FMI: La economía global crece a pesar de las tensiones sociales

Andrew Mayeda para Bloomberg

La economía mundial está ganando fuerzas y extendiendo lo que ha sido la recuperación más amplia desde inicios de década, incluso cuando temas como la desigualdad amenazan con desbaratar la estructura de la sociedad, informó este jueves la directora de Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.

Es probable que la previsión global actualizada del FMI sea “aún más optimista” cuando sea anunciada la próxima semana, aseguró Lagarde durante su discurso en la Universidad de Harvard. El organismo publicará sus Perspectivas Económicas Mundiales el 10 de octubre, en sus reuniones anuales en Washington. En julio, el fondo proyectó que la economía global crecería 3,5% este año y 3,6% en 2018.

Una “recuperación cíclica” en la inversión y el comercio de las economías avanzadas, especialmente en Europa y Japón, está creando un crecimiento mejor al esperado, explicó Lagarde. En el caso de los Estados Unidos, el incremento estará por “encima de la tendencia” este año y el próximo. Sin embargo, las previsiones podrían cambiar debido -en parte- a posibles reformas tributarias en ese país.

La previsión que el FMI anunciará la semana pasada podría ser «aún más optimista»

Casi tres cuartas partes del mundo están experimentando un repunte en términos de producto interno bruto. Además, según el FMI, el resultado final es la aceleración más amplia del crecimiento global desde comienzos de década.

Liderados por China e India, los mercados emergentes asiáticos continúan fuertes a medida que los pronósticos se han vuelto “un poco más claros” en otras economías en pleno proceso de expansión, incluidos los exportadores de productos básicos en el África subsahariana y América Latina.

Claridad en la economía

“Estamos viendo algo de claridad, pero el panorama no está completamente despejado”, señaló Lagarde en su discurso. Advirtió que la economía mundial enfrenta una serie de amenazas, desde los altos niveles de deuda en muchos países hasta la rápida expansión del crédito en China y la “asunción de los riesgos excesivos” en los mercados financieros.

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El crecimiento persistentemente bajo, que se mantuvo desde la crisis financiera de 2008, reforzó el problema de la inequidad y expuso “las debilidades a largo plazo” en la habilidad del mundo para adaptarse a los cambios tecnológicos y a la integración global, añadió Lagarde. “Nuestra fabrica social se está desgastando y muchos países están experimentando una creciente polarización política”.

El panorama más despejado establece un tono positivos para las reuniones del FMI de la próxima semana, que congregará a ministros de finanzas y ejecutivos de los bancos centrales de los 189 países miembros del Fondo. Otro tema que podría sensibilizarlos es el hecho de que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, no ha cumplido con la mayoría de sus amenazas comerciales, como la promesa de imponer aranceles sobre el acero y penalizar a las empresas que mudan su producción al extranjero.

Retroceso global

A pesar del crecimiento económico que se experimenta en todo el mundo, los esfuerzos de EEUU por reformar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y lograr un acuerdo comercial con Corea del Sur, aún están en marcha.

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En Alemania, el partido de la canciller Angela Merkel consiguió seguir en el poder en las elecciones del mes pasado. Sin embargo, una facción antiinmigración ganó un espacio significativo en la Parlamento de esa nación, lo que subraya el contragolpe contra la globalización en las economías ricas.

Lagarde sugirió que los bancos centrales deberían comunicar sus planes objetivamente y elevar las tasas a niveles más normales, para evitar las turbulencias del mercado y el endurecimiento de las condiciones financieras que podrían descarrilar la recuperación.

Sobre los países con finanzas públicas saludables, como Alemania y Corea del Norte, la directora del FMI dijo que deberían invertir más en sus propias economías; así como tratar de aumentar la productividad, lo que a su vez elevaría los salarios, a través de medidas como la reducción de la burocracia y un aumento en el gasto de investigación, desarrollo e infraestructura.