Es el fin de las grandes inversiones chinas en el fútbol europeo

La invasión de China al fútbol europeo parece haber terminado.

El Consejo de Estado de China limitó las inversiones extranjeras de empresas nacionales en clubes deportivos, según una nueva ordenanza, que acotará también las inversiones en el sector inmobiliario, según la agencia oficial de noticias Xinhua.

Formalmente, este viernes se colocó a los clubes deportivos en la lista de industrias para las que las empresas chinas tienen límites de inversión en el extranjero. Se trata de una campaña estatal que comenzó en 2016 para frenar las salidas de capital, incluyendo lo que China llama “inversiones irracionales”, para proteger al yuan de la depreciación.

Si bien estas limitaciones llevan meses, el anuncio es un signo claro de que el gobierno va en serio a la hora de revertir la inundación de dinero chino que se invierte en un estimado de 29 clubes de fútbol alrededor del mundo, incluyendo al AC Milan y al Birmingham City, durante los últimos cuatro años.

Grandes empresas chinas como Fosun International, propietaria de Wolverhampton Wanderers, un club inglés, recibieron el mensaje y respaldan la campaña gubernamental, como lo demostró este caso en particular en una carta abierta.

En España, el Dalian Wanda Group posee 20% del Atlético de Madrid

Alexander Jarvis, presidente Blackbridge Cross Borders, un asesor estadounidense en temas futbolísticos, dijo que “muchos de los inversores ahora buscarán vender”. Las nuevas ofertas desaparecen producto de las nuevas restricciones, aunque algunos encontrarán formas de esquivar las leyes, cree Jarvis.

Detrás del incremento de las inversiones chinas en fútbol alrededor del mundo se encuentra el propio gobierno. En 2015, el presidente Xi Jinping, un gran aficionado al juego, anunció un plan para transformar al país en campeón mundial en el deporte que jugó años atrás como estudiante.

Sus declaraciones han resultado en que los principales equipos de China han gastado cientos de millones de euros en contratar estrellas extranjeras como el delantero brasileño Hulk o el argentino Carlos Tevez, con la esperanza de que un mayor nivel de juego llegue a los equipos nacionales y ayuden rápidamente a construir ligas de clase mundial.

Pero mientras los clubes chinos gastaban vertiginosas cantidades en jugadores extranjeros, inflando los precios en todo el mercado, el gobierno restringió las adquisiciones de jugadores extranjeros a principios de 2017.

En el pasado, la prohibición a las adquisiciones en el extranjero se resolvió a través de financiación extraterritorial

Luego le tocó a las compras de los equipos. El inglés Southampton Football Club fue adquirido recientemente por el magnate Gao Jisheng, uniéndose al West Bromwich y al Aston Villa en la creciente lista de equipos británicos controlados por China. En España, el Dalian Wanda Group posee el 20% del Atlético de Madrid. A principios de agosto, el Sunday Times informó que un multimillonario chino que no fue identificado se acercó a los accionistas del Manchester United para sondear su interés en una venta.

Cuidado al hacer proyecciones

Ahora los vientos cambian. Compañías como Fosun, que compró el Wolverhampton Wanderers en 2016, son más prudentes hacia las inversiones deportivas.

Guo Guangchang, presidente de Fosun, escribió este mes que de no tomarse medidas, “los extranjeros nos tomarán como gente tonta con mucho dinero”, porque “el reciente escrutinio de las inversiones en el extranjero son necesarios, oportunos y pueden erradicar muchas inversiones irracionales.

Si bien la nueva legislación representa un obstáculo, no estancarán las inversiones. En el pasado, la prohibición a las adquisiciones en el extranjero se resolvió a través de un financiación extraterritorial, según Mark Dreyer, fundador del sitio web de China Sports Insider. El acuerdo del Southhampton, sin ir muy lejos, fue financiado a través de préstamos de un banco en Hong Kong respaldado por activos fuera del país asiático, según Bloomberg News que citó a personas familiarizadas con este asunto.

“Tendría cuidado al hacer proyecciones y pensar que esta legislación pondrá fin a todo”, dijo Dreyer.