencias para la persona afectada e incluso puede producir la muerte.
Cómo detectar un ictus
La clave del éxito para prevenir un problema grave tras un ictus es detectarlo precozmente. Para ello hay que estar alerta por si tú o alguien cercano se ve afectado por alguna de estos problemas, que podrían ser síntoma de un ictus inminente. Acudir a un médico en estos casos cuanto antes es importante para reducir los daños cerebrales.
Estos síntomas de ictus son pérdida de la movilidad o sensibilidad en medio rostro o en la mitad del cuerpo, pérdida repentina de la capacidad de hablar (nos cuesta vocalizar y que nos entiendan), dolor súbito de cabeza de alta intensidad (sin causa aparente y de manera poco habitual), sensación de vértigo, confusión, desequilibrio, y pérdida de la visión en uno o dos de los ojos, de manera parcial o total de forma brusca.
