En 2011, Amancio Ortega cedió el timón de Inditex a Pablo Isla. Confió en alguien externo para gobernar uno de los grandes grupos textiles del mundo. Y ahora, esta semana, tendrá que enfrentarse a una nueva prueba de fuego al adelantar, por primera vez en su historia, las rebajas de verano. Su extenso currículo empresarial avalaba su gestión desde hace años. Pero si echamos la vista atrás, el poder que acapara este empresario bien podría haber sido el mismo que llegó a ostentar Soraya Sáenz de Santamaría en el Gobierno de Mariano Rajoy. Un cambio de camino le alejó de su carrera política.
Isla, al que su entorno describe como un hombre discreto a la par que poderoso, tiene algo en común con muchos diputados y ministros de España y, en especial, con la exvicepresidenta del último Gobierno del PP. Y es que este se licenció en Derecho por la Universidad Complutense en 1987, siendo abogado del Estado con el número uno de su promoción el año siguiente. Muchos años después, en 1999, Sáenz sería nombrada también abogada del Estado.
Ni Isla ni Sáenz de Santamaría pertenecieron a la ‘Gloriosa’, la famosa promoción de abogados del Estado de España de 1996, bautizada así porque la gran mayoría de sus integrantes ocupa altos cargos, tanto en la administración pública –desde la presidencia de José María Aznar– como en la empresa privada. Pero ninguno de ellos puede quejarse del poder que amasan o han llegado a acaparar.
A Isla, el cargo le abrió primero las puertas de la administración pública. Entre 1989 y 1991 estuvo destinado en el Servicio Jurídico del Ministerio de Transportes, Turismo y Comunicaciones. Como miembro de este organismo, fue letrado asesor del Consejo de Administración de Retevisión. En 1991 se incorporó a la Dirección General del Servicio Jurídico del Estado.
Hasta aquí su carrera política no había hecho más que empezar. Aunque intercaló puestos en ambos mundos. En 1992, pidió una excedencia como funcionario para marchar al Banco Popular como responsable de la Asesoría Jurídica. Al año siguiente fue nombrado director de los Servicios Jurídicos de esta entidad.
Cuatro años, las puertas giratorias le devolvieron a un ente público. Hasta 1998 estuvo al frente de la Dirección General de Patrimonio del Estado. Ese año, el máximo ejecutivo de Inditex decidió tomar un camino distinto al de la exvicepresidenta y quedarse para siempre en el sector privado. De esta forma, se reincorporó al Banco Popular como secretario general.
En julio del año 2000 dejó de nuevo el Popular tras ser nombrado presidente del Consejo y copresidente de Altadis y de Logista, la filial de distribución de la tabaquera que hasta entonces también dirigía César Alierta –que en ese momento asumió la presidencia de Telefónica–. Los caminos de ambos directivos seguirían relacionados, pues en 2002 Isla fue nombrado consejero independiente de Telefónica. Desde enero de este año, también lo es de la multinacional Nestlé.
LA LLEGADA DEL PODER
En 2005, Amancio Ortega le coloca en Inditex como consejero delegado. Seis años después alcanzaría el puesto más alto al que podía aspirar: máximo ejecutivo del mayor imperio textil de España y del mundo. Un cargo por el que recibe, desde 2013, la nada despreciable remuneración fija de 3,25 millones de euros.
Y aunque los caminos con la exportavoz del Gobierno del PP se habían separado, existen paralelismos en la manera de llegar al poder. Es en esta época donde ella comienza a despuntar. Primero, en 2004 al conseguir un escaño como diputada. Más tarde, como portavoz del PP en el Congreso, y justo el mismo año que Isla alcanzaba la presidencia ejecutiva, Sáenz de Santamaría se convertía en la mujer con más poder político de España. Ostentaba la vicepresidencia, portavocía y el Ministerio de la Presidencia dentro del Gobierno.
En su caso, con el recién cambio de Ejecutivo a favor del PSOE, perdió poder. Quizás sea el ocaso de su carrera, o solo el principio de una nueva etapa si alcanza la presidencia de su partido. Pero lo cierto es que solo uno ha alcanzado la cúspide de su poderío.
FORTALECER EL LEGADO DE AMANCIO ORTEGA
Con Isla a los mandos, el valor de Inditex se ha multiplicado. Ha estado al frente durante un periodo de grandes cambios y retos. Y entre sus grandes logros destaca la transformación digital de la compañía, lo que permite al grupo textil estar presente casi en 50 mercados con venta online.
La expansióon también es culpa de este. Inditex cerró el primer trimestre de su año fiscal –desde el 1 de febrero al 30 de abril– con 7.448 establecimientos en el mundo y está presente en 96 países, entre ellos China y Rusia. Cuando Isla llegó había cerca de 1.600 tiendas.
Además, en octubre de 2017, Pablo Isla fue reconocido como el mejor presidente ejecutivo del mundo, según el ranking elaborado por la publicación ‘Harvard Business Review’. Tan solo un reconocimientos más de todos los que ha conseguido.
Su trayectoria en el mundo empresarial le ha llevado a lo más alto. Bajo su gestión no solo ha mantenido el imperio de Inditex, sino que lo ha reforzado aún mucho más. La duda siempre quedará en si esa gestión del poder le hubiera llevado a liderar algún ministerio. O incluso la propia presidencia del Gobierno. De momento, Pablo Isla seguirá siendo ese discreto hombre presidente de su gobierno.