Jeff Green y Christopher Palmeri para Bloomberg
El presidente Donald Trump lanzó una serie de críticas contra la cadena de televisión ESPN, tras exigir una disculpa después de que la comentarista del canal, Jemele Hill, llamó al mandatario un “supremacista blanco”.
“ESPN está pagando un precio muy alto por su política (y mala programación”), expresó el mandatario vía Twitter en respuesta a los comentarios de Hill el 11 de septiembre. “La gente se está dando de baja en números RÉCORD. ¡Discúlpense por sus mentiras!
Lo llamativo es que el mandatario exige disculpas a la red, y no a Hill. Desde su ascenso al poder, las compañías estadounidenses han encontrado casi imposible mantener fuera del fuego cruzado partidista. General Motors, Campbell Soup, Walt Disney, Under Armour y Uber Technologies, se han enfrentado a las amenazadas y llamados a boicots de ambos lados, dependiendo de cómo los consumidores consideran su relación con la Casa Blanca.
El hashtag #boycottESPN atrajo más de 60.000 tuits, en su mayoría de personas que parecían ser conservadores
“La gente te mencionará si hablas o si callas”, dijo Leslie Gaines-Ross, estratega jefe de reputación de la firma de relaciones públicas Weber Shandwick. “Hay muchos riesgos y muchas recompensas para hablar. Depende de su base de empleados y de su base de clientes porque alguien se ofenderá”.
A pesar de que ESPN reprendió a Hill por difundir sus opiniones “en una plataforma que implica que estaba hablando en nombre de ESPN”, la compañía atrajo una oleada de críticas por no haberla despedido. ESPN no respondió inmediatamente al tuit de Donald Trump.
El hashtag #boycottESPN atrajo más de 60.000 tuits, en su mayoría de personas que parecían ser más conservadores en base al resto de su actividad en redes sociales, sostuvo David Berkowitz, director de estrategia de la firma de tecnología de marketing Sysomos. Muchas de las personas tenían banderas americanas en su perfil y lemas como “todas las vidas son importante”.
“Donald Trump, con razón o sin ella, es el punto focal de mucha ira”, observó Jason Maloni, fundador de JadeRoq LLC, una empresa de gestión de crisis que asesora sobre reputación deportiva. “Creo que es un terreno muy sensible para cualquier reportero”.
Bajo presión
ESPN parece particularmente vulnerable a la nueva ronda de críticas, ya que su modelo de negocios está bajo presión y porque su público tiende a ser más conservador que la población en general, según datos de Simmons Research. La audiencia es 27,5% muy o algo conservadora, contra 20,6% que dice ser liberal. El resto de los espectadores están en el medio de la vía, según los datos.
El movimiento Alt-right -controvertido grupo de choque ultraderechista que defiende a Trump- está ansioso por vincular los problemas de negocios de ESPN a su supuesta inclinación liberal. Un artículo reciente sobre Breitbart News declaró: “podemos estar cerca de un punto en el que la gran mayoría de los males del mundo se remontan a ESPN”.
El sitio también ha acreditado el supuesto sesgo izquierdista de ESPN con la disminución del rating de la NFL. Muchos de los partidarios del boicot señalaron que en 2016 la empresa despidió al analista de béisbol Curt Schilling después de que compartió una crítica en Facebook sobre la ley de Carolina del Norte que prohíbe a los transgéneros usar baños que no corresponden a su sexo.
Internos del canal también han dado credibilidad a los críticos de la derecha. En abril, la ancla de SportsCenter, Linda Cohn, fue al programa de radio de WABC en Nueva York y señaló que pagó en exceso por algunos de los derechos de los deportes sin ver una subida en la competición contra Netflix. Y también habló de política.
“Si alguien quiere ignorar ciertos hechos, está ciego”, afirmó. “Sentí que los viejos espectadores fueron puestos en un rincón y no se apreciaron con todos estos cambios. Se olvidaron de su núcleo”.
Más de dos tercios de los televidentes de ESPN están de acuerdo en que se mezcle deportes y políticas
Outkick the Coverage, un medio crítico constante de ESPN, informó que se llamó a Cohn tras su apreciación en Carolina del Norte y únicamente se le pidió que no fuese a trabajar. Hill, por su parte, no resultó castigada. Ambos son combustible para aquellos que sienten que ESPN tiene una agenda liberal.
La propia investigación de ESPN pinta un tono menos partidista y más satisfactorio para sus espectadores. Más de dos tercios de sus televidentes están de acuerdo en que se mezcle deportes y políticas, y casi un tercio piensa que ESPN es muy conservador, según una encuesta realizada en mayo por la red de deportes de Langer Research Associates. La misma encuesta señala que los conservadores y liberales calificaron a la red como un 7 en una escala del 1 al 10.
Cambios seculares
Los vientos en contra de ESPN hasta ahora han sido seculares, con un cambio dramático en la forma en que los aficionados consumen deportes. Uno de los mayores contribuyentes a los beneficios de Disney ha lanzado nuevos programas y aumentando su presencia en línea, ya que se enfrenta a una disminución en sus rating televisivos, en particular en SportsCenter.
El número de suscriptores de ESPN ha caído a 87 millones actualmente desde un máximo de 100 millones en el año 2011, según Nielsen, pero el canal privado por sí solo genera aproximadamente 7.500 millones de dólares (6.250 millones de euros) en honorarios anuales de suscripción.
Como parte de sus esfuerzos por seguir en el ojo del público, ESPN implementa software personalizado para rastrear lo que los fans dicen en las redes sociales, usando los temas en tendencias para encontrar problemas que los conductores televisivos discutan en vivo.
Aprecio al silencio
Los estadounidenses aún no están seguros sobre el papel que deben tener los líderes empresarios en el debate público, apuntó Gaines-Ross de Weber Shandwick. En una encuesta hecha en abril, se indicó que el 44% dice que los altos ejecutivos no debe opinar sobre política y el 35% cree que pueden hablar de temas sociales. Para los millennials, el 47% apoyó que los empresarios tomen una posición y el 36% se opuso.
Las empresas tienen que sopesar cuidadosamente tanto la reacción de los empleados y los clientes a cualquier situación dada. Kevin Plank, presidente ejecutivo de Under Armour, se enfrentó a pedidos de un boicot a los liberales en febrero por comentarios que parecían apoyar a Trump y luego otra vez en agosto de parte de los conservadores después de que dejará un comité asesor del mandatario.
“Hay gran aprecio por el silencio en estos días”, explicó Gaines-Ross. “Los millenials son más favorables a las compañías en las que su líder se expone públicamente”.